Ojalá que los políticos de la nueva ola, de la Cuarta Transformación (4T), los tradicionales palafreneros de los gobiernos en turno en Puebla, esos que salen públicamente a preocuparse por Puebla sexenio tras sexenio sean más congruentes.

Así es.

Porque ahora resulta que el traslado de la famosa “Estrella de Puebla”, construida y ubicada en la zona de Angelópolis por el morenovallismo, es toda una necesidad en el Centro Histórico.

Y peor aún, que resulta un gran atractivo disque para volver a la vida la zona de Analco, de San Francisco y para inyectarle oxigeno puro a los comercios que habitan en todo el primer cuadro de la ciudad.

Es el caso de Armando Méndez Romero, integrante de la Asociación de Comerciantes y Bohemios del mercado El Alto, quien ayer salió a decir públicamente que siempre sí la rueda morenovallista va a generar un desarrollo económico importante en la zona.

¿De verdad está sucediendo?

No fueron precisamente las distintas asociaciones, organizaciones y defensores del patrimonio de Puebla, como el Comité Defensor del Patrimonio Cultural Poblano, entre otras, las que se opusieron a que la famosa rueda más grande del mundo se instalara en el primer cuadro de la ciudad.

Porque la famosa Estrella de Puebla, desde su inicio como proyecto, y construida por la empresa Maurer German Wheels GmbH, sería instalada en el Centro Cívico 5 de mayo, como parte de la remodelación de los Fuertes de Loreto y Guadalupe; sin embargo, en ese momento el INAH rechazó la propuesta y echó abajo el proyecto.

Entonces, el gobierno morenovallista decidió colocarla en el Paseo Nicolás Bravo, cosa que tampoco gustó a sus críticos y a las autoridades del INAH, las cuales prohibieron también que se instalara en el segundo y tercer lugar propuesto, como lo fue el Centro Escolar Niños Héroes de Chapultepec (Cench).

Los supuestos defensores del patrimonio en Puebla, incluido el INAH, pegaron el grito en el cielo y obligaron al gobierno morenovallista a instalar la Estrella de Puebla en la zona de Angelópolis, donde finalmente quedó ubicada como parte del Parque Lineal.

Y esto mismo sucedió con el Teleférico, otra obra tachada como faraónica por los críticos del pasado.

El proyecto para la construcción del Teleférico consideró el tendido de una línea de cables de 1.89 kilómetros, por lo que serían construidas dos estaciones: la primera en el Centro Expositor, y la segunda en la Casa del Torno, ubicada en el Barrio del Artista, una edificación del siglo XVII.

Con el teleférico sucedió lo mismo, pues los críticos y las distintas agrupaciones, oposición del gobierno morenovallista, lograron suspender la obra argumentando afectaciones a la zona y en la Casa del Torno, por lo que fue suspendida y recortado su recorrido casi un kilómetro.

Ambas obras, hoy por hoy, son dos de los grandes atractivos turísticos de Puebla, igual que sucede en otros estados que cuentan, al menos, con un teleférico, como Durango, Orizaba, Chihuahua y el Estado de México.

Y ahí va la pregunta del millón: ¿volverá el INAH a suspender la obra de la Estrella de Puebla en el Centro Histórico, cuando son dos de los únicos atractivos turísticos que existen en la capital?

Vamos a ver que sucede.

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Un proceso de admisión ejemplar es el que realiza la BUAP y su rector Alfonso Esparza Ortiz, quien giró instrucciones para que en completo orden, y siguiendo todos los protocolos sanitarios que marcan las autoridades de Salud y la Comisión Institucional para el Seguimiento y Evaluación para la Pandemia por el SARS CoV-2,COVID-19, re realice la aplicación de la Prueba de Admisión y Diagnóstico (PAD).

El examen que se realizará del 1 al 7 de diciembre en el Centro de Convenciones de Ciudad Universitaria; del 1 al 6 de diciembre en el Centro de Convenciones del Complejo Cultural Universitario; y el 11 de diciembre en Tehuacán, sede del Complejo Regional Sur, ha sido hasta hoy un proceso impecable.

El esquema para realizar la prueba exige acceso controlado, sana distancia, toma de temperatura, gel y desinfección, protección con caretas, cubrebocas y el ingreso de los aspirantes en una sola fila.

Que raro que quien critica el proceso de admisión de la BUAP, así como la presencia de los estudiantes que desean ingresar, no haga lo mismo con otros eventos realizados en el gobierno y en el Ayuntamiento de Puebla.

Que extraño que no haya visto el encendido del árbol de navidad en el zócalo; que chistoso que no fustigue como se atiborran los camiones de RUTA y como es que las plazas comerciales están hasta el cocol.

Están de risa esas críticas que buscan lo que los lobos cuando no han comido.

A ver si le van echando más creatividad a su vomito público.

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El maldito Covid-19 no cesa y los poblanos parece que ya nos relajamos.

Allí está el caso de Eric Cotoñeto Carmona, operador del gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta, quien por seguir metido de lleno y sin parar en la gestión social y trabajo político se descuidó y contrajo el maldito virus.

Afortunadamente, se atendió de inmediato, se puso en cuarentena y ya se recupera satisfactoriamente en su casa, con su familia.

Vayan desde aquí mis mejores deseos para que Eric recobre pronto la salud, porque la fiesta electoral que le espera ya está a la vuelta de la esquina.

Y el barbosismo vaya tendrá mucha competencia.

poncharelazo@yahoo.com.mx

En twitter: @poncharelazo

Facebook: Alfonso González

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