Al ver la situación muy difícil en comunidades de la Sierra Norte de Puebla, los jóvenes de ahí se crean en la mente que “es muy difícil” sobresalir; pensar en estudiar una licenciatura y lograr una carrera es parte del estrés de cada día.
En su mayoría, los habitantes se dedican al campo, principalmente los hombres, mientras que las mujeres se enfocan al hogar o “las que corren con algo de suerte”, llegan a estudiar una carrera técnica.
“La situación es muy complicada como para tener recursos y salir a estudiar”, evidencia Monserrat Sierra Medel, quien hace unos años logró salir de su comunidad de Jonotla, gracias al programa Una Apuesta de Futuro.
En entrevista, detalló que buscar oportunidades de estudios más allá de esa población implica, no solo la colegiatura para pagar la universidad, sino el hospedaje, alimentación y transporte.
“Entonces cuando vemos que implica todo eso a veces los jóvenes si estamos a punto de perder la esperanza”, destacó.
Monserrat, gracias a este tipo de programas de apoyo, estudió medicina en la Upaep; ahora ha regresado a su comunidad con la finalidad de ayudar empezando a colocar un consultorio.
“Regresar con una preparación te cambia el panorama; porque cuando están en tu comunidad sí tienes ganas, pero luego piensas que no hay oportunidad”, precisó.
En esa misma visión la comparte, Gerardo Luis Pastrana, quien es egresado de la facultad de Ingeniería en Agronomía y formó parte del programa Una Apuesta de Futuro 2009. Es originario de la comunidad de Tlaola.
Evidencia que al terminar el bachillerato en su comunidad, para los jóvenes ya no hay oportunidades de seguir con estudios de nivel superior, “lo más cercano que tenemos es el municipio de Huauchinango y Xicotepec, pero están a una hora y media de la localidad”.
Incluso, sostuvo que regularmente de las generaciones que egresan del bachiller en esa localidad, “es muy raro” que continúe estudiando.
Con este programa en Upaep, la mayoría de los jóvenes provienen de la Sierra Norte del estado, y se ha ido extendiendo, no sólo en Puebla, pues también cuentan con estudiantes de Oaxaca, Guerrero, Chiapas y Veracruz. Se han invertido alrededor de 120 millones de pesos en estos 10 años, con el apoyo de distintas fundaciones y aportaciones voluntarias.
A los jóvenes no sólo se les brinda educación universitaria, sino también alojamiento, alimentación y manutención, para llevar a buen término su licenciatura.