En medio de todo lo que no hay a nuestro alrededor, que importante es voltear a ver lo que si hay, pues es mucho y debe ser el aliento para ver con optimismo lo que sigue.

En la metáfora de la luciérnaga, Valeria Sabater, describe como hay épocas en las que nunca llega el amanecer y la oscuridad es constante, No solo no acompaña el contexto, más complicado y adverso de lo normal. A veces, hasta nosotros mismos sentimos esos mismos claroscuros anímicos. Faltan las ganas, falla el ánimo e incluso las fuerzas. Lo sabemos, no es fácil ser luz en medio de la oscuridad. Sin embargo, la metáfora de las luciérnagas nos dice que en esos momentos hay que salir, asomar el rostro al exterior para descubrir algo extraordinario. Hay miles de luces esperando contagiarnos su ilusión, su bondad, su esperanza. Estos insectos emiten luz comunicándose entre ellos, se iluminan los unos a los otros en las noches más oscuras. También nosotros podemos y debemos hacer lo mismo. Contagiarnos del entusiasmo y fortaleza ajena para recuperar fuerzas. Y a su vez, activar en uno mismo esa misma luz para llegar a otros y hacer de esos momentos complejos, jardines para la luz y la esperanza.

Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia, pues lo que nos está tocando vivir en todos los ámbitos, nos ha puesto a prueba. Pero principalmente en el aspecto político hay un tema obligado y es el descontento de millones de mexicanos y poblanos que no estamos de acuerdo con lo que está pasando en el tema económico y social de nuestro País y de nuestro Estado. De ahí la importancia de revisar y analizar quiénes somos, como nos podemos organizar y que proponemos para ser un contrapeso efectivo desde la oposición, que en una democracia debe servir para equilibrar el ejercicio de gobierno y que de cara a las elecciones presentes y futuras las ciudadanas y los ciudadanos decidan lo que más convenga en mayoría.

En este contexto, la semana pasada me invitaron a participar en un evento organizado por SUMAMOS denominado Foro ciudadano 2020, mismo que tuvo la participación de distintas personas que discutimos, analizamos y abordamos temas de interés público. Los principales motivos de convocatoria giraron en torno a la reconstrucción de nuestro País, la crisis sanitaria, económica, social y de seguridad que amenaza el futuro, el llamado a ciudadanos y partidos a unirse en un frente nacional, democrático y participativo, seleccionar a los mejores candidatos y se obtengan mejores gobiernos y definir agenda ciudadana, generar vínculos y redes colaborativas.

Me pareció un ejercicio importante, plural y que marca la pauta para que se puedan seguir generando espacios de intercambio, encontrando coincidencias y poner en el centro de la discusión al ciudadano y sus necesidades.

La simple idea de dialogar, saber escuchar y evitar monólogos es lo que hoy necesitamos y el foro fue lo que permitió, pues hemos estado más distraídos en debates que invitan al odio en lugar de la reflexión.

Comparto algunas de las ideas que sostuve en el conversatorio que participé.

I Parálisis generalizada

Estamos ante una parálisis generalizada y aunque es verdad que hemos vivido el escenario más complejo de los últimos 100 años. La pandemia ha desnudado varias de nuestras debilidades: severa crisis en el sistema de salud pública, La economía ha evidenciado la inequidad y desigualdad existente, ascinamiento en la mayoría de las casas , falta de infraestructura y de espacios públicos adecuados, deterioro del medio ambiente, sistema educativo endeble y vulnerable, entre muchas otras más. Ante este escenario hay un descontrol, parálisis y falta de conducción que todos vivimos, tanto en lo nacional como en lo local. Se ha desaprovechado la crisis para demostrar liderazgo por parte de los gobiernos.

Es necesario empatizar y ponerse en los zapatos del desempleado, de los contagiados de covid y de sus familias, de los que no saben que pasa, de los que no pueden salir adelante, de los que no tienen los medios mínimos necesarios, de los emprendedores, de los que viven en la informalidad, de las víctimas de los delitos especialmente los feminicidios, de la equidad de género, pues todos estos sectores son los que hoy más sufren la incompetencia y la falta de liderazgo ante la realidad que vivimos.

II Malestar acumulado pero poca participación efectiva

Los partidos políticos están mal calificados y con falta de credibilidad. En muchos de los casos están más preocupados en mantener sus privilegios que en representar a sus militantes y a los ciudadanos. Aunado a ello, la participación electoral y política ha ido a la baja. Se ha decidido desde las más altas esferas focalizar apoyos a distintos grupos de la sociedad  con un claro sesgo electoral. Las políticas asistencialistas atentan contra la productividad, la economía y a la propia democracia y provocan clientelismos electoral a favor del gobierno.

De ahí el reto de ciudadanizar los partidos políticos. Ello no significa perder la esencia o ideología, pero si ofrecer la oportunidad de transformarlos en verdaderos gestores de bienestar. Los partidos deben dejar de ser organizaciones de elite y de beneficios grupales, por eso deben abrirse y servir a la sociedad.

III estrategia unificante de la participación

La participación contribuye a mejorar la eficiencia y la eficacia de la gestión pública en la medida en que es capaz de unir voluntades para la construcción de consensos. Hay dos condiciones que detonan la participación: la primera es la voluntad de los gobiernos para crear oportunidades en el ejercicio de la participación. Evidentemente en esta vountad no nos podemos apoyar, pues no existe; sin embargo, la pasividad del gobierno ante la participación permite que la manifestación de la  sociedad civil pueda lograr un impacto en el 2021. La segunda es la existencia de ciudadanas y ciudadanos, de organizaciones sociales como Sumamos que traduzcan su participación en acciones encaminadas a democratizar y cualificar los resultados de la gestión pública.

Esta participación  requiere de mucha generosidad de todos los que queremos relanzar al país y al estado, por separado a nadie le alcanza. Debe de ser un esfuerzo compartido desde los partidos y desde la Sociedad civil y grupos emergentes para demostrar interés colectivo. Es necesario contrastar la estrategia de polarización que se promueve desde el más alto nivel, en ese sentido se debe reconocer y respetar a los que apoyan al gobierno aunque no estemos de acuerdo con ellos. Para ello debemos comunicar eficaz y eficientemente a todos los sectores de la población con su lenguaje, con sus ejemplos de vida. No desde la teoría ni menos desde la retórica. Impulsar el verdadero combate a la corrupción desde el ciudadano y desde la sociedad civil y no desde el pulpito oficial con fines de promoción. Impulsar redes de colaboración y comprometer a los partidos a abrir espacios para candidaturas ciudadanas. Tejer agenda común. Ser contrapeso documentado. Tienen los partidos que definir de qué lado quieren estar “mantener privilegios o relanzamiento ciudadano. Toca ceder y negociar. Establecer fórmulas ganar-ganar y demostrar en los hechos que el que gana es el ciudadano y la sociedad.

IV esperanza pero haciendo todos la parte que nos toca

Representar causas y oportunidades. No quejarse, si jalar a favor de México, de nuestras familias y de nosotros mismos. En la esperanza se persiste con alegría y es como nos toca actuar desde el optimismo. Hoy es necesaria la reflexión ética, el diálogo y construir razones comunes. Necesitamos ciudadanía con sentido estratégico.

Hay que animarnos con ejemplos que han sucedido y que pueden seguir sucediendo: la SCJN echó abajo la extensión de mandato que pretendían en Baja California. Los jueces frenaron los efectos del decreto que prohíbe la producción de energías limpias. Los mejores gobernadores evaluados son de oposición, legislativamente se ha impedido que se maneje el presupuesto discrecionalmente, el Banco de México evitó que se tocaran las reservas, se ha evidenciado la manipulación de las cifras de la pandemia, hay miles de voces que con argumentos exhiben las ocurrencias y excesos de las decisiones públicas. Es decir, es evidente la existencia de una oposición formada por millones de mexicanos, pero que necesitamos construir nuestro propio marco mental: “somos más lo que vamos a relanzar al país.”

Utilizando palabras y conceptos que repitamos constantemente con convicción y con fuerza: levantar a México, unir a las familias, dar certidumbre a los hogares, defender el empleo, proteger el patrimonio, restaurar el orden en las calles. Todo esto provoca un marco alternativo de acción y de contraste. Con todo esto si es posible animarnos y poner manos a la obra.

Seamos como las luciérnagas,  Contagiemos y dejémonos contagiar del entusiasmo y fortaleza ajena para recuperar fuerzas. Y a su vez, activar en uno mismo esa misma luz para llegar a otros y hacer de esos momentos complejos, jardines para la luz y la esperanza.

¡Si se puede!

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