Standard &Poors Global Ratings consideró que ante los desastres naturales en el país con huracanes y sismos que han golpeado al territorio nacional en septiembre, las aseguradoras en México mostrarán resiliencia.

En la opinión de la Calificadora, la adecuada administración de riesgos catastróficos de las aseguradoras, la protección de reaseguro y el prudente entorno regulatorio que establece altos niveles de reservas de estabilización, ayudarán a equilibrar las pérdidas aseguradas.

Refirió que el mayor número de pérdidas aseguradas vendrá del sismo que sacudió a las regiones cercanas a la Ciudad de México como Estado de México, Puebla y Morelos.

No obstante, consideró que las adecuadas prácticas de administración de riesgos de las aseguradoras en México y su protección de reaseguro, junto con el prudente entorno regulatorio en el país mantienen a la industria en una buena posición para afrontar los costos de estos desastres naturales.

“En última instancia, no esperamos que estos desastres naturales tengan un impacto importante en la solvencia de las aseguradoras mexicanas que calificamos, que en general están bien protegidas con la cobertura de reaseguro y los prudentes niveles de reservas”, añadió.

Sin embargo, advirtió, si las aseguradoras utilizan sus reservas para catástrofes naturales para absorber los siniestros, su nivel de capital y utilidades podría disminuir, lo que potencialmente debilitaría sus calificaciones. Apuntó que dado el bajo nivel de penetración del seguro de no vida en México que suma 1.25 por ciento del PIB, las pérdidas aseguradas representen sólo una pequeña parte de los costos generales.

Reiteró que no se prevé que los desastres naturales tengan impacto en la solvencia de las aseguradoras mexicanas, no obstante que fenómenos pasados como Ingrid y Michael en 2013 provocaron pérdidas por cinco mil 700 millones de dólares y de mil 200 millones de dólares adicionales con Odile en 2014.

Las aseguradoras por lo general están bien protegidas con la cobertura de reaseguro y los prudentes niveles de reservas, de manera que algún ajuste en sus valuaciones dependerá de los márgenes de capital, su capacidad para obtener ingresos en los siguientes dos años y la intención de sus administraciones para reaprovisionar el capital perdido.

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