En esa defensa del Estado que hacía Thomas Hobbes en el siglo XVII aducía la necesidad de que los individuos se sometieran a éste a fin de preservarlo; renunciar a su individualidad en aras de sostener la colectividad y sobre todo a la estructura del Estado como garantía de civilización para dejar atrás el estado natural, salvaje, en que los hombres se matan unos a otros.

El filósofo inglés, un hombre de su tiempo, hablaba de lo que tenía frente a sí: regímenes absolutistas, monarquías basadas en una divinidad y la herencia de la sangre.

No había siquiera noción histórica ni filosófica acerca de la democracia que precisamente le otorga al individuo su mayoría de edad al convertirlo en ciudadano de hecho y derecho gracias a su voz y a su voto. El individuo que lubrica al Estado gracias a su participación como votante en una democracia.

Habría que esperarse hasta el siguiente siglo, el XVIII para ver la caída en dominó de las monarquías absolutistas, para entonces Hobbes ya estaba muerto no logró observar que los individuos se agrupaban para derrocar al Estado absolutista.

La Revolución Francesa fue fruto de ese cambio, de la transición entre el hombre dominado y subyugado hacia otro hombre que exigía derechos y empezó a luchar con sangre y fuego por sus conquistas sociales.

En la etapa temprana del siglo XX todavía sucedía la caída de dinastías como la Romanov que eclosionó precisamente en las manos de la Revolución de Febrero de 1917 en Rusia.

Y cuando el mundo creía que ya había dejado atrás las lecciones históricas de siglos de monarquías y de señores feudales, de poderes concentrados y omnímodos, buena parte del siglo pasado y en la plenitud del zoon politikón, muchos países en buena parte del mundo estuvieron atrapados en dictaduras de izquierda o de derecha.

¿Acaso hemos aprendido la lección? Rumbo a 2020 varios países siguen atrapados en sistemas políticos que distan de una democracia sana, madura y plena. Es más se corre el riesgo de la vuelta de tuerca en la medida que resurgen de sus cenizas grupos políticos de ultraderecha y de ultraizquierda.

No estamos aún vacunados contra el autoritarismo ni el totalitarismo, no como seres políticos, Venezuela es hoy por hoy el lumen de esa intensidad y de ese temor… puede volver a pasar en cualquier otro país.

Pero si Hobbes pedía que el individuo cedería parte de su libertad en pro del Estado y de evitar el salvaje mundo natural, habría que pedirle al homo politicus que sepa irse a tiempo… que se vaya del poder sin tener que sacarlo con sangre, sudor y lágrimas.

¿Qué tiene el poder que se convierte en la droga más potente y más adictiva? ¿Qué tiene el poder que vuelve mesiánicos a los que se creen iluminados y hasta predestinados?

Esa resistencia a abandonar el trono que se vivió por siglos y siglos en la historia de la Humanidad no es muy distinta a la forma en como algunos líderes se aferran a la silla de su despacho presidencial o de primer ministro.

A algunos solos les remueve del poder la muerte, véase el caso del dictador Francisco Franco en España o los achaques de la edad ya con demencia senil como sucedió con Fidel Castro en Cuba que murió en 2016.

¿Por qué no se van a tiempo? ¿Qué les hace creer que solo ellos y nadie más que ellos podrán salvar a sus respectivos países o incluso que nadie podrá hacerlo mejor?

A Hugo Chávez en Venezuela se lo llevó la parca en marzo de 2013, un cáncer colorrectal lo separó de gobernar al país bolivariano en el que ya se había instalado como dictador… dejó un sucesor natural como si fuese un monarca absolutista de la época de Hobbes.

Nicolás Maduro es el apéndice de un régimen maldito cuyos estertores no quiere escuchar, el pueblo huye de él, un éxodo de más de 3.5 millones de venezolanos; cientos de muertos, perseguidos, presos políticos y una economía en un cataclismo total con un tejido social casi disuelto. Hay que reconstituir a Venezuela en su interior. Maduro no oye a la calle, no ve el desastre quiere seguir medrando del poder. ¡Tiene que irse ya!

Directora de Conexión Hispanoamérica, economista experta en periodismo económico y escritora de temas internacionales

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