Con el cambio de gobierno en Puebla, y tras la desaparición del morenovallismo, comenzó una nueva etapa política para los ciudadanos que habitan el aún cuarto estado más importante de la república.

El inicio de una nueva clase política comenzó y, desde luego, un nuevo estilo de gobierno que prometió una verdadera transformación.

Empero, una metamorfosis no en lo inmediato, mucho menos en lo físico porque Puebla sigue igual que antes, más bien una mutación política paulatina que se empieza a sentir de fondo, aunque en la forma sea la misma.

Ello implica, aseguran en Morena y en la Cuarta Transformación (4T), un cambio radical en el sistema de gobierno y en la ideología para gobernar y para administrar los recursos públicos.

Tal vez por ello, y espero que no sea por los tiempos electorales, ni mucho menos por la ambición y los intereses particulares de quienes desean un nuevo cargo público, que temas que estaban vetados en un estado conservador como Puebla hoy estén de moda.

Y digo de moda porque incluso a nivel nacional la polémica de estos casos se mantiene, a tal grado que los ciudadanos realizan protestas, manifestaciones y expresiones de todo tipo para dar su opinión.

Lo realmente sorprendente, tal vez, es que temas como las bodas entre personas del mismo sexo, el aborto y hasta la despenalización del uso de la marihuana, se aborden hasta hoy, después de dos años de gestión de la actual LX Legislatura local.

Eso si que se presta a la suspicacia.

En lo personal no estoy ni en contra de las personas con preferencias a su mismo sexo, ni mucho menos a su unión legal. Cada quien es libre de hacer de su vida lo que le plazca, siempre y cuando no afecte a terceras personas.

Sin embargo, sí estoy en contra de la adopción por parte de una pareja del mismo sexo por una simple y sencilla razón: me parece que es allí cuando estarían afectando precisamente a un tercero, a un bebé o a un menor que aún no tiene ni conciencia, ni razonamiento personal alguno.

Si cada quien va a decir sobre su cuerpo y sobre su vida entonces que la ley ampare a los niños y que estos elijan, hasta una edad razonable, lo que deseen.

Mientras, considero, estaríamos atentando a los derechos y valores universales de los niños en algún sentido.

Si los gay’s quieren casarse y ser felices a su forma pues que lo sean, siempre y cuando respeten los derechos y la decisión de alguien que aún no puede tomar decisiones, o que es vulnerable de alguna forma ante las leyes actuales.

Recientemente, el Congreso local avaló los matrimonios, y el concubinato, entre personas del mismo sexo cosa que me parece algo lógico en la Puebla gobernada por Morena y por una administración que prometió un cambio.

El respeto a los demás es la clave de este tipo de asuntos.

En el caso del aborto, también me pronuncio a favor de que las mujeres, quienes son las que deciden sobre su cuerpo, como cualquier otra persona, a excepción de los niños, sean las que asuman esta práctica y todos sus riesgos -físicos y legales-.

La discusión y polémica radica en que buena parte de la sociedad, incluso de los países de Latinoamérica, el aborto debe darse sólo en casos de inviabilidad fetal, riesgo de muerte de la madre o por violación.

Aunque, si hablamos de que las personas son libres de hacer lo que les plazca con su vida y su cuerpo, entonces también tendrían derecho de abortar o no, bajo las normas que dicte su jurisdicción.

El aborto es un tema complejo porque, además, siempre se ha practicado.

Se habla que en el mundo se realizan 56 millones de abortos cada año, los cuales por lo menos el 45 por ciento se llevan a cabo de forma insegura, sin los cuidados o atención necesaria.

Que bueno que el Congreso y sus diputados se pusieron a trabajar al respecto, aunque que malo que lo hayan hecho ya casi que se van.

Porque estos temas no son nuevos, de hecho el actual diputado Rodolfo Huerta Espinosa, quien fuera suplente del polémico José Juan Espinosa Torres, actual legislador con licencia, presentó algunas iniciativas en su paso por el Congreso, pero como perredista -en la LVI Legislatura-.

Desde ese entonces, los temas del aborto, la marihuana y la relación de personas del mismo sexo se abordó y generó polémica.

Y con respecto al tema de la legalización y regulación del uso de la marihuana, mi postura es a favor porque la prohibición de las drogas, o de esta droga, que lo único que ha dejado es muerte, violencia y daños colaterales.

La prohibición, considero, ni ha resuelto el consumo, ni mucho menos la adicción a las drogas, por lo que se debe encontrar la forma de poder combatirlas de manera efectiva, particularmente con inteligencia, con recursos, pero, sobre todo, con políticas de educación y salud públicas.

Ojalá que, de verdad, las buenas intenciones de los señores diputados en Puebla, de los partidos y, en general, de los políticos no sean sólo por las elecciones.

poncharelazo@yahoo.com.mx

En twitter: @poncharelazo

Facebook: Alfonso González

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