Klaus Feldmann Petersen
Semblanza publicada en “Testimonio e Historia” Año 1 No. 4 / Invierno del 2002
Órgano del Consejo del Centro Histórico de Puebla
En Amalucan con la Cara sucia Oleo de Elizabeth Feldmann
Actualmente, después de mucho insistir, por fin se está aceptando la profunda interrelación de los Bosques y el Agua. Es de la más elemental justicia, recordar a un hombre, al que yo tengo gran admiración y respeto por su extraordinaria entrega, dedicando como ningún otro, su vida entera a los Bosques y al Agua, que si no hubiera muerto a consecuencias de un trágico accidente, fácilmente hubiera llegado a los cien años, cosa
posible por su gran vigor, fortaleza y vida ordenada sin vicios ni excesos. Su hermano Ernst en Alemania, llegó a los 104 años perfectamente.
El Ing. Ernesto Kurt Feldmann murió en 1968, cumpliendo 30 años al frente de la entonces Dirección de Agua Potable de la Ciudad de Puebla. Ya desde antes se había dedicado con verdadera pasión a los árboles, así como también a la problemática del Agua.
Poblano de corazón, desde su llegada a Puebla en 1923, no volvió a dejar nunca más estas tierras tan queridas para él, dedicándose en cuerpo y alma al servicio de su nueva patria. Nació en Luebeck Alemania en 1902, en Schleswig-Holstein, tierra de los extraordinarios caballos de salto los “Holsteiner” y después de estudiar Agronomía, vino a Puebla como administrador de la Hacienda de Amalucan, donde al recorrer los campos empezó a coleccionar pequeños idolillos que recogía sin desmontar desde su caballo, era un gran jinete.
Esta Colección fue aumentando con los años, llegando a formar la ya famosa “Colección Arqueológica Ing. Ernesto Kurt Feldmann” de más de 2, 500 piezas extraordinarias, que la familia posteriormente donó a Puebla para constituir un Museo, para lo que también donó el Casco del Rancho San Bartola Flor del Bosque, donde quedaría alojado tanto el Museo Arqueológico, como un Museo Ecológico, integrando un “Centro Ecológico-Cultural” anexo al “Parque Ecológico Flor del Bosque”, para el cual la familia Feldmann donó la mitad de las casi 600 hectáreas que constituyen el Parque, y que fueron totalmente reforestadas por él, ya que al comprarlas en 1934 eran cerros totalmente talados, por los que nadie daba nada. Todo esto constituiría un justo homenaje perenne a su Obra incomparable. Las autoridades de Puebla han sido totalmente incapaces de valorar y reconocer esta oportunidad, culminando su ejecución, poniéndola al servicio de los poblanos y de todos los visitantes.
Empecemos por los bosques, para seguir luego con el agua. En 1934, al adquirir “Flor del Bosque”, inició de inmediato el primer “Vivero Forestal” en México, y la reforestación de los cerros pelones, donde no había un solo árbol (existen fotografías de esos tiempos). Impresionado por ese trabajo el Delegado Forestal en el Estado, el Ing. Gustavo Robles, trajo en 1935 al Sub-Secretario Forestal Ing. Miguel Ángel de Quevedo, posteriormente llamado “Apóstol del Árbol” nacionalmente, celebrándose en el Vivero de Flor del Bosque el “Primer Día del Árbol” en México.
Siendo ya anciano Miguel Ángel de Quevedo en ese tiempo, su entusiasmo fue tan grande con lo que vió, que empezó a fundar viveros en muchas partes, apoyado por el Ing, E.K. Feldmann, donando inclusive a México los tan hermosos “Viveros de Coyoacán”. Plantando árboles por todas las carreteras del centro del país, muchos de los cuales todavía se conservan.
Otro punto muy importante para México, fue que inspirado y aconsejado por el Ing. E. K. Feldmann, logró el Ing. Miguel Ángel de Quevedo en 1938, que salieran los Decretos creando los “Parques Nacionales” del Popocatépetl- Ixtatzihuatl, el Citaltépetl, la Malintzi y el Nevado de Toluca. Ya antes, en 1937 logró el Decreto que constituía la “Zona de Protección Forestal de la Ciudad de Puebla”, primer decreto de carácter ecológico en México, que abarcaba desde el Tepoxutchitl, hasta la Malintzi, incluyendo Flor del Bosque, Amalucan y Mansanilla. De esa Zona Forestal lo único que queda es Flor del Bosque y la Zona Militar del Tepoxutchitl, pues los de la Malintzi ya no se pueden llamar bosques, y de los tan hermosos bosques de Manzanilla y Amalucan, donde los poblanos iban felices cada domingo a hacer día de campo, ya no queda ni el recuerdo.
En relación al Agua, empezó a trabajar en la Dirección de Agua Potable en 1939, participó en la construcción de las Galerías de la Malintzi, y en 1951 hizo los primeros pozos profundos de Puebla en el Cristo, y en 1956 perforó los Pozos de Apetlachica, que brotaron espontáneamente como unos hongos preciosos de agua cristalina, dando entre cinco pozos sobre el mismo acuífero un caudal de 500 litros por segundo. Hasta la fecha siguen siendo después de 50 años, el mejor acuífero de Puebla, conservando su producción.
Si el Gral. Lázaro Cárdenas visitó, traído por Miguel Ángel de Quevedo las Obras de reforestación y promulgó los Decretos de la “Zona de Protección Forestal” y de los “Parques Nacionales” (de las pocas cosas buenas que hizo), los Presidentes Manuel Ávila Camacho, Ruiz Cortines, López Mateos, y Díaz Ordaz, inauguraron Obras de Agua Potable realizadas por el Ing. Ernesto Kurt Feldmann (Conservo las fotografías correspondientes).
Siendo Díaz Ordaz presidente, quiso siendo poblano, que la empresa Volks Wagen se estableciera en Puebla. Estando el terreno sin agua, mandaron a los mejores geólogos de la entonces Secretaría de Recursos Hidráulicos, los que al fallar, pues encontraron pura agua sulfurosa en la zona, el Ing. E. K. Feldmann resolvió el problema del agua, quedándose en definitiva la empresa en Puebla.
Prolongó considerablemente las Galerías Filtrantes del Conde, que alimentaban la Casa de Bombas No. 2. Construyó las Galerías de Oropeza, que a la altura de la calzada Ignacio Zaragoza tenían como techo el derrame volcánico del Cerro de Loreto, aumentando el caudal de la Casa de Bombas No. 2. Además de los referidos, perforó pozos profundos en San Rafael, en la Constancia, en Ciudad Universitaria, en San Baltasar, en la colonia América, la Unidad Guadalupe, Rementería, Prados Agua Azul y San Aparicio. Construyó los Tanques de Rebombeo de La Constancia y de la 23 Norte y 4 Poniente. Tendió líneas de conducción y de distribución, así como redes de distribución en las colonias populares. Cuando se hizo cargo del Sistema de Agua Potable, Puebla contaba con 279 litros por segundo según aforo cuyos resultados se conservan, dejando el caudal de la Ciudad a su muerte en 1, 600 litros por segundo. Ampliándose en años posteriores, basándose en sus estudios dicho caudal a 2,300 litros por segundo.
Siempre insistió en la intima relación entre los Bosque y el Agua. Conservo una copia de un memorando que presentó al Gobierno en el año de 1946, en el cual hace ver la urgente necesidad de reforestar la Malintzi, en esos tiempos toda el agua que abastecía a Puebla provenía de esa montaña. Recomendaba además obras adicionales, como las zanjas según las curvas de nivel, como ya lo había experimentado en Flor del Bosque, para aumentar la infiltración y la recarga consecuente de los acuíferos, garantizando con todo esto la Disponibilidad de Agua para la Ciudad de Puebla en un futuro. Solía decir:
“Donde no hay Bosques no hay Agua, donde no hay Agua no hay Vida”.
Es hasta ahora, que se empieza a realizar, y a un ritmo insuficiente, lo que él hace ya 60 años señalaba como necesario. Todo lo hizo, sin ninguna remuneración, más que el miserable sueldo que en esos tiempos recibí en el Ayuntamiento. Ni siquiera después de su muerte se le reconoció todo lo que hizo por Puebla y por México, porque lo que logró Miguel Ángel de Quevedo lo hizo en forma conjunta con el Ing. Ernesto Kurt Feldmann, a quien en todo lo que hizo, siempre lo apoyó su querida esposa Érica Petersen Colombres. “Junto a un gran hombre, siempre hay una gran mujer.” Ni las autoridades mexicanas, ni las alemanas supieron valorar lo que hizo por México y por Alemania, así como por el acercamiento y la identificación de los dos pueblos. Después de la 2ª. Guerra Mundial, su relación con el General Manuel Ávila Camacho, entonces Presidente de México, fue importante para reducir al mínimo las deportaciones de los ciudadanos alemanes, y ciertamente además, el que la empresa Volks Wagen se quedara en Puebla, se debe a que él le resolvió el problema de la disponibilidad del Agua. Volks Wagen le debe el poder haberse quedado en Puebla, Puebla le debe el que Volks Wagen, así como todas las empresas que giran a su alrededor se quedaran en Puebla y al último tambien la empresa Audi y toda las empresas que la apoyan.
Además de estas labores, también se daba tiempo, aunque a él nunca le sobró nada, de trabajar por los demás, especialmente por los pobres y por la Iglesia, apoyando la labor de Monseñor Octaviano Márquez, Arzobispo de Puebla, repartiendo despensas a los más necesitados, respaldando la construcción del Seminario Palafoxiano, y otras muchas obras.
Quiso pasar por estas tierras, dejando huella y dando de beber al sediento. Dios le premie, lo que no le supieron reconocer los hombres. FUE UN HEROE QUE MURIO POR LA PATRIA, en el cumplimiento de su trabajo, luchando sin tregua incansablemente por el Agua, los Bosques y por Dios.
Mi Lema en MADRE NATURALEZA: está inspirado en su vida.
“DONDE HAY BOSQUES HAY AGUA Y AIRE PURO; DONDE HAY AGUA Y AIRE PURO HAY VIDA”.