“La masculinidad es un constructo maleable, no está determinada por la biología ni es un “atributo” dado por la naturaleza; al contrario, la masculinidad se refiere a una construcción sociocultural que está presta para ser interpelada y reinterpretada mediante sus prácticas”, como atinadamente la define Mauro Antonio Vargas Urías, en la revista de la Comisión de los Derechos Humanos en su volumen 3 del año 2014.deben sumarse a las

Hablar de equidad de género no implica un beneficio exclusivo para las mujeres, sino que los seres humanos sin distinción de sexo, vivan en plenitud de sus garantías, que gocen de igual manera de sus derechos y obligaciones, al mismo tiempo tengan las mismas oportunidades en todos los ámbitos, como político, económico, social, laboral y hasta espiritual.

Por dicha razón considero oportuno hablar en esta ocasión sobre el tema de Masculinidades, término que en México se percibe como nuevo por lo menos en cuanto al manejo del concepto, sin embargo en la práctica ya se empieza a asumir socialmente en la práctica, por ejemplo ya no es tan extraño ver a un papá cargando a un bebé con su pañalera dirigiéndose a una guardería, o haciéndose cargo de algunas labores del hogar, cuando hace algunos años ese roll era  asignado equívocamente sólo a las mujeres, pero afortunadamente esos estereotipos se están modificando de manera más equitativa.

Es decir, hoy en día hablar de “ser hombre” o de “cómo son los hombres”, es un tema común, pero que se trata con poca reflexión crítica. Se debe ser claro en que el  hombre físicamente nace siendo hombre, pero socialmente aprende a ser hombre, es decir  esto lo adquiere en todos los espacios de socialización y educación; siendo más específicos se nace con genitales del sexo masculino, pero el ser hombre se aprende en la sociedad.

Para ahondar en el tema a continuación me permito citar textualmente conceptos básicos, incluidos en el material denominado “Caminos hacia la equidad”, información invaluable que fue diseñada profesionalmente por el Instituto Nacional de la Juventud en un manual  realizado en el 2009, y que considero muy importante retomar en esta columna.

En el citado material se define a la Masculinidad como “el conjunto de atributos, valores y conductas que son características de ser hombre.  Sin embargo, se emplea el conceptos de Masculinidades, ya que cada uno de los hombres, en su situación de vida concreta, es quien da significado a su masculinidad, por ello resulta imposible encasillar las experiencias en un solo modelo”.

En la vida cotidiana la masculinidad se expresa de múltiples formas, a través de la manera de ser, pensar, hablar, sentir, comportarse, y en los más diferentes ámbitos de lo social. Cada día son más los hombres inconformes con el modelo asignado y están buscando nuevas formas de ser hombres, lo cual significa le da más plenitud a sus vidas, debido a los modelos tan cerrados y estrechos que limitaban su capacidad de sentir, expresarse y hasta de amar. INJ (2009)

Según los estudiosos hay dos formas de masculinidad:

La Asignada que es la que la sociedad atribuye por el hecho de haber nacido con órganos sexuales  determinados y la Optada cuando un hombre libremente decide como asumirla. Estos dos tipos también los podemos relacionar en su propia relación entre hombres, la familia, la pareja y la salud.

En definitiva  “Los hombres deben sumarse a las dinámicas familiares participando activamente con una actitud respetuosa de los derechos humanos del resto de las y los integrantes de la familia, esto con el fin de enriquecer esas interacciones y en favor del entorno doméstico y personal.  A esto le denominamos paternidades integrales”. A. Vargas (2014)

Sin duda alguna la idea errónea que encasilla al hombre en su visión machista ha perjudicado mucho en las relaciones cotidianas entre hombres y mujeres, generando desigualdad, inequidad, injusticia derivando en su parte más extrema que es la violencia hacia las mujeres, por dicha razón considero muy importante visibilizar estas percepciones equivocadas. Lo cual a continuación se explica claramente, por medio de la información extraída del Manual “Caminos hacia la equidad”:

LAS RELACIONES CON LA PAREJA

La masculinidad asignada: Existen comportamientos que supuestamente le aseguran la armonía, la felicidad y el éxito al hombre. Por ejemplo, tener el control sobre el comportamiento de la mujer (decidir cómo se viste, a quién debe ver, de que debe hablar), así como las decisiones que afectan a ambos (donde pasear, qué casa comprar, dónde vivir). Un comportamiento típico de la violencia dentro de la pareja como en la solución de conflictos.

La masculinidad optada: Permite reconstruirse como una nueva persona dispuesta a compartir todo con su pareja en una relación de equidad y respeto recíproco, aprender a resolver los conflictos de manera dialogada, lo cual requiere personalidades más seguras, actitudes abiertas que sirvan  para resolver las cuestiones cotidianas.

LAS RELACIONES ENTRE HOMBRES

La masculinidad asignada: Se considera que los sentimientos que  se expresan hacia a otros hombres no debe ir más allá de la admiración y el respeto y por supuesto de “una fuerte palmada en el hombro”.

La masculinidad optada: Cada hombre elige la manera en que se relaciona con otros hombres, así como la forma de expresar sus sentimientos hacia ellos. Se asume que los hombres son capaces y tiene el derecho de expresar y experimentar de igual manera sentimientos que las mujeres, claro sin “ser afeminado”.

EN  LA FAMILIA

La masculinidad asignada: El hombre es el jefe de la familia, es quien manda, sabe qué es lo mejor para todos y todas y tiene siempre la última palabra. Se cree que, los hombres  deben ser atendidos por las mujeres y, con frecuencia, gozan  de supuestos “privilegios” por el solo hecho de ser hombres.

La masculinidad optada: Se reconoce que todos los miembros de la familia tienen los mismos derechos y obligaciones; se aligeran las cargas del trabajo doméstico al atribuirse por igual entre hombres y mujeres, se aprende a valorar ese tipo de trabajo; se fomenta el diálogo  y el respeto como una forma de vivir en armonía y mantenerse a la familia unida.

En el ámbito familiar los hombres que son padres asumen  que no es suficiente con tener y mantener a los hijos e hijas, sino que comparte necesidades y logros, aprender a crecer y a desarrollarse juntos. Entonces cuando se habla de paternidad responsable es cuando se asumen los compromisos de manera integral y completa donde existe equidad tanto interna como externa.

Finalmente cabe señalar que una sociedad sana se medirá por el tipo de individuos que vivan en ella, por ende, es bien importante que nazcan y se desarrollen en una sociedad que esté plagada de equidad, igualdad, armonía, en la que gocen con toda libertad de asumir su vida como la decidan y no llena de imposiciones sociales y tabúes.

Cualquier comentario lo puedes hacer llegar a mi correo: vicky_barbara@hotmail.com y te invito a que visites la página de esta columna  en Facebook. ¡Hasta la próxima!

 

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