Quizá su futuro estaba destinado a dedicarse a realizar artesanías, a las labores del hogar, al campo o ser ama de casa, como muchas mujeres indígenas de San Miguel Tzinacapan y que no corren con las mismas oportunidades que otras para llegar a ser estudiante y superarse.

Pero su ímpetu, dedicación y ganas de salir adelante, le dieron la fortaleza para dar un giro a su futuro para prepararse y llegar a ser una profesionista pese a las adversidades.

Sin olvidar sus origines macehuatl, Alma Yuridia Mendoza Aspiros, recuerda que hasta los 19 años vivió en dicha comunidad que pertenece al municipio de Cuetzalan, en Puebla.

En el marco del Día Internacional de la Mujer, comentó a Síntesis que previo a terminar la preparatoria comenzó a colaborar en una Organización No Gubernamental, donde daba talleres dirigidos a mujeres y jóvenes indígenas, en temas relacionados a la salud sexual y reproductiva, prevención de la violencia, y sobre la muerte materna; así como a la traducción de los materiales informativos.

Al concluir los estudios de media superior siguió colaborando por un año en la ONG, después se trasladó a la capital poblana en busca de concretar sus estudios universitarios.

Estuve también trabajando en una escuela para personas con discapacidad y fue ahí donde me enteré de la beca Pedro Arrupe que ofrecía la Universidad Iberoamericana de Puebla, dirigida a jóvenes indígenas, y esta beca es del 100 por ciento”, explicó.

Después un proceso, la joven ahora de 25 años eligió la carrera de Derecho, en primera instancia, porque como integrante de la comunidad indígena se fue dando cuenta de toda la cantidad de arbitrariedades que existen, no sólo para las mujeres, sino también para los niños y personas de la tercera edad.

Además, comentó que, como estudiante, se decidió dicha carrera por la cuestión de la problemática a la que se enfrentan a las comunidades contra los proyectos hidroeléctricos híbridos.

Por un lado por ese compromiso social, por otro, la experiencia que ya llevaba dentro de la ONG fueron los motivos que me dieron pauta para elegir Derecho”, declaró.

La menor de una familia de cuatro integrantes y de una comunidad de apenas 4 mil habitantes, está a punto de terminar la carrera en la Universidad Iberoamericana (UIA) Campus Puebla, está cursando el último cuatrimestre y espera que en mayo se gradué y realizar los trámites correspondientes para la titulación.

Alma Yuridia destaca que el seguir preparándose ha sido una de las experiencias más enriquecedoras, porque, de entrada, se salió de su comunidad (San Miguel Tzinacapan) para desarrollar, crecer y vivir en la capital del estado.

Finalmente me desprendí del seno familiar y del seno cultural que me crio y que me formó”, resaltó.

No obstante, subraya que cuando una joven sale de su comunidad, se enfrenta a muchos choques personales como el tema de la identidad, lengua, así como los usos y costumbres.

Si, vivo en la ciudad, pero llego a la comunidad y soy una sanmigueleña, es decir, soy una macehuatl más de la comunidad, y el hecho de que temporalmente esté en la capital no me impide que siga participando en los cargos comunitarios que tenemos”, indicó.

Pero su preparación académica ahora la ayudan para poder enfrentar y tratar de cambiar algunas prácticas que siguen prevaleciendo en su comunidad, como la violencia hacia las mujeres. Aunque –aclara- estar consiente que no las va a cambiar de un día para otro.

Rememora que San Miguel Tzinacapan ha tenido, desde los años 70 y 80, una participación activa de las ONG, donde se ha insistido mucho en la identidad, prevención de la violencia, e insistir en que los hombres y mujeres tienen los mismos derechos.

Ahorita, como profesionista, considero que ha habido pasos agigantados, en la actualidad ya hay varias chicas que logran pisar las universidades locales, pero también estamos llegando a instituciones locales como la Ibero, UPAEP y Udlap, que abren estos espacios para incluirnos”, delineó.

A la joven, le agrada que ahora, en la actualidad, ya sean más jóvenes de su comunidad que estén logrando continuar sus estudios en las universidades, públicas o privadas, incluso, están en la búsqueda de la maestría en otros estados y países.

Los jóvenes que son de mi edad, los llamados Millenials, estamos conscientes de la identidad indígena, de nuestra identidad macehuatl, danzamos, recibimos cargos, participamos en los proyectos de la comunidad, buscamos espacios en otras instituciones, pero no dejamos de olvidar de dónde venimos y cuáles son nuestras raíces.

Insistió que a veces las nuevas generaciones de la comunidad indígena no tienen claro hacia dónde van, pero sí tiene claro de dónde son originarios.

A la par, Alma Yuridia Mendoza, imparte clases de náhuatl en la ciudad de Puebla, “es una experiencia muy bonita, porque puedes tener contacto directo con otros estilos de vida, y que los puedes ir ocupando sin que eso de razón a que dejes de ser indígena”.

En cuanto al día de la mujer, la joven puntualizó que en Puebla se vive una situación preocupante con el tema de los feminicidios, desapariciones y violencia.

Aprovechando que es 8 de marzo, es prudente ponernos a pensar que no se trata de una celebración, porque, aunque ha habido pasos agigantados en materia de derechos para las mujeres, niñas y de la tercera edad, aún tenemos una serie de problemas grandes”, lamentó.

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