El Presidente Enrique Peña Nieto llega al fin de su administración. Antes de que empezara, cuando era candidato el actual mandatario, advertí que este hombre no tendría un rumbo en su camino sexenal.

Él pensaba que ser Presidente de la República era una chamba un poquito más comprometida que el ser Gobernador, de hecho lo dijo en una entrevista y después se dio cuenta que estar al frente de un país es mucho más complicado, porque representa un compromiso sin igual.

En un análisis de su sexenio, el actual mandatario falló en muchos rubros. Uno de los más importantes fracasos de Peña Nieto es la seguridad, donde el propio Presidente reconoció que no pudo consolidar una estrategia en México porque hubo cambios en los gobiernos de los estados que hicieron que no pudiera coordinarse correctamente con todos, esa es su explicación. Esta justificación no merece siquiera una discusión.

El estigma de su sexenio fue la corrupción y podríamos pensar que el ejemplo más grande sería su casa blanca, definitivamente no estoy de acuerdo.

La casa blanca es un síntoma, pero no es la corrupción del Presidente, ni de su sexenio, ni de su gabinete, ni de sus colaboradores, ni de sus amigos ni de sus compadres.

Peña Nieto deja muchos casos de corrupción que deberán ser investigados hasta sus últimas consecuencias como el tren rápido a Toluca, que no se tiene fecha de conclusión y que cuando se terminé será escandalosamente más cara.

¿Qué resultado tenemos con el nuevo aeropuerto internacional de la Ciudad de México? Que no sabemos si se va a seguir la obra, acabarla, lo que si sabemos es que va muy por encima de su costo, ya será una potestad del próximo gobierno si cancela o no.

¿Qué ha pasado con las carreteras? No es uno, son muchos socavones, tenemos carreteras mal hechas, estructuralmente hablando. Desde el punto de vista técnico, las obras de infraestructura son catastróficas, en todos lados, en todos los aspectos, esfuerzos que significaban abatir el costo país.

¿Qué sucedió con el tren ligero a Querétaro? Simplemente no se realizó por problemas de presupuesto, pero en el fondo no fue por eso, sino porque se encontró un escandaloso frade. Otra vez con sus amigos y con sus compadres.

El desempeño en todas las secretarías de Estado fue lamentable. En la cancillería mexicana junto con la Secretaría de Economía, los resultados han sido negativos. Tan solo en las negociaciones para actualizar el Tratado de Libre Comercio, el Presidente Trump ha dicho que se siente más cómodo con el Presidente López Obrador que con el capitalista Peña.

En todos lados, en todas partes del gobierno de Peña Nieto, nos encontramos con un sexenio de lamento por su corrupción, por su impunidad, por la falta de ejercicio del Estado de Derecho en todos los órdenes de este país.

Y, por si fuera poco, la administración de Peña Nieto nos está dejando casos que nos indignan. La exoneración de Elba Esther Gordillo y la rebaja de condena para el ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte.

En diversas entrevistas, Enrique Peña Nieto ha calificado como el más grande acierto de su gestión a las Reformas estructurales. ¿Cuáles son sus resultados? la educativa se la va a tirar Andrés Manuel, la de Telecomunicación no dio los resultados esperamos y ¿la fiscal? ¿Estás de acuerdo en lo que pagas de impuestos tan sólo en las gasolinas? Las reformas son una catástrofe.

Enrique Peña Nieto no es uno de los peores presidentes de la historia, es el peor. Este no es uno de los peores sexenios, es el peor.

En los últimos días del actual Presidente, los medios le han preguntado qué va hacer cuando termine su gobierno, a lo que contesta “todo, menos política” cosa que se lo agradezco, personalmente.

 

@PedroFerriz

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