Tehuacán. El cultivo de amaranto constituye una importante fuente de empleo tanto en actividades agrícolas como en el procesamiento agroindustrial, en la comercialización y en diversas labores y servicios colaterales, de ahí que representa una prometedora veta de beneficios potenciales, sobre todo, para el sector rural asentado en zonas marginadas semiáridas, señaló el director general de Alternativas y Procesos de Participación Social (Alternativas), Raúl Hernández Garcíadiego.
Agregó que de los 2 millones de kilómetros cuadrados que comprende el territorio nacional, 160 mil se dedican a la agricultura de temporal y apenas 60 mil son de riego, cuya superficie total la siembra de amaranto ni siquiera figura en las estadísticas oficiales, de ahí que el potencial es amplio pues las zonas áridas y semiáridas abarcan más del 50 por ciento y se ubican en 680 municipios de 22 entidades en las que se concentra la mayoría de los campesinos en condiciones de miseria, marginación y atraso.
El amaranto es un pseudocereal que significa “inmarcesible” (que no se marchita) y es resistente a las sequías, por lo que con prácticas adecuadas y el uso de tecnología se puede sembrar en tierras de temporal.
Se adapta a diferentes altitudes, climas y tipos de suelo, desde el caluroso hasta el templado o semifrío. Se produce en zonas que van de semiáridas a tropicales, no obstante, proporciona un mayor rendimiento en temperaturas elevadas y por su carácter de cultivo anual intensivo, permite el eficaz aprovechamiento del minifundio predominante en la República Mexicana.
El amaranto fue uno de los pilares de la alimentación balanceada de las culturas prehispánicas y actualmente está siendo desaprovechado, dado que solo en unas cuantas regiones del país se conserva esta tradición de producción y consumo, a pesar de que posee un alto contenido proteico mayor al 17 por ciento, provee de aceite y lisina, puede consumirse desde la siembra en forma de germinado, de hojas tiernas, en ensalada o en sopa, su digestibilidad alcanza entre el 80 y 92 por ciento, es rico en vitaminas, minerales, hierro, calcio y fósforo y es ideal para evitar la anemia que afecta principalmente a mujeres embarazadas y a niños.
Asimismo, resaltó que este producto garantiza un mayor ingreso para los campesinos, debido a que su precio es mayor al de otros cereales y tiene un mercado asegurado, es decir, no presenta problemas de comercialización por que la demanda rebasa en mucho a la oferta.
De hecho, fue por motivos religiosos que los misioneros cristianos decidieron luchar contra este cultivo y se trataron de sustituirlo por el trigo europeo que de ninguna manera se igualaba con las enormes cualidades nutritivas del amaranto, lo cual hizo que los conquistadores españoles en su pretensión por erradicar rituales paganos destruyera el balance de la dieta de los pueblos indígenas, mismo que hasta la fecha no se ha podido recuperar en los más de 500 años transcurridos.
Ante esa situación, citó que a partir de 1980 se inició en la región de Tehuacán un proceso de búsqueda de alternativas de desarrollo para la población rural de zonas marginadas semiáridas, impulsado por la Cedetac y Alternativas y Procesos de Participación Social (Alternativas), siendo en 1983 cuando se inició el Proyecto de Investigación y Desarrollo denominado “El amaranto como alternativa agrícola, económica y nutricional en tierras de temporal en zonas semiáridas”.
Como resultado se logró evolucionar un paquete tecnológico que reduce las necesidades de agua de la planta, minimiza el riesgo de pérdida por marchitez en los años en que la lluvia escasea o se retrasa, cosa que anteriormente se registraban en más del 50 por ciento de los ciclos, lo que en suma elevó la producción por planta y los ingresos familiares.
El método se basa en los criterios de máximo aprovechamiento de agua, utilización preferente de mano de obra del lugar, bajo requerimiento de capital, siembra en pequeñas superficies, maximo de la producción.
Aseveró que este tipo de cultivo intensivo está diseñado para campesinos de escasos recursos con agricultura de subsistencia que cuentan con poca tierra y escasa o nula disponibilidad de agua.
Por lo que respecta a la mixteca poblano-oaxaqueña en donde se está aplicando el proyecto, indicó que se presta especial atención a las mujeres, por su importante papel tanto en la producción como en el consumo familiar.
Comentó que en 1996 se obtuvo un reconocimiento de la Organización para la Agricultura y la Alimentación y del Programa de las Nacionales Unidas para el Medio Ambiente, ambos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), además de un reconocimiento del Comité Nacional Pro Defensa de la Fauna y de la Flora de Chile.
A partir de ese año se implementó también este programa en diferentes regiones del país a través de las organizaciones asociadas en la Escuela de Financiamiento Cooperativo (Eficoop), con dos vertientes: una alimentaría que busca la difusión extensa del cultivo entre las familias para su autoconsumo y, otra comercial que impulsa la siembra, transformación agroindustrial y comercialización como fuente de generación de ingresos.
La integración vertical agroindustrial se realiza bajo la imagen común de la marca “quali” que en náhuatl significa “bueno”. De este modo, en lugar de vender el grano como materia prima, los mismos campesinos -previa asesoría- la transforman en productos finales de alto valor nutrieconómico con lo que incrementan sus percepciones y obtienen trabajo durante el periodo en que hay actividad agrícola, pues se dedican al proceso agroindustrial y comercial.
Detalló que una hectárea de temporal cultivada con este método intensivo se produce mínimo un rendimiento de mil cien kilogramos de grano con un ingreso equivalente a 350 jornales.
Sostuvo que la recuperación del amaranto, hoy en día, es la única opción viable que se tiene para dar una alimentación balanceada “al pueblo pobre” que constituye más de la mitad de la población mexicana.
Por lo anterior, insistió en que es necesario impulsar por todos los medios al alcance la reconquista del amaranto, a fin de restituirle el lugar central que alguna vez ocupó, dado que aparte de ser una gran herencia indígena, está llamado a convertirse en el futuro cercano, en uno de los más importantes alimentos del mundo.