El peor daño que se le puede hacer a los hijos cuando hay problemas entre la pareja es involucrarlos en el conflicto. Desgraciadamente muchas veces los progenitores, ya sea la madre o el padre incurren en esto sin ponerse a pensar en las consecuencias que puede provocar en su estado emocional.

A cualquier edad los hijos son vulnerables cuando los papás ya no se llevan bien y si para aumentarle se les busca utilizar para atraerlos a un bando y así dañar al otro, lo son más aún.

A ésta práctica no se le puede calificar de otro modo más que de egoísta, porque los padres en vez de pensar en el bienestar de sus hijos o detenerse a considerar sus sentimientos sólo piensan en los suyos.

A éste egoísmo la psicología le brindó un nombre científico, que aunque es motivo de discusión entre los mismos estudiosos de la rama así como de los miembros de la rama del derecho me parece importante conocer. En una publicación anterior toqué un poco el tema, pero quiero hacer un recordatorio por un par de casos cercanos que en recientes días tuve conocimiento.

La psicología le llama SÍNDROME DE ALIENACIÓN PARENTAL O SAP y su definición es la siguiente:

“Es un conjunto de síntomas que se produce en los hijos cuando un progenitor, mediante distintas estrategias, transforma la conciencia de los niños con objeto de impedir, obstaculizar o destruir sus vínculos con el otro progenitor.”

Estas son algunas de sus características:

– Insultar o desvalorizar al otro progenitor en presencia del hijo, aludiendo cuestiones de pareja que no tienen nada que ver con el vínculo parental.

– Impedir el derecho de convivencia con sus hijos al otro progenitor.

– Implicar al entorno familiar y a los amigos en los ataques al ex cónyuge.

– Subestimar o ridiculizar los sentimientos de los niños hacia el otro progenitor.

– Incentivar o premiar la conducta despectiva y de rechazo hacia el otro progenitor

– Influir en los niños con mentiras sobre el otro llegando a asustarlos

El Síndrome de Alienación Parental puede detectarse cuando los niños “intentan justificar el rechazo con explicaciones o razones absurdas e incoherentes. En ocasiones, también pueden usar diálogos o frases propias de su progenitor alienador y palabras o comentarios impropios de su edad.”

Algunas consecuencias para los niños que sufren el SAP son las siguientes:

Trastornos de ansiedad; trastornos en el  sueño y en la alimentación; conducta agresiva; conductas de evitación como  somatizaciones de tipo ansioso que le indisponen y tienen como consecuencia no realizar la visita; dependencia emocional cuando sienten miedo a ser abandonados por el progenitor con el que conviven ya que saben y sienten que su cariño está condicionado. Tienen que odiar a uno para ser querido y aceptado por el otro; dificultades en la expresión y comprensión de las emociones. 

Algunos psicólogos consideran a la alienación parental como una forma de maltrato infantil pero debido a que es difícil detectar y comprobar su existencia en pleitos de divorcio o de guardia y custodia, los abogados y jueces suelen desestimar los diagnósticos sobre el tema.

Apenas fui testigo del daño que puede causar manipular a un hijo y sin temor a equivocarme, puedo asegurar que éste síndrome existe, que no es cualquier cosa, que no debe tomarse a la ligera por quienes ejercen el derecho y que realmente tiene graves consecuencias en los niños y adolescentes, quienes incluso llegan a sentir que odian al progenitor objeto de los ataques del alienador.

Provocar en un hijo un estado emocional de frustración, coraje, rencor, odio, incomprensión, decepción y por ende mucho dolor de manera egoísta y sin conciencia no tiene perdón.

Nos leemos el próximo domingo.

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