Tehuacán. La Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán (RBTC) posee alrededor de 135 especies de reptiles, entre los que destacan la víbora de cascabel, coralillo, monstruo de gila, iguana negra y verde, bejuquillo y heloderma, éste último considerado uno de los dos saurios más venenosos del mundo.

Así lo afirmó Juan Manuel Salazar Torres, subdirector del Área Natural Protegida (ANP), ubicada en el centro del país, misma que ocupa una extensión de 490 mil 186 hectáreas y está integrada por 31 municipios de Oaxaca y 20 de Puebla.

México es reconocido a nivel mundial por su enorme cantidad de víboras de cascabel con 25 especies, lo que representa el 80 por ciento del total registradas en el continente americano, subrayó.

Expuso que la familia de las cascabeles proviene de un linaje muy antiguo que se remonta  a aproximadamente 250 millones de años, a lo largo de los cuales ha desarrollado mecanismos de supervivencia que le han conferido supremacía como uno de los depredadores más prominentes del reino animal.

Si bien, su sola presencia provoca un gran terror, generado por el poco conocimiento que se tiene de ellas, añadió que cuando el primer hombre apareció en el planeta las serpientes de cascabel ya estaban ahí.

Desde hace miles de años el hombre rodeo de un halo de misterio a estos animales, convirtiéndolos, incluso en deidades que conformaron la cosmovisión de las antiguas culturas del norte y de Mesoamérica.

Lo místico de las serpientes perdura hasta nuestros días, siendo una de las especies menos comprendidas y menos valoradas desde el punto de vista ecológico.

De las cascabel se ha escrito y hablado extensamente y muy a menudo erróneamente, ya que buena parte de las aseveraciones se han generado en base a hechos no comprobados, mezcla de fantasía y realidad, lo que ha puesto en riesgo la supervivencia de esta especie.

Entre los mecanismos de supervivencia adoptados por tales especies, citó, el gran inventario del cascabel o crótalo (de ahí su nombre), el cual evolucionó como una opción disuasiva de tipo sonoro, dado que donde viven es más fácil oírlas que verlas.

Este famoso cascabel está formado por queratina (como las uñas de las personas) y a medida que va creciendo va separándose uno de otro generando ese peculiar sonido.

Dijo que es totalmente falso que el número de cascabeles determine la edad de la víbora ya que esto depende de la cantidad de mudas de piel que tenga y, a su vez, está relacionado con su alimentación, humedad, salud, así como con los accidentes que pueda tener en el camino al friccionarse con las rocas o plantas espinosas, características del lugar donde habita.

Otros mecanismos de supervivencia se tienen en su aparato inoculador de veneno que es uno de los más mortíferos del mundo y coloca a las cascabeles como el género más evolucionado de los ofidios (familia a la que pertenecen todas las víboras y serpientes)

Tal aparato está capacitado para apresar y predigerir a sus presas y no para lesionar a sus agresores. El aparato termo-sensor formado por las fosetas (orificios debajo de la nariz, el cual está apoyado por su lengua), capacita a la víbora para poder seguir el rastro de calor de su presa.

Las víboras de cascabel necesitan tomar el sol para poder moverse ya que como todos los reptiles son de sangre fría y esto provoca letargo en ellas.

Además, son sordas, puesto que no poseen orificios auditivos pero lo compensan con sus otros súper sentidos. Son animales solitarios la mayor parte del año, solo durante la época de reproducción o invernación, si es que ocurre, se reúnen en números más o menos importantes.

Paren a sus crías vivas, esto es, retienen los huevos fecundados en el interior del cuerpo de la madre hasta que llega el momento de expulsarlos. Tienen enemigos naturales como los falsos coralillos, chirrioneras y las culebras índigo o arroyeras.

El canibalismo es común, sobre todo, en algunas especies, depredando las más grandes a las juveniles y también hay aves que se alimentan de ellas como las aguilillas, el águila real, el tecolote y el correcaminos.

Los mamíferos que las consumen están representados por zorrillos, tlalcoyotes, coaties y algunos felinos salvajes y animales domésticos como el perro y el cerdo.

Empero, el peor depredador de estas especies es el hombre, quien las mata por temor, ignorancia o para traficar ilegalmente sus pieles, veneno, carne y huesos, mismos que se emplean en la medicina tradicional.

Su papel en la ecología es vital, una vez que controlan plagas de roedores en los cultivos y en las zonas naturales donde habita, por lo que es preciso respetar esta especie y  hacer  conciencia de su valor biológico.

De hecho, recalcó que es vasta la riqueza faunística de esta reserva, cuenta con aproximadamente 102 especies de mamíferos entre los que sobresale el murciélago (con más de 36 especies, imprescindibles para la polinización de los cactus y otras plantas de la región), el puma (depredador del venado cola blanca, que amerita un estudio poblacional, pues es sumamente raro), además de pequeños mamíferos como los jaguarundis, zorrillos, zorras, coyotes, mapaches, venados cola blanca, pecaríes de collar, tejones, nutrias y ardillas.

En aves registra 356 especies, entre ellas la guacamaya verde, el trogón, el correcaminos, las palomas, los tecolotitos enanos, el pájaro carpintero, los halcones, las aguilillas y un sinnúmero de pájaros de percha. De igual manera, se tienen identificadas 14 especies de peces, algunas endémicas como la carpita de Tepelmeme, especie en peligro crítico de desaparición.

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