“La heroína se corta el cabello por amor”, “Sansón no perdió su fuerza, se la dio a alguien más”, bajo esas ideologías es como diversos alumnas y alumnos del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (Itesm) campus Puebla, así como de otras universidades, decidieron donar su cabello para niños con cáncer.

Y es que un grupo de alumnos de esa institución llevaron a cabo, por segundo año consecutivo, la campaña “Mi cabello su sonrisa”, con la finalidad de juntar más de 350 trenzas y con ellas realizar pelucas para menores de edad que padecen dicha enfermedad. La donación, que será para la Fundación Lepach, fue abierta al público en general.

“Como una decisión fuerte para su vida” es como calificó la acción, Margarita Alvarado y quien decidió cortarse el cabello para ayudar a la causa.

La chica, invitada por amigos, acudió al Tec donde las estilistas ya la esperaban, así como a cientos de jóvenes para cortarles sus trenzas.

“Significa mucho porque me gusta ayudar a las personas; estoy muy emocionada”, comentó, mientras sostenía su pelo en la mano y se veía sorprendida”, declaró.

En tanto, María Fernanda –otra chica que también se cortó el cabello para donarlo- comentó que le da gusto el haber donado para los niños con cáncer.

“Todos los que puedan donar su pelo deberían de hacerlo porque este crece y no pasa nada”, precisó.

Cabello de gran ayuda

María Haide Coutiño Soriano, estudiante de mercadotecnia y comunicación, y una de las coordinadoras del grupo, comentó que la idea es concientizar a los jóvenes y que su cabello puede ser de gran ayuda a un niño que tiene cáncer.

“Muchas veces nuestros donadores son gente que va pasando, lo ve, y entre sus amigos dice, va, me aviento y se lo cortan en el instante”.

Explicó que por lo menos se necesitan de 13 a 15 trenzas para hacer una peluca y aproximadamente 9 mil pesos por cada una.

“Esto es de gran ayuda para niños que no cuentan con los suficientes recursos para poder adquirir una peluca, además de que a veces los niños reciben bulling o rechazos, esto los hace mucho más seguros y pueden seguir adelante”, dijo.

La estudiante además añadió, que ojalá se volviera una costumbre, “dejar el cabello crecer hasta 30 centímetros y poder hacer este tipo de donaciones”, “a nosotros nos crece y hay niños que lo necesitan y si podemos tener el privilegio de que nos crezca dar nuestro apoyo”.

Parte de los requisitos de donación fue que la trenza tuviera un tamaño de 15 centímetros, que no tuviera camas, no estuviera decolorado o muy maltratado, y fuese un cabello limpio o sin ningún producto en él.

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