Si existe un factor que abona al descrédito de las instituciones es la opacidad con que en muchas ocasiones se rigen gobernantes, partidos políticos y otros entes públicos. La rendición de cuentas en este país camina con cierta lentitud y a capricho de una élite.

La confianza es la base de cualquier relación humana y actualmente el ciudadano ha perdido la fe en que sus representantes populares cumplirán a cabalidad con el compromiso de transparentar las finanzas públicas.

Al político le cuesta trabajo entender que sin rendición de cuentas no hay manera de conectar con la sociedad organizada, quien a través de mecanismos muy definidos va intentando meterlos en una caja de cristal. Un ejemplo es la ley 3 de 3, que surgió con base en las declaraciones patrimoniales basadas en cifras irreales o inexactas.

La desconfianza hacia el político se labra con acciones tramposas; desde aquel que tiene muchas propiedades (producto de donaciones familiares) hasta quien publica montos ridículos a pesar de que su estilo de vida refleje lo contrario.

-Siempre me he preguntado ¿Todos los políticos que han hecho fortuna en la esfera pública la habrían podido amasar desde el ámbito privado? Quizá tengan habilidades que muchos mexicanos no entenderíamos o no poseemos-.

La sociedad ha sido testigo de la opacidad que predomina en todos los niveles de gobierno y Poderes del Estado; algunos casos más graves que otros pero al final sin la certeza de que el presupuesto se aplique de manera responsable, honesta y eficaz.

¿Por qué existe un afán de blindarse de la revisión de las cuentas públicas? ¿Qué esconden los gobiernos cuándo se clasifican expedientes que nada tienen que ver con la seguridad nacional? ¿Por qué costará tanto que los sistemas anticorrupción funcionen de manera autónoma? ¿Por qué tanto desprecio a rendir cuentas? Si el que nada debe, nada teme (como dice el clásico) todo debería fluir sin complejidad ni dudas.

Si bien la rendición de cuentas es una obligación constitucional y no un favor que conceden a la sociedad; los gobiernos han encontrado la forma de evadirla minimizando el derecho ciudadano a preguntar y conocer cómo funciona la distribución y ejercicio del gasto público.

El dinero público está concebido para la construcción de más escuelas y hospitales; atender a los más pobres, equipar a la policía, desarrollar la ciencia y la investigación; en vez de costear camionetas blindadas, escoltas y gastos superfluos que «desangran» al erario.

Si no fuera por el derecho constitucional del acceso a la información pública, México sería un país sumergido en el ostracismo total. Hoy ese mandato de ley ha puesto a temblar a varios personajes por sus excesos y enjuagues.

Los escándalos de corrupción en el país van ligados a la ausencia de cuentas claras; por eso los niños con cáncer que recibieron quimioterapias con agua, casas blancas, terrenos turísticos vendidos a parientes, encubrimiento al narcotráfico, obras privatizadas y disfuncionales, hospitales con desabasto, turismo legislativo, canapés de millón de pesos, etc…

Necesitamos un esquema de rendición de cuentas cuyo punto de partida sea la integridad pública donde se acentúen los valores de la ética y la moral. El 2018 ha empezado y más allá de que los partidos políticos postulen candidatos y candidatas competitivas necesitan garantizar su compromiso con la transparencia y la rendición de cuentas.

No rehúyan a mostrar quiénes son. Hablen con la verdad, sean honestos en la presentación de su 3 de 3 y compitan sin mezquindades. Recuerden que si ganan la elección tienen la obligación de representar a todos los ciudadanos con dignidad y transparencia. Esta elección inédita abre una gran oportunidad para enfrentar a la corrupción. Rendir cuentas habla bien de la nación. No la defrauden.

Les comparto mi participación en el Diálogo para una Cultura Cívica con el tema «Rendición de cuentas» que organiza la Junta Local del Instituto Nacional Electoral en Puebla y el Instituto Electoral del Estado en el marco de la estrategia nacional de Cultura Cívica (ENCCÍVICA), próximo 12 de septiembre en el CCU BUAP.

Mi cuenta en twitter @estradapaty

 

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