Andrés Manuel López Obrador ganó le elección el 1 de julio entre otras cosas, gracias a que mantuvo una estratégica comunicación durante el gobierno del DF, después del malogrado plantón en la capital del país, debido a los graves errores del PRI y su gobierno y a una acertada campaña electoral en el 2018.

Esto es: le pongo un monumento por su acertada planeación y ejecución de la estrategia de comunicación en los últimos 18 años.

Sin embargo, su primer error serio, realmente grave, lo cometió este fin de semana cuando aseguró que México se encuentra en “bancarrota”.

Ayer mismo el presidente electo ya salió a aclarar y a disculparse –indignado- de la indignación de muchos por el uso de esa “palabra, ese concepto”.

No, señor López Obrador. No se trata de una “palabra o concepto” cualquiera. Es un término técnico que es utilizado para describir la imposibilidad de una economía para enfrentar sus compromisos financieros.

Así de fácil.

Es una palabra muy difícil de usar porque precisamente tiene implicaciones que la lengua española le otorgan.

No es sólo un «concepto».

La implicación técnica es del todo brutal.

Para una economía no hay palabra a la que más se le tema que la bancarrota.

Y no defiendo a la economía que rigió el presidente Enrique Peña Nieto y su gobierno.

No defiendo el modelo económico impulsado por Carlos Salinas de Gortari y prolongado por Ernesto Zedillo y después los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón que han propiciado un mediocre crecimiento económico.

Es más: las teorías económicas más recientes hablan del fracaso de la política económica neoliberal, mismo esquema que nos hace comprender lo mediocre del crecimiento económico e incluso cuestionar si el desarrollo económico es lo que México necesita.

No, señor presidente electo: lo que no puedo soportar es que utilice una palabra sin conocer su significado e implicación técnica. Los peligros de usar el lenguaje sin conocerlo es aumentar el nerviosismo de los inversionistas extranjeros.

Eso es lo que es grave.

Y es grave lo que puede ocurrir después. Me preocupa que el riesgo país pueda deteriorarse por la calificación que le da a la economía nacional el hombre que va a gobernar este país seis años con el congreso comiendo de su mano.

Eso me preocupa.

Guardo esta columna para los próximos tres años porque temo –quizá es sólo una conjetura- que este error puede no serlo. Mas si forma parte de una estrategia deliberada para abonar temor en un terreno previo a la toma de decisiones drásticas, algo grave puede pasarle a este país.

Un presidente no puede salirnos con que fue mal interpretada una palabra que usó. Es tanto como hacer memes del corazón que Peña Nieto intentó formar con sus manos. Como si al país le importara eso.

Gracias y nos leemos el viernes, espero ya, con menor dolor de cabeza por la pifia que acaba de cometer AMLO, el dios salvador que con varita mágica resolverá los problemas del país.

Desde los corrillos:

Pésima fue la actuación de la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios “Rafael Ramírez” (FNERRR) durante una manifestación realizada hoy frente a Casa Aguayo.

¿Sabe usted que por un buen rato pusieron en jaque la circulación vehicular en la 14 Oriente y Garibaldi?

¿Sabe usted que a la vuelta está la Cruz Roja, y esta manifestación bloqueó cualquier acceso de Oriente a Poniente?

¿Sabe usted que exigían recursos económicos para irse a Acapulco a un festival musical?

 

¿Sabe usted que la secretaría general de Gobierno les ofreció apoyo en especie para su viaje, pero su líder exigió el dinero efectivo?

Es terrible que organizaciones como ésta sigan haciendo lo que quieren, afectando a miles de automovilistas y usuarios del transporte público.

Twitter: @erickbecerra1

Facebook: @erickbecerramx

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