Con más de 90 mil muertes en México y más de un millón cien mil personas en el mundo ¡vaya que cada país, cada cultura, etnia y región del planeta cuentan ya con bastantes familiares y amigos a los que se deben recordar! Por materia prima, al menos en México, no podemos quejarnos, hay suficiente para engrosar la lista de defunciones, llámense en el argot popular este día “los muertitos”.

Pero previo a la muerte se encuentran agonizando miles de personas en los hospitales del país o en sus casas, como bien ya sabemos. Este día, no sólo agonizan cientos o miles de mexicanos, sino el país entero, además de todo lo que actualmente padecemos, tenemos la revuelta que encabezan, con justificada razón, los 10 gobernadores que están buscando el diálogo con el presidente y ante la cerrazón de AMLO están amenazando con romper, dicen los medios de comunicación, el PACTO FEDERAL. Noticia que en principio aterra y bien vale la pena analizar.

De entrada, romper el PACTO FEDERAL significaría desconocer nuestra lucha y nuestra historia, que además de haberse nutrido con la sangre de heroicos mexicanos, dejó a su paso las Constituciones de 1824, 1836, 1857 hasta la de 1917 a quien honramos y deberíamos de respetar en nuestros días. ¡Tantos episodios históricos y enfrentamientos ideológicos no pueden desconocerse por la intransigencia del representante del poder ejecutivo! La Constitución de 1917 se refiere al Pacto Federal recogiendo la figura en el artículo 40, al decir que: “es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, laica y federal, compuesta por Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior, y por la Ciudad de México, unidos en una federación establecida según los principios de esta ley fundamental”, por lo que buscar ese rompimiento nos llevaría a sufrir las funestas consecuencias que se vivieron con la separación de los territorios de Guatemala en el sur del país y más adelante la pérdida de más de la mitad del territorio nacional que se anexó a los Estados Unidos de Norteamérica. Las condiciones de cada pasaje tienen sus propios matices y este no es el espacio para narrar esos capítulos de nuestra historia, aunque convido al lector a que lo haga por su cuenta. ¡Debemos conocerla para no repetir los mismos errores! Baste concluir que el hartazgo de la población, el abuso y la ineptitud de los líderes fueron ingredientes comunes en cada uno de ellos.

Sin duda, y así lo han repetido en reiteradas ocasiones los gobernadores de los Estados de: Nuevo León, Coahuila, Tamaulipas, Durango, Michoacán, Jalisco, Colima, Guanajuato, Chihuahua y Aguascalientes, lo que se pretende es un trato justo en materia hacendaria. Es cierto que ellos generan mucho más de lo que logran hacer los Estados del centro o del sureste, razones para entender esta disparidad hay múltiples, comenzando por las geográficas, clima, educación, desarrollo tecnológico e industrial y se podrían discutir ampliamente, pero aquí, lo importante es entender la realidad de lo que está sucediendo.

Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco, habló finalmente de convocar a una CONVENCIÓN NACIONAL HACENDARIA, mirando hacia la negociación justa, eso sí, de un PACTO FISCAL con el que no se sangre el desarrollo y bienestar social de los Estados del Norte, Bajío y Occidente de la República. Pareciera que la molestia radica en ver la forma en que se dispersa el dinero que recaudan no sólo esos Estados, sino todos los que integran la federación mexicana, en proyectos y servicios que para muchos no tienen ni pies ni cabeza, y que, al paso del tiempo, nos han costado más, a los mexicanos que pagamos impuestos, por un pésimo manejo de las finanzas públicas.

Así como hoy las familias lloran por sus seres queridos que ya no están y se sienten mutiladas y carentes de aquellos que alguna vez formaron parte de sus vidas, de la misma manera deberíamos recordar que México es un país mutilado, producto de malas administraciones y pésimos gobernantes. Justificar lo que sucede hoy estigmatizándolo con tintes políticos es intentar ocultar la incapacidad para hacer frente a las necesidades de una Nación tan policromática como la nuestra.

No se trata de un rompimiento al PACTO FEDERAL, se trata de una negociación al PACTO FISCAL.

Hablemos bien para entendernos mejor.

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