Tehuacán. Con una serie de actividades se llevó a cabo el Carnaval de San Nicolás Tetitzintla, tradición centenaria, llena de colorido, que se remonta a más de 120 años y ha perdurado de generación en generación.
Según integrantes del comité organizador, fueron miles los visitantes que arribaron a la junta auxiliar del municipio de Tehuacán, a la que acuden para ver danzar a las diferentes cuadrillas de huehues, conformadas por personas de la tercera edad, adultos, jóvenes e incluso niños que, con disfraces y máscaras, dan un sello inconfundible, convirtiéndose en la principal y más auténtica atracción.
“Es así como desde el sábado anterior al miércoles de ceniza que marca el comienzo de la Cuaresma, los huehuetones cumplen parte de sus penitencias, bailando y golpeándose entre ellos a latigazos, para lavar sus pecados y pedir por el bienestar de su familia para el resto del año”, explicó Carlos Amado Lezama, uno de los principales promotores de este evento jocoso e impregnado de simbolismos.
Con más de una década de experiencia, el entrevistado afirmó que ésta es una costumbre que lejos de decaer “va en aumento” en aquél pueblo subalterno, mismo que es uno de los más importantes tanto en términos territoriales como poblacionales, dado que posee alrededor de 35 mil habitantes, asentados en 28 colonias y dos inspectorías: San Vicente Ferrer y El Porvenir.
El festejo inicia con el desfile del diablo y la muerte por las calles de la población, continúa con el ritual de los huehues, la coronación de la reina y sus princesas y la quema del mal humor. Asimismo, resalta el desfile de carros alegóricos, huehues y comparsas que recorren no sólo la localidad sino también las principales avenidas de la ciudad de Tehuacán.
Historia y ritual de los huehues
La historia de los huehues -término náhuatl que significa anciano, en el sentido de sabio y experimentado-, data de 1896, siendo los habitantes de esa época quienes efectuaban la representación basándose en la Biblia, donde se decía que había que hacer penitencia antes de la llegada de la Cuaresma para purificarse de alguna forma y fue así como optaron por danzar o bailar disfrazados y armados con látigos de cuerdo crudo con el que se golpeaban entre ellos como muestra de arrepentimiento por sus pecados cometidos durante el año anterior.
“Todavía hay como cinco o seis personas que desde hace 50 o 55 años se disfrazan de huehues”, aseguró Amado Lezama, al subrayar que son muchos los jóvenes que ya han adoptado esta costumbre y se dan sus latigazos, cuyos golpes –dijo- “no son fingidos, son reales y dolorosos”.
El vestuario
Por lo que toca al disfraz, se mencionó que consta de un sombrero de cartón adornado con papel negro, flores y listones de colores -que elabora el comité del carnaval días antes del ritual-, un paño para cubrir la cabeza y la boca, una máscara y un saco oscuro y por lo menos tres pantalones adicionales para amortiguar los golpes del chicote de 1. 50 metros de largo, hecho de cuero crudo trenzado (mismo que hasta hace algunos años tenía puntas de plomo, pero, por su peligrosidad se dejó de usar) y la máscara que es fabricada de costal de ixtle con resistol y colores relucientes, barbas y dientes de chivo, elaborados por el señor Nicolás Catarino, nativo de este pueblo, quien a su muerte heredó a su hijo este oficio.
Reglas del ritual
El ritual tienen reglas, primeramente se forma la cuadrilla de huehues, se nombra una “madrota”, personaje representado por un hombre mayor de edad vestido de mujer, quien lleva a su espalda un rebozo con un muñeco que simula a su hijo, y porta un chicote para poner el orden y observar que los chicotazos acordados entre los huehues, así como el lugar y la forma de dar el golpe sean los pactados, en caso contrario, tiene la autoridad para imponer el castigo correspondiente que consiste en un chicotazo por huehue, de tal manera que si la cuadrilla está compuesta por cuarenta elementos, recibirá cuarenta chicotazos.
Los huehues encarnan la persecución de Cristo y el significado pagano es la diversión, alegría, música y regocijo previo al recogimiento de cuaresma, aunque también tiene un significado ritual de fertilidad de la mujer y la tierra, es por ello que las mujeres no pueden participar y algunos hombres se visten de mujer.
La también llamada «fiesta de la carne» es una celebración popular que aún tiene vigencia y cuyos orígenes se remontan a la Edad Media, cuando se acostumbraba que el pueblo diera rienda suelta a la diversión y la alegría durante los días previos a la Cuaresma, es decir, a los 40 días de recogimiento y reflexión que anteceden a la Semana Santa o Mayor.