Mochila segura es un programa que le puede dar continuidad a las personas, en particular a los papás y maestros, pero no es en definitiva la vía que se debe aplicar en las escuelas, sentenció Quetzalcóatl Hernández Cervantes, coordinador del doctorado en Investigación Psicológica de la Universidad Iberoamericana de Puebla. 

El experto estuvo colaborando, junto con otros especialistas de Ibero Torreón y la Asociación Mexicana de Suicidología, en la escuela Cervantes de Torreón, en Coahuila, tras el tiroteo que provocó un alumno, matando a la maestra para después suicidarse. 

Por lo tanto, indicó que aplicar la revisión de mochilas en los planteles educativos puede contribuir a algo erróneo, pues ningún colegio de diferente nivel, tiene como función sustantiva el poder detectar, tratar situaciones de tipo psicológico-emocional porque son escuelas, no centros de atención psicológica-psiquiátrica. 

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Dijo que, en primera instancia, es responsabilidad de las familias el actuar de sus hijos, y eso se pone en una serie de elementos básicos como la comunicación y la confianza, pues muchos menores dejan de contar o decir cosas porque la primera respuesta es de regaño o castigo, y no de escuchar la historia completa. 

Indicó que eso se puede ver en el hecho del colegio Cervantes, en el sentido de que uno de los factores principales del suceso fue el no haber dado tiempo a conocer la historia, no solo del niño, sino de todos los integrantes de la familia. 

“A mí me parece que es una estrategia (operativo mochila) que comunica la cuestión de a quién le toca vigilar y también incluso puede prestarse a una situación de derechos humanos de los menores”, precisó. 

Ante tal situación, Hernández Cervantes expuso que es necesario escuchar a los estudiantes desde el hogar y después en la escuela y sus compañeros. 

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