Atlixco. Las acciones aplicadas por el Gobierno del Estado de Puebla a través de la Secretaría de Educación Pública (SEP) por recomendación del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) rescataron a los niños de la región de Atlixco del limbo, en él se vieron inmersos tras el sismo del pasado 19 de septiembre, se evitó la deserción escolar, se redujo el estrés postraumático y se retomó el proceso enseñanza-aprendizaje a tiempo.

La idea de las aulas móviles surge a petición de la Unicef, a través de sus
representantes en el país, quienes con toda la experiencia obtenida dando apoyos
en todo el mundo en zonas de desastre, ya sean por fenómenos naturales o por
guerras, convencieron al Gobierno poblano que la mejor medicina para los niños
tras el sismo es retomar lo más pronto posible sus actividades escolares y de
cierta forma volver un poco a la normalidad.
Pressia Arifin Cabo, representante adjunta de la Unicef, en octubre del 2017 a casi
un mes del terremoto, señaló en entrevista que dos cosas eran necesarias para
atender a los niños en Puebla, primero regresar a clases y segundo crear espacios
socialmente amigables para poder apoyarlos con el tema del estrés postraumático.
De tal forma que a partir de que el Fondo de las Naciones Unidas se hizo presente
en Atlixco y la región comenzaron a moverse las cosas para rescatar a los
estudiantes de todos los niveles educativos del encierro en sus hogares en el que
se vieron sometidos tras el sismo, principalmente por la suspensión de clases
debido a los innumerables daños en sus escuelas.
Para la Unicef en ese momento la casa se convirtió en un lugar donde solo se
estaba girando sobre el mismo tema, el sismo, los padres manifestaban sus
temores delante de los niños, la televisión, la radio, las redes sociales, todo se
enfocaba en contabilizar y exhibir el desastre tras el desastre, algo que no
beneficiaba a los jóvenes, por ello urgía regresarlos a clases.

Escuelas en una caja y escuelas temporales

Indiscutiblemente la Unicef hizo su trabajo en Atlixco y la región, movió los hilos
necesarios para rescatar a los niños y jóvenes del miedo, de la deserción, de los
abusos. De primera mano llegaron con los representantes de esta organización
internacional las “Escuelas en una caja” y las “Escuelas Temporales”.
El municipio de San Juan Tianguismanalco fue el primero en verse beneficiado
con estos programas, al campo deportivo denominado ‘Olimpo’ de la comunidad

San Pedro Atlixco, donde se derrumbó la primaria y el preescolar, un lunes de
octubre llegaron 30 carpas resistente al polvo, la nieve, arenas del desierto, lluvias
y cualquier cambio del clima, armadas con pupitres, pizarrón y mesa para el
docente.
Aunado a esto se entregaron paquetes correspondientes a ‘Escuelas en una caja’
que contenían material como libretas, lápices y todo lo necesario para que 40
estudiantes y un docente, por paquete pudieran continuar con sus estudios.
La Unicef trajo a esta región un total de 50 carpas, 30 de ellas se quedaron en el
municipio de Tianguismanalco y 20 más en Atlixco en el campo deportivo de
Metepec donde de igual manera la escuela primaria Belisario Domínguez, la única
en la comunidad, estaba severamente dañada.
Cada una de estas carpas tienen la capacidad para 40 alumno, si se usaban en
ambos turnos se estaba beneficiando a 80 estudiantes por carpa y en global al
menos a cuatro mil estudiantes en la región. Otras comunidades beneficiadas
fueron Alpanocan y Tecuanipan del municipio de Tochimilco.
En cuanto a los paquetes con útiles escolares del programa ‘Escuelas en una
caja’, llegaron 100 para beneficial al mismo número de alumnos, los cuales se
entregaron a niños de San Juan Tianguismanalco, Atlixco y Tochimilco.
Al respecto, Pressia Arifin Cabo, vocera de la Unicef, señaló que este programa de
escuelas temporales y escuela en una caja fueron la oferta inicial que Unicef
planteó a la Secretaria de Educación Pública en Puebla y la distribución de las
mismas fue en coordinación absoluta con la SEP de Puebla tomando en cuenta a
las comunidades escolares más afectadas.
En cuanto al tiempo de permanencia de estas carpas, que la Unicef traslada por
todo el mundo para apoyar en este tipo de situaciones, es indefinido, la vocera del
organismo aseguro que estarán en el lugar hasta que sean necesarias en tanto la
reconstrucción avanzaba en Puebla para que los escolares pudieran regresar a
planteles seguros.

Espacios socialmente amigables
Tras un fenómeno natural de la magnitud que se vivió en Puebla y con la
suspensión de toda actividad escolar, niños y jóvenes tienen que permanecer en
sus casas, en el mejor de los casos y esto se da más en las zonas urbanizadas,
pero en el área rural los niños muchas veces andan solos por las calles,
acostumbrados a caminar por ellas sin temor, algo que sin saberlo los pone en
riesgo de sufrir algún tipo de abuso de cualquier índole.

Si sabemos que los niños pueden expresarse bien sobre sus enojos y emociones,
van mejorando, pero como cualquier experiencia mala en un desastre puede
tardar un tiempo, apuntó Arifin.
Por ello la inmediata siguiente propuesta por parte de Unicef fue la creación de
espacios socialmente amigables para atraer a los niños a lugares seguros y bajo
la vigilancia de adultos que además los ayudaran a digerir todo lo que estaba
sucediendo mediante técnicas de ayuda psicosocial.
De inicio en el Estado se contó con 11 espacios socialmente amigables que dieron
apoyo a niños en comunidades y en albergues con el objetivo de apoyar
psicológicamente a los niños tras el sismo, estos espacios fueron desapareciendo
conforme los albergues se fueron quedando vacíos y cuando los niños volvieron a
clases.
Para el caso específico de Atlixco, uno de estos espacios estuvo en el Instituto
Tecnológico Superior donde se encontraba el centro de mando y el albergue. Un
ejemplo de la ayuda que se otorgó en estos espacios fue a una familia que estuvo
en este albergue, proveniente de la colonia Ricardo Flores Magón en esta ciudad.
El pequeño se la pasa preguntando ¿cuándo va a volver a temblar?, a esto se
sumaba que sobreprotegía a su hermanita bebé, a la que besa constantemente.
“Eso es un efecto que no se puede ver físicamente, no se sienten seguros en
albergues con extraños, Unicef está apoyando con el gobierno para crear espacios
amigables, dentro de los albergues para que ellos puedan jugar sin miedo y
juguetes que son herramientas para el apoyo psicosocial y con expertos en este
tipo de traumas para trabajar con los niños emociones, temores, pensamientos
sobre el medio del terremoto”, declaró en su momento la vocera del organismo.

Aulas móviles
La última propuesta fue la construcción y asignación de 472 aulas móviles para
todo el Estado de Puebla, salones de clase maquilados con las medidas y
características especificadas por el organismo internacional para beneficio de más
de 200 mil estudiantes.
En su momento la secretaria de Educación Pública en la entidad Patricia Vázquez
del Mercado, señaló en entrevista con este medio era “urgente regresar a todos
los niños y jóvenes de Puebla a clases, porque entre mayor sea el tiempo de
espera, mayor será la deserción que se puede registrar”, señaló esto con base en
las recomendaciones emitidas por el Fondo de las Naciones Unidas.
De estas 472 aulas, 120 fueron destinas para esta región; 83 para Atlixco, seis
para Huaquechula, 29 para Tochimilco y dos para Santa Isabel Cholula,
beneficiando a tres mil 600 alumnos al menos, ya que cada salón está diseñado para albergar a 30 estudiantes, pero es preciso señalar que en algunos casos los
planteles tenían doble turno por lo que el número de beneficiados aumenta
significativamente.
Las primeras 25 llegaron a la junta auxiliar de Metepec en Atlixco, se instalaron en
el campo deportivo del lugar, posteriormente llego otro tanto a la unidad deportiva
norte para la comunidad escolar de la escuela secundaria federal Doctor Gabino
Barreda.
Llego el turno también para la escuela primaria Lázaro Cárdenas y fueron llegando
a cada una de las escuelas donde se requirió conforme se iba terminando su
fabricación la última en recibir los 18 bloques que le tocaron para sus 600 alumno,
ya en enero del 2018, fue la primaria Centro Obrero Federal que hasta el momento
es la única en la ciudad que se ha quedado sin edificio, debido a los graves daños
estructurales que tiene el inmueble.
En su momento los agradecimientos no bastaron tanto para las autoridades
escolares, municipales y estatales, al igual que para Unicef, pero con el paso de
los meses, las cosas han cambiado.
De igual manera la permanencia de estas aulas es indefinida ya que estarán a
disposición de las instituciones educativas hasta que ya tengan sus instalaciones
rehabilitadas, aunque en un inicio se habló de un año, actualmente hay casos
como el del Centro Obrero Federal en el que el tiempo se sigue extendiendo.

La realidad de las aulas móviles
Lo que tras los primeros meses después del sismo fue la tabla de salvación para
los niños y su proceso de enseñanza-aprendizaje hoy, en algunos casos, se ha
convertido en un verdadero peregrinar para los padres de familia.
De entrada, la reubicación, puesto que fueron llevadas a instalaciones donde se
pudiera maniobrar, debido a sus dimensiones, para ingresarlas a un área segura,
por ello las unidades deportivas fueron los lugares idóneos, pero eso significo para
los padres tener que recorrer distancias más largar diariamente para llegar al
centro de estudio.
Posteriormente los servicios básicos; luz, agua, sanitarios, tienda escolar,
seguridad asuntos que han ido resolviendo con el pasar de los días. Por ejemplo,
en las aulas que ocupa el Centro Obrero Federal, los padres se organizaron para
formar cuadrillas de vigilancia, solicitaron al Sistema Operador de Agua Potable y
Alcantarillado del Municipio (Soapama) el suministro del vital líquido para los
sanitarios del lugar y para tener conque lavarse las manos tras usar los 10
sanitarios móviles que les presto el Gobierno.

Cada salón en este plantel contaba con un garrafón de agua para que los alumnos
pudieran saciar su sed en cualquier momento, pero debido a la reglamentación
que rige el uso de las aulas no está permitido introducir líquidos al lugar por ello
tuvieron que adaptar lonas, mesas y dispensadores de agua en el exterior.
Pese a todo esto los niños y jóvenes que hoy en día toman clases en las aulas
móviles fueron quienes más fácilmente se adaptaron a su nueva vida escolar, a
decir del presidente del comité de padres de familia de la escuela primaria Centro
Obrero Federal, el señor Javier Ramos Cerón los menores se adaptaron
rápidamente.

“Es más ellos están felices por el gran espacio que hoy tienen para jugar,
obviamente de entrada les gustaron las aulas, finalmente era algo nuevo a
comparación de los salones que tenían, lo único de lo que se quejan es del
espacio en el interior, ya que es reducido y normalmente los grupos en esta
escuela son numerosos”, apuntó. 

En tanto en la escuela secundaria federal Doctor Gabino Barreda, los estudiantes
de igual manera se adaptaron rápidamente a esta nueva forma de recibir clases y
gracias al apoyo de la SEP con el envío de ayuda psicológica se pudo subsanar
todo el tema del estrés postraumático logrando con ello que se cumplan los
programas escolares a tiempo, indico en entrevista el director de Romeo Campos
Sánchez.

El gran pero de las aulas, la energía eléctrica
Hoy son hornos o hieleras dependiendo de la hora del día y a falta en muchos de
los casos de la energía eléctrica necesaria para que funcione adecuadamente el
sistema de climatización, ya que hacer la instalación necesaria para que aguante
la sobrecarga tiene un costo aproximado de entre 20 y25 mil pesos, que debe
absorber el comité de padres de cada escuela.
Esto sucedes específicamente para aquellos que recibieron más de diez aulas
móviles, las cuales cuentan con un sistema de clima en el interior, que difícilmente
es usada debido a la gran cantidad de energía eléctrica que utiliza.
En el caso específico de la escuela primaria Centro Obrero Federal, de inicio se
conectaron todos los bloques al sistema básico de la unidad deportiva, pero no
soportaba la carga, tanto así que el pasado 18 de abril se generó un cortocircuito
que puso en riesgo a un salón con 26 niños, además de que dejo sin energía
eléctrica al resto de las aulas por dos días.
El presidente del comité de padres de familia, Javier Ramos Cerón, indico que ya
acudieron al Ayuntamiento, a la SEP y no les dan respuesta en cuanto a que se
les otorgue un transformador para que soporte la carga y funcionen al cien por ciento las aulas, tal y como fueron diseñadas,; “pero solo se echan la bolita, tal
parece que quieren que nosotros nos hagamos cargo de eso, pero la verdad no
tenemos el recurso, por ello en invierno venían bien abrigados y ahora en
primavera cada salón al menos tiene un ventilador”.
En tanto en las secundaria federal Doctor Gabino Barreda, los padres de familia al
ver esta situación y tomando en cuenta que en ese nivel escolar la hora de
entrada es más temprano por lo que en diciembre el frio se sentía con mayor
intensidad optaron por hacer una portación y con ella se logró la instalación de un
transformador por parte de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y de un
tablero donde cada aula tiene su registro adecuadamente instalado, así lo relato el
director, Romeo Campo Sánchez, quien detalló además que la instalación del
transformador fue por 15 mil pesos, más los 10 mil del tablero.

¿A dónde irán las aulas?
Esa es la pregunta que se siguen haciendo los directores de los planteles que han
sido beneficiados, unos dijeron que las llevaran otras zonas del Estado donde
hagan falta, pero tienen la esperanza de que la SEP Puebla les permita conservar
algunas, a las cuales pueden darle diversos usos tras regresar a sus instalaciones
originales.

“Yo espero que la secretaria de Educación Pública, Patricia Vázquez del Mercado
nos permita conservas unas cinco, porque he pensado que, en ellas, cada una de
las academias puede tener un espacio donde preparar clases, tener su material
didáctico, en fin, muchos usos se nos ocurren”, comentó Romeo Campos
Sánchez, director de la federal Gabino Barreda.

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