La cifra de homicidios en México durante el 2019 fue de 36,476; esto evidencia que los factores de riesgo son vigentes y otros no atendidos, las causas mas comunes de homicidios contra hombres son los delitos patrimoniales, accidentes automovilísticos y  desaparición forzada; en este último aspecto los hombres son una población vulnerable ante el poder del crimen organizado pues son forzados a integrarse a estas estructuras por ser considerados fuerza de trabajo, destruyendo su posibilidad a una vida productiva en la legalidad.

Las razones históricas por las que fueron creadas las corporaciones policiales, como las conocemos hoy, se basaron en la idea de que los humanos son extremadamente peligrosos para ellos mismos, se destruyen y luchan entre sí, “Homo homini lupus” frase con la cual Thomas Hobbes definió el fenómeno de la desviación social.

En cuanto al porcentaje de hombres en situación de cárcel, personas privadas de libertad (PPL) es en razón del 90% hombres y 10% mujeres, cifra que nos permite visualizar las dinámicas de interacción en que los hombres son involucrados por voluntad o por coacción.

En un elevado porcentaje los hombres son víctimas de homicidio por razones de inseguridad pública, las mujeres por razones de género. En el ejercicio delincuencial ellas son atacadas también sexualmente, desde tocamientos hasta violación, fenómeno que no presenta el mismo índice en hombres; al parecer hay una idea potente acerca del cuerpo femenino que además de ser impactado por un delito patrimonial también es territorio de ataques que buscan la humillación y un trato indignante por el hecho de ser mujeres.

El número de hombres asesinados por sus parejas mujeres es menor que a la inversa; los feminicidios son ejecutados en un 80% por sus parejas sentimentales hombres, mientras que los hombres son atacados de forma directa para robarles, secuestrarlos y asesinarlos pero no para violaros ni para venderlos como mercancía sexual, los feminicidios sí presentan estos elementos y por eso son clasificados como tal.

La seguridad pública es una responsabilidad completa del Estado como lo sustenta el Artículo 21 Constitucional, es una función que recae totalmente en el órgano facultado para el control social y ese es el Estado.

En el análisis de los homicidios contra hombres hace falta historizar, ellos son asesinados por causas externas a su hogar, fallas en la estrategia de seguridad pública que derivan en asaltos, atracos, secuestro, accidentes por conducción en estado de ebriedad e imprudencia y fenómenos derivados de la delincuencia organizada que cobran vidas y que la impunidad exacerba.

A las mujeres las asesinan en sus hogares, ese lugar donde deberían encontrar la seguridad que en el exterior hoy está mas comprometida, mientras que a los hombres los afectan en la vía pública pero siguen manteniendo un lugar hegemónico en la mayoría de las familias. En esto radica la diferencia del análisis sobre homicidio y feminicidio.

Cuando la lógica es convocada para analizar los problemas sociales tan graves como el feminicidio y el homicidio, nos permite dejar de lado la supuesta guerra entre sexos y la resistencia al empoderamiento femenino para dar paso al análisis del cómo abordamos la seguridad personal en nuestros entornos, mas allá del sexo; observar objetivamente que las causas son distintas podemos ofrecernos mejores condiciones unos a otros y exigir al Estado la seguridad pública que bien llevada genera seguridad ciudadana, es decir, convoca a la sociedad y con esto se aspira a la seguridad humana concepto que la ONU define como: vivir libres de temor y libres de necesidad. Igualdad.

Abigail Baez

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