De acuerdo a las creencias, el 2 de febrero se viste con algún atuendo religioso elegante al Niño Dios, para indicar el término del ciclo de la Navidad, sin embargo, con el paso de los años la ropa se ha ido modificando.

Algunas personas llegan a los mercados o establecimientos donde arropan al niño Jesús, y en lugar de solicitar que se arregle a la imagen con algún atuendo blanco, azul o del señor de las maravillas –como comúnmente se acostumbra- piden que se vistan con alguna prenda de huachicol o con playeras y short de ciertos equipos de futbol.

Sin embargo, para el señor Oscar Pérez, quien lleva más de 50 años vistiendo a niños Dios, el ponerles atuendos diferentes a los religiosos, es una incongruencia, pues considera que “no se puede rebajar a Dios” de esa forma.

“Incoherentemente piden de futbolista o huachicolero, pero no se puede así, hay que tener buena fe, porque la fe mueve montañas”, aseguró.

No obstante, las personas por lo regular piden que se vistan a sus niños de Ropón, del niño del Rosario, de Tepeaca, o de la Candelaria, de San Judas Tadeo, y del Señor de las Maravillas.

Los precios para este tipo de vestimenta oscilan desde 120 pesos, hasta 300, dependiendo del tamaño de la imagen.

Los jóvenes pierden el interés por la tradición

Héctor Ulises Delgado Quintero, tiene 18 años, y desde los ocho su familia le inculcó en seguir con esta tradición, situación que a la fecha sigue desarrollando.

Lamenta que los jóvenes hoy en día no continúen realizando este tipo de arreglos al niño Dios, por ello, los exhorta a acercarse a Jesús porque él los va a guiar para seguir con estas tradiciones, “porque sino quién las va a hacer en el futuro”, precisó.

Para el chico, cambiarle la ropa al niño Dios, cada año, significa un agradecimiento de los favores recibidos cada año.

Héctor, lo viste del Sagrado Corazón de Jesús, de Cristo Rey, “que sea de Jesús, no de Ángel ni de Santos porque eso es bajarlo de categoría”, afirmó.

Una vez vestido el niño, se sienta en una bandeja adornada con guirnaldas de flores y dos cirios y es llevado en procesión a la iglesia, donde es bendecido por el sacerdote. De regreso a casa se guarda, junto con las demás figuras del Nacimiento.

El 2 de febrero se llevan a las iglesias a bendecir los Niños Dios y la fiesta se acompaña con tamales y atoles.

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