La visita de Marko Cortés, líder nacional del PAN a Puebla, fue un manotazo en la mesa.
Una sacudida, con cortesía, como es él, pero con firmeza.
Los panistas tienen que entender los nuevos tiempos.
Tienen que entender que están a punto de entrar a una guerra sin cuartel, sin recursos, sin su líder grupal y sin muchas canicas con las que jugar.
Están en una situación de profunda crisis en medio de la cual los partidos que eran sus aliados les han dado la espalda y en que el gobierno federal es adverso igual que el congreso del estado y un montón de municipios.
Más aún: el PRI, que solía ser aliado del PAN, hoy está claramente del lado del partido del presidente Andrés Manuel López Obrador –quien por cierto vendrá a Puebla la próxima semana.
Sumado a ello, los cuadros con que contaba el PAN hasta hace un año ya no están o se han alejado y debilitado.
Candidatos que perdieron las elecciones están en desventaja pero también quienes no participaron pero que hoy no tienen cargo alguno.
Están ante la batalla más difícil desde que se creó el grupo morenovallista por ahí de 1999.
Lo que Marko Cortés vino a decir a los panistas es que deben concentrarse en construir una campaña y para ello se pasa primero por la gubernatura interina.
Es crucial conseguir que el congreso del estado nombre a Jesús Rodríguez Almeida como gobernador interino para que por lo menos haya equidad en el trabajo sin que se cargue a uno u otro lado.
Claro que el avance de Guillermo Pacheco Pulido en torno a la posibilidad de conseguir el interinato complica las aspiraciones de los panistas.
Algunos que decían “me la deben, me la prometieron, me bajé…” ya no tienen argumentos. Las reglas cambiaron y lo que hoy ocupa a los panistas es realizar una consulta demoscópica para determinar quién puede ser más competitivo de cara a la elección.
Esto y más les dijo Marko Cortés, quien les aclaró que caben todos pero ninguno es indispensable. Las puertas están abiertas.
¿Tendrán los panistas la humildad y sobre todo inteligencia para aceptar esas condiciones, morderse el labio y aceptarlas?
Yo creo que sí.
Porque la presencia de Tony Gali López en la reunión con Marko Cortés y de Eduardo Rivera hablan de la inclusión que debe haber.
Tony Gali Fayad es hoy el mayor activo que tienen y deben considerar ese hecho para tomar decisiones.
La visita de Marko Cortés sacudió al PAN. No hubo palmadas de aliento, hubo verdades claras que deben ser tomadas muy en serio.
Por cierto que Max Cortázar es el mayor operador del PAN de Puebla con el liderazgo nacional y la visita de su presidente fue operada por él.
En el encuentro vimos también a Marcelo García Almaguer, Jorge Aguilar y Luis Banck, principalmente.
Gracias y nos leemos el lunes.
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