Corría el año de 1992 cuando un grupo de habitantes de la junta auxiliar de Sanctorum, ubicada en el municipio de Cuautlancingo, decidieron organizarse y perseguir su fe hacia la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México.

Ataviados con ropa cómoda y ligera, zapatos flexibles y aguantadores; algunos cargando algún cuadro o escultura de la Virgen Morena, emprenden el viaje a pie desde ya hace algunos años.

Antes de partir, preparan “su itacate”: algo de comida, agua, cobijas, ropa extra y sus ganas de lanzarse para dar gracias a la morenita del Tepeyac este 12 de diciembre.

Con los años se han ido uniendo cada vez más personas, en su mayoría jóvenes a quienes se les advierte que es un viaje de devoción y serenidad, y no para ir echando relajo. En este 2017 se unieron a la caminata alrededor de 35 personas.

Una de ellas es Aurora Cosel, quien describe que se atreve a ir caminando hacia la Basílica por la devoción que le tiene a la virgen, además de irle a dar gracias por todo lo que le ha dado durante el año y a pedirle que le siga ofreciendo salud y trabajo.

Y aunque hay días en que no comen o no desayunan por continuar con el recorrido y no les caiga la noche, la chica sostiene que su fe en la virgen es más importante.  En este 2017 es su tercer año el que se anima.

“Me han salido ámpulas en los pies por tanto caminar, pero le pido siempre a la virgen las fuerzas para poder ir a verla”, reitera.

Matiza que este tipo de experiencias y caminatas ayudan para inculcarles a las nuevas generaciones que vayan y continúen con esta tradición.

En tanto, don Marcelino fragoso, detalla a Síntesis que lleva alrededor de 16 años caminando a la capital del país saliendo desde Puebla.

Explica que durante el recorrido, además de cansado, es muy hermoso admirar pueblos y escenarios naturales como lo son el volcán Popocatépetl e Iztacihuatl al cruzar el denominado Paso de Cortes, e incluso, ver el amanecer.

“Cuando va uno caminando, va uno recordando momentos que uno pasó, entonces le vamos pidiendo a la virgen por la familia y que no pase nada malo”, indicó.

Asegura que “gracias a Dios” nunca le han salido ámpulas, aunque es el cansancio muscular por el que sufre.

La devoción

De acuerdo con las tradiciones populares, el martes 12 de diciembre de 1531, la Virgen de Guadalupe se le apareció por cuarta ocasión al indígena Juan Diego.

El hecho sucedió muy de mañana cuando el nativo de Cuautitlán salió en busca de ayuda para su tío enfermo. La Patrona de México se encontró con el humilde indito junto al Pocito donde le dijo que su tío ya se encontraba sano.

Así pues, le pidió que subiera a la cumbre del cerro del Tepeyac donde encontraría unas rosas, en una época y en un lugar donde no florecían, las cuales podría reunir y llevar ante el señor obispo como una prueba de sus milagrosos encuentros en los que solicitaba la construcción de un templo en las cercanías del lugar.

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