Atlixco.- «No va a pasar nada, dejen de estar estresado a los niños, mejor ayuden a controlar los incendios, el volcán nunca va a explotar«, soltó a bocajarro Juan Gilberto, miembro del Comité de Padres de Familia de la escuela primaria «Nicolás Bravo» de San Pedro Benito Juárez, ante la mirada creyente en su palabra de los niños y el asombro de los enviados de Protección Civil municipal antes de la plática y simulacro de evacuación por el Popocatépetl.
Pero Juan Gilberto no es el único en esta comunidad que piensa de esa manera, la incredulidad se reproduce en la mayor parte de los habitantes que la heredaron de sus padres y abuelos a quienes el gobierno evacuó en en 1994 y 2000 y después regresó porque el Popocatépetl volvió a la calma.
El problema, señaló el responsable de Protección Civil en Atlixco, José Alfredo López Martínez, es que ahora los están trasmitiendo a sus hijos, pues al preguntarles durante la plática de prevención a los niños sobre si tienen temor al coloso la respuesta fue tajante y casi en una sola voz: «no, porque no pasa nada«.
La plática informativa
Esta respuesta mereció un severo llamado de atención a los integrantes del Comité de Padres de Familia de este plantel durante la reunión ya que, es necesario que los padres estén conscientes de que existe un riesgo; cierto, se desconoce si sucederá algún día o no, pero, señalaron, la prevención debe prevalecer.
En este encuentro que se realizó el pasado jueves, como parte de las acciones que realiza dicha área en atención al llamado de los habitantes y principalmente de los docentes que se encuentran en zona de riesgo, también se entregó a niños una copia de la ruta de evacuación a seguir.
De igual manera, como en otras comunidades ya visitadas, se hizo hincapié en la autoprotección y el plan familiar de evacuación como base en caso de una contingencia por el volcán Popocatépetl.
El llamado del funcionario municipal fue claro: «Díganle a sus papás que, aunque hasta ahora no ha pasado nada, es mejor estar prevenidos, que les enviamos con ustedes la ruta de evacuación y las características de la mochila de la vida, además ya saben qué hacer en caso de un incendio, un sismo o una contingencia volcánica«.
El simulacro
Después de esta charla, los 220 niños regresaron a sus salones y minutos después sonó la alarma. De par en par, tomados de las manos, abandonaron sus aulas y se dirigieron al punto de reunión, en orden, sin correr.
Al llegar a la zona marcada en el piso como área segura, los pequeños se sentaron espalda con espalda y se sostuvieron fuertemente con los brazos y recogieron sus piernas de tal modo que sus rodillas llegaban a sus barbillas.
El simulacro de evacuación con hipótesis de sismo -al que más familiarizados están los menores-, se realizó de manera adecuada.
Sus rostros estaban sonrientes, pues sólo se trataba de un simulacro; miraban atentos a sus maestras y la gente de protección civil que intentaba dar indicaciones; es decir, en teoría deben esperar sentados ser recogidos uno a uno por sus padres, quienes tienen 20 minutos para llegar por ellos.
Después de esto, los niños se dirigieron a sus salones para proseguir con sus clases normales, en tanto, la gente de Protección Civil municipal se trasladó a los otros planteles de la comunidad a realizar las mismas acciones.
Todo esto mientras el Popocatépetl estaba envuelto en una inmensa nube provocada por la nevada que caía en la parte más alta para vestirlo de blanco y así ofrecer otro de los paisajes más bellos a los que viven a sus faldas.
Los incendios
Vivir a los pies de un coloso como Don Goyo genera en los habitantes de esta comunidad atlixquense cierta responsabilidad, porque es su volcán, bosques, pastizales y territorio.
Por ello, los comuneros de la junta auxiliar se han encargado de manera autónoma y voluntaria de subir a los pastizales; es decir, a unos cinco kilómetros del cráter, a mitigar los incendios que la reciente actividad volcánica ha provocando.
Ese, precisamente, fue parte del reclamo de Juan Gilberto, el padre de familia: «en lugar de venir a asustar a los niños, deberían venir a apoyarnos a apagar los incendios, eso es lo que nos preocupa, eso sí, ni porque son de protección civil ni por eso nos ayudan«.
El material incandescente que han traído las burbujas de lava en los últimos 20 días han creado desfiladeros entre los pastizales y la zona boscosa, además de consumir el bosque.
La salud llegó a San Pedro
Mientras, este fin de semana, la unidades móviles de la Secretaría de Salud estatal llegaron a la comunidad y permanecieron dos días frente a la presidencia auxiliar con el fin de dar atención a mujeres, niños, hombres y adultos mayores.
Así, el gobierno estatal participó en la atención de los casi mil 500 habitantes de la comunidad más cercana al volcán en el municipio de Atlixco.
San Pedro Benito Juárez
Ubicada una hora del centro del municipio de Atlixco, esta población está a 7 kilómetros de la boca del Popocatépetl. Ahora, San Pedro Benito Juárez huele a ceniza, ya no sólo a marginación, pobreza y migración.
El rostro de sus habitantes, su manos, sus pies están marcados por el trabajo de el campo de sol a sol. Ahora en los ojos sólo tienen un reflejo, el volcán activo, pese a ello la indiferencia es la constante.
«No pasa nada, ¿se asustaron en Puebla?, aquí todos los días vivimos así, Don Goyo gruñe, vomita lava, vibra nuestras casas y nuestro ser, pero no nos va a hacer nada, él es bueno, él esta vivo, nos quiere y nos cuida«, aseguró una de las ancianas que miraba como se organizaban para el simulacro.