La declaración de pandemia con escalas sin precedentes ha planteado escenarios de grandes cambios para la humanidad, algunos analistas pronostican incluso una nueva era global; planteamientos del sentido común ante la incertidumbre económica y social por la falta de vacuna; en aquello que hay consenso es que el mundo post Covid-19 no será tan diferente, sí más difícil y más pobre que antes de la emergencia sanitaria.

La vuelta a la normalidad será más lenta de lo esperado, si pretendemos que la economía pueda recuperarse después de la crisis de salud es mejor que no sea arrasada en el transcurso de ella y evitar el aumento de riesgo social.

Según organismos de la ONU, dentro de dos años habrá 150 millones de personas en pobreza extrema a causa de la pandemia, para nuestro país se estima que entre 15 y 18 millones de mexicanos estarán en estas circunstancias.

Ahora bien, se observa que los efectos económico-sociales de la emergencia sanitaria han sido particularmente desproporcionados contra los jóvenes, la generación más afectada corresponde a los nacidos a partir de 1994, actualmente en el mundo uno de cada seis está desempleado según el informe más reciente del Organización Internacional del Trabajo.

Salvaguardar a los jóvenes

Los jóvenes deben ejercitar el pensamiento crítico, salir de sus hogares, ser sociables, poner a prueba sus ideas con los demás en un marco profesional.

Si su talento y voluntad son relegados por falta de oportunidades y competencias ocasionará daño al futuro de todos y será más difícil reconstruir la economía post pandemia, existe el temor de que haya -una generación perdida- que enfrente la exclusión laboral por haberse quedado atrás cuando el mundo se recupere de la pandemia, lo que se prevé a 10 años.

En este sentido, las habilidades que requieren los jóvenes para enfrentar el futuro se orientan hacia: conocimientos académicos, experiencia o práctica y habilidades personales; parece insalvable el punto de la experiencia, sin embargo lo es en un modelo tradicional, no en uno con visión a futuro; esta generación precisamente es la primera que nace totalmente digitalizada, las habilidades en el manejo del lenguaje tecnológico son inherentes a ellos lo que les permite un nivel de adaptación muy bueno para acceder a las formas en que el conocimiento y el trabajo serán proporcionados; es decir, ambos los encontrarán en contenido online, ambientes sociales y culturales virtuales.

Los profesores hoy transitan hacia convertirse en guías y mentores que difunden el conocimiento específico guiando la búsqueda, validación y revisión del proceso en cada alumno, los docentes no desaparecerán al contrario se les dirige hoy hacia la necesidad de un mayor énfasis en el trabajo conjunto y comunitario, en ello la educación juega un rol determinante.

Las ideas de apertura a conocimientos para el futuro deben contemplar profesiones que ya están desarrollándose pero en una visión tradicional aún parecen lejanas; en la digitalización, la transversalidad hace posible pensarse en empleos alternativos como ser un  Trabajador Social para redes sociales, el conocimiento lo adquiere por vía virtual y el trabajo será en ese mismo campo,  gestores de agricultura vertical, ciberpolicías, conductores de drones, constructores de contenidos en redes sociales, entre muchas variantes que oferta la digitalización, el soporte que podemos ofrecer las generaciones anteriores es brindarles la confianza para pensar ideas innovadoras que generen ingresos, ellos tienen el lenguaje habilitado pueden desarrollarse desde ahora hacia esa dirección y crear su futuro; démosles el espacio de apertura ante sus ideas y todo el soporte posible para construirlas.

Abigail Baez

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