A casi 200 kilómetros de la ciudad de Puebla, se localiza la comunidad de Guayabal, en el municipio de Nauzontla, Puebla; apenas lo habitan 100 habitantes, el 13,13% de la población es analfabeta (el 8,33% de los hombres y el 17,65% de las mujeres).
No obstante, esas barreras las rompió Eva María Juárez Cortés, quien en un año se convertirá en la primer persona y sobre todo mujer de su comunidad en lograr una carrera profesional, pese a las adversidades.
En el marco del Día Internacional de la Mujer, la chica conversó con Síntesis y dijo que su localidad es muy pequeña, por lo tanto a veces las oportunidades no existen ahí. Una mujer –describe- se tiene que enfocar en el campo o en el hogar al terminar los estudios básicos.
“Es muy difícil que allá estudie una persona porque las condiciones económicas son muy bajas”, reveló la joven.
Pero ella, con el ímpetu y las ganas que tuvo de ir más allá, logró conseguir una beca en la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep), a través del programa “una apuesta de futuro”, con lo que logró estudiar Ingeniería en agronomía.
Ya en octavo semestre de la carrera, la chica de 22 años evidenció que en su localidad no existen las posibilidades de estudiar o trabajar, por lo que la mayoría de la gente migra hacia otros lugares en busca de mejoras para cubrir sus necesidades.
“Soy la primer persona que decide tener una carrera, la primer profesionista próxima”, acentuó al plasmar una sonrisa.
Recalcó que varias compañeras suyas de secundaria o bachiller terminaron trabajando o casándose, formando una familia, “no está mal, pero a veces la vida te ofrece otras oportunidades”.
“Está bien que nacimos en una situación difícil económicamente, pero no por eso vamos a seguir estancados en esa realidad, sino, buscar nuevas alternativas y buscando cosas para ser mejor”, mencionó.
Rescatar al campo
Explicó que la decisión por estudiar agronomía es por que Guayabal es muy rica en cuanto a su biodiversidad; en dicha zona se produce en su mayoría el café, “mi plan como ingeniera agrónoma es regresar y darles mejoras alternativas a mi comunidad para que tengan una rentabilidad mejor en sus cultivos”.
Y es que acentúa que se da cuenta que en la localidad no le dan una mejora a los cultivos, lo que provoca la erosión de los suelos y por ende un mal producto.
El clima de Guayabal es de mucha lluvia, por lo que la gente a veces no tiene esas alternativas para producir sus alimentos, “se les hace salir a la ciudad a trabajar, se enamoran y nunca vuelven”.
Ante tal situación, Eva compartió que tiene toda esa necesidad de regresar, una vez que concluya sus estudios, para devolverle a su comunidad lo que ha aprendido a lo largo de la carrera.
Una familia difícil
Eva María es la hija más pequeña de la familia Juárez Cortés, conformada de cinco integrantes. Su mamá, es papá y mamá a la vez.
Sus dos hermanos mayores terminaron la secundaria y posteriormente se enfocaron a trabajar en la comunidad; no continuaron con sus estudios. Una hermana más, llegó hasta el nivel de bachiller.
“Entonces en la familia y en la comunidad, yo seré la primera profesionista y me siento muy contenta”, delineó.
Recuerda que cuando era pequeña su papá los abandonó; situación que la inspiró al ver a su mamá hacerse cargo de ella y sus tres hermanos.
“Tuvo esa valentía de sacar adelante a sus cuatro hijos; entonces es una bendición, es mi mayor orgullo y mi mayor ejemplo al lograr esto con nosotros, darnos hasta donde pudo de estudio, y ahora a mí me toca apoyarla”, sostuvo la alumna.