Die Wahlkampagnen haben begonnen. In einem kurzen Vergleich können wir einige Elemente identifizieren, die zwischen den Wahlprozessen in Deutschland und Mexiko scheinbar gleich sind, aber bei genauerer Betrachtung grundlegende Unterschiede aufweisen.
Einer von ihnen ist die Idee einer «Großen Koalition», die von «Por México al Frente» von Ricardo Anaya populär gemacht wurde. Der Kandidat besuchte Angela Merkel im März und erwähnte, dass die Koalitionsregierungen mehr Wohlstand bringen, und verweist auf das «GroKo» -Abkommen, das es dem Kanzler schließlich ermöglichte, eine Regierung zu bilden. Die Koalitionen in Lateinamerika sind jedoch nicht mit den europäischen vergleichbar. Der Unterschied besteht darin, dass in Mexiko die Koalitionen vor den Wahlen geschlossen werden, weshalb wir versuchen, möglichst viele Stimmen zu sammeln.
Dies impliziert, dass kleine opportunistische Parteien dazu neigen, sich großen Parteien anzuschließen, ohne auch nur ideologische Affinitäten zu haben, sondern mit dem Ziel, innerhalb der Regierung Zugeständnisse zu bekommen.
Bei anderen Gelegenheiten enden die Parteien der entgegengesetzten Pole zusammen in Koalition vor einer Wählerschaft. Am Ende versteht man nicht genau, welche politische Affinität sie repräsentieren.
Darüber hinaus war die GroKo in Deutschland eher eine Notwendigkeit als ein Wunsch, Neuwahlen zu vermeiden. Es wäre schwierig, die CDU / CSU und die SPD gemeinsam in einer Kampagne zu sehen.
Auf der anderen Seite haben die populistischen Parteien in beiden Ländern beträchtliche Erfolge erzielt, was größtenteils auf die Unzufriedenheit mit den vom Establishment geförderten Politiken zurückzuführen ist. Dies gilt nicht nur für Mexiko oder Deutschland, sondern für einen weltweiten Trend.
In Deutschland war Merkels unangefochtene Führung bei den letzten Wahlen bedroht. Und nicht nur die Strategie seines sozialdemokratischen Kollegen Schulz war schuld daran, sondern auch der Diskurs der Rechtspopulisten AfD. Gauland und Petry standen der Politik der offenen Tür, die zu einem Votum der Bestrafung und dem Aufstieg dieser Partei ins Parlament führte, äußerst kritisch gegenüber.
Im Gegensatz zu Deutschland weist der Populismus in Mexiko nicht nach rechts. Die Umfragen machen López Obrador zu einem Favoriten, einem Führer, der traditionell mit der Linken verbunden ist, der aber in letzter Zeit evangelikale und traditionelle Elemente in seinen Diskurs integriert hat. Außerdem sieht sich Obrador als Feind der «Elite».
Die AfD konzentrierte sich auf die Migration und die «Bewahrung» der nationalen Identität. Morena, Obradors Partei, konzentriert sich stattdessen auf einen «reinigenden» Populismus, der die Korruption der Regierung beenden will. Allerdings hat Obrador auch auf die Frage der nationalen Identität zurückgegriffen, insbesondere in Bezug auf Trump.
Schließlich gibt es die Verpflichtung zur Kontinuität. Als Kandidat der offiziellen Partei repräsentiert Meade das aktuelle Regime. Vielleicht ein bisschen ähnlich zu Merkels Fall in Deutschland. Im Gegensatz zur Kanzlerin ist Meade jedoch nicht der Favorit in den Umfragen – zumindest noch nicht – und die Sättigung der Bevölkerung könnte einen endgültigen Triumph für jeden der beiden anderen Kandidaten motivieren.
Der Aufstieg neuer Anti-Establishment-Parteien spricht von einer Bevölkerung, die den traditionellen Diskurs mit Misstrauen zu sehen beginnt. Es lohnt sich zu warten, wenn Mexiko bei den letzten Wahlen dem Trend der Deutschen folgt und vor allem die traditionellen Parteien unterstützt, oder wenn es der Partei, die die unsicherste Veränderung darstellt, die Mehrheit der Stimmen bekommt.
¡AHORA POR FAVOR EN ALEMÁN!
Campañas en México y Alemania: Populismo y Grandes Coaliciones
Las campañas electorales han comenzado. Haciendo una breve comparación, se pueden identificar algunos elementos que aparentemente parecieran comunes entre los procesos electorales de Alemania y México, pero que, mirándolos de cerca, tienen diferencias fundamentales.
Uno de ellos es la idea de una “Gran Coalición”, popularizada por “Por México al Frente” de Ricardo Anaya. El candidato visitó Angela Merkel en marzo y mencionó que los gobiernos de coalición traen más bienestar, refiriéndose al acuerdo de “GroKo” que finalmente permitió formar gobierno a la canciller. Sin embargo, las coaliciones en América Latina no son equiparables a las europeas. La diferencia radica en que, en México, las coaliciones se hacen previamente a las elecciones, por lo cual se trata de juntar la mayoría de votos posibles.
Esto implica que hay una tendencia a que pequeños partidos oportunistas se junten con grandes partidos sin siquiera tener afinidades ideológicas, pero con el objetivo de obtener concesiones dentro del gobierno.
En otras ocasiones, partidos de polos opuestos terminan juntos en coalición ante un electorado que no termina de entender exactamente qué afinidad política representan.
Además, en Alemania, la GroKo fue más una necesidad que un deseo, para evitar llevar a cabo nuevas elecciones. Sería difícil ver a la CDU/CSU y al SPD juntos en una campaña.
Por otra parte, los partidos populistas en ambos países han tenido un éxito considerable debido en gran parte al descontento de las políticas promovidas por el establishment. Esto no es exclusivo de México o Alemania, es una tendencia mundial.
En Alemania, el liderazgo indiscutible de Merkel se vio amenazado en las últimas elecciones. Y no fue sólo la estrategia de su contraparte social-demócrata, Schulz, la culpable de esta cuestión, sino también el discurso de los populistas de derecha Alternativa para Alemania. Gauland y Petry se mostraron sumamente críticos a la política de puertas abiertas que provocó voto de castigo y el ascenso de este partido al parlamento.
A diferencia de Alemania, en México el populismo no apunta hacia la derecha. Los sondeos ubican como favorito a López Obrador, un líder tradicionalmente asociado a la izquierda, pero que ha incorporado elementos evangélicos y tradicionales a su discurso últimamente. Además, Obrador se considera a sí mismo enemigo de la “élite”.
La AfD centró su discurso en la migración y la “preservación” de la identidad nacional. Morena, el partido de Obrador, se centra más bien en un populismo “purificador” que planea terminar con toda la corrupción del gobierno. Empero, Obrador también ha recurrido al tema de identidad nacional, sobre todo con respecto a Trump.
Finalmente está la apuesta por la continuidad. Como candidato del partido oficial, Meade representa al actual régimen. Quizás un poco parecido al caso de Merkel en Alemania. Sin embargo, a diferencia de la canciller, Meade no es el favorito en las encuestas –al menos todavía –, y el hartazgo de la población podrían motivar un triunfo definitivo para cualquiera de los otros dos candidatos.
El ascenso de nuevos partidos anti-establishment, habla de una población que comienza a ver el discurso tradicional con desconfianza. Vale la pena esperar si México sigue la tendencia de los alemanes en las últimas elecciones y apoya en su mayoría a los partidos tradicionales, o si terminará por darle su voto al partido que más representa un cambio incierto.