El partido Morena en Puebla está estrenando instalaciones en la colonia La Paz. 

Optaron por una zona “fifi” y desde ahí se tomarán decisiones relevantes para el proceso electoral 2021. 

Están contentos, pero están preocupados. 

Y es que no la tienen nada fácil.

El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador está herido en su orgullo al evidenciar que muy honestos e incorruptibles no son, después que se revelaron videos donde el hermano del mandatario, Pío López Obrador, recibe dinero de dudosa procedencia por parte de quien hasta la semana pasada se había convertido en el Golden-Boy de la 4-T, David León.

Además, Morena padece la lucha intestina y a muerte para definir quién se apoderará del hoy partidazo a nivel nacional. 

En Puebla, el gobernador Miguel Barbosa le dijo al periodista Mario Alberto Mejía que Morena no está en condiciones para ser competitivo en las elecciones. 

Casi casi que Morena ni pinta.

Hay un evidente rompimiento y está claro que el mandatario estatal no tiene el control del partido. 

En el municipio de Puebla, la alcaldesa Claudia Rivera está interesada en reelegirse. 

A pesar de las evaluaciones que diversas empresas demoscópicas han hecho a nivel nacional sobre el desempeño de las y los presidentes municipales y donde Rivera Vivanco siempre aparece en los últimos lugares, ella cree que cuenta con el respaldo de la ciudadanía y del partido para hacer de un trienio un sexenio en el Charlie Hall. 

Porque el recurso (económico) sí lo tiene (benditos ambulantes). 

Sin embargo, su desprestigio desfavorece a sus correligionarios quienes aspiran por una candidatura para el 2021. 

Sus diputados federales han pasado de noche con excepción de Saúl Huerta y Alejandro Carvajal. 

En el Congreso local, las y los legisladores de Juntos Haremos Historia no han dejado de hacer el ridículo y evidenciar su falta de oficio político y experiencia legislativa, a excepción de Gabriel Biestro quien aprendió rápido y asumió su papel como presidente de la Junta de Gobierno. 

Y desde el Senado, Alejandro Armenta no se mete en los conflictos internos del partido poblano ya que él está tejiendo pactos que le serán útiles en el 2024. 

Por eso, los diversos liderazgos de Morena en Puebla esta preocupados y se reparten la culpa.

Unos se dicen amigos del presidente, otros del Gobernador; unos aseguran tener el visto bueno de la dirigencia nacional (aunque no haya un líder definido) y unos más se creen dueños de la dirigencia estatal. 

Lo cierto es que el proceso electoral iniciará en noviembre con los procesos internos y la mega campaña será breve. 

No se ve como podrían enderezar el bacheado camino por el que las y los morenitas están transitando. 

Por lo pronto, los pronósticos son poco alentadores y en una de esas, después de julio de 2021 regresan a una zona más modesta a despachar, ante sus malos resultados. 

@AlbertoRuedaE

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