Cuando una persona se mete a la mafia del robo de combustible inicia como halcón, quien se dedica a vigilar que no se acerquen autoridades municipales, estatales o federales a donde se están llenando los contenedores de forma ilegal.

En esa etapa, un “halcón” comienza a ganar entre tres mil y cuatro mil pesos a la semana. Pero para convertirse en huachicolero no es rápido, ya que se debe ir escalando en la cadena de mando.

En la zona del Triángulo Rojo, en Puebla, fue hace cuatro años cuando comenzó a dispararse lo del robo de combustible, así lo narra un huachicolero de la demarcación, quien asegura que hoy en día debido a las operaciones del plan contra el huachicol que emprendió el gobierno federal, ha bajado la actividad y por ende sus ganancias.

Desde una zona de terreno, el señor recuerda que cuando inició como halcón, le pagaban entre tres mil y cuatro mil pesos, y lo que hacía es andar en la moto vigilando que no se acercara alguna autoridad estatal o federal al lugar donde estaban ordeñando los ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex).

Conforme pasó el tiempo, lo invitaron para que ya se dedicara a perforar la tubería y extraer el combustible para comercializarlo de forma ilegal.

Yo empecé como halcón, me pagaban tres mil pesos, cuatro mil a la semana por andar en la moto; luego me ofrecieron más para que les ayudara a ordeñar a los ductos porque me daban 15 o 20 mil pesos a la semana”, reconoció.

No obstante, la época dorada del huachicol al parecer se está terminando, pues en palabras del señor, quien se dedicó por varios años, hoy admite: “actualmente la verdad ya es muy complicado”.

Y es que el gobierno federal ha cerrado el ducto Minatitlán-México, que atraviesa los estados de Veracruz, Tlaxcala, Estado de México, Ciudad de México y Puebla, ésta última localidad donde se ubica el denominado Triángulo Rojo (Acatzingo, Palmar de Bravo, Quecholac, Tecamachalco y Tepeaca).

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