El pasado 1 de diciembre López cumplió 2 años sentado en una silla presidencial que hace retumbar en sus centros al sistema cada vez que se sienta en ella, del que aprendió y ha utilizado con una enorme destreza para hincharse de poder.

Cumple dos años de mandato con un porcentaje asombroso de aprobación popular. El afirmó que cuenta con más del 70%, las encuestadoras hablan del 60%, como siempre el presidente tiene otros datos. De cualquier manera, estimado lector, la popularidad del presidente es abrumadora.

No voy a enlistar las decisiones y acciones que han dañado seriamente la solidez institucional de México, a estas alturas rayaría en lo ocioso. La muerte, la corrupción y la violencia pueden englobar absolutamente todas las deficiencias de un gobierno que maneja su propia agenda intentando llevar al país al abismo socialista.

¿No le asusta, estimado lector, los mensajes en las redes sociales emitidos por funcionarios públicos de primera línea en la 4T, como Irma Eréndira Sandoval y su esposo, o la imposición de Claudia Sheinbaum y de la alcaldía Cuauhtémoc, para venerar las estatuas de los dictadores Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara, que instalaron en el parque denominado “La Tabacalera”?

El discurso de la austeridad republicana, la justa medianía en las clases sociales, la humildad, el rechazo al “consumo enfermizo”, a la opulencia, a los lujos y a las banalidades por parte de López Obrador no tendrían ningún sentido sino se tuviese el objetivo de alimentar la mediocridad y el conformismo de millones de mexicanos que en lugar de pensar en la superación y el desarrollo, desean con ahínco que caigan las empresas y se empobrezca al país para que todos vivamos iguales.

Lo grave sucederá en unos pocos años más. Cuando la costumbre nos arrope y los suspiros nos recuerden esos años de bonanza, pues las nuevas generaciones adoctrinadas bajo la influencia de la 4T habrán crecido impregnadas con una ideología absurda, que nada tiene que ver con la velocidad en la que se mueve el resto del mundo.

Son muchas las voces que se levantan afirmando que el “pueblo sabio”, pronto se dará cuenta de que López Obrador es la misma persona que el presidente, entonces llegará el desencanto, cuando se termine el dinero que en carretonadas les está regalando para mantener su popularidad. Para ello, faltan muchos años más, pues metódica y sistemáticamente continúan avanzando las políticas

para exprimir y acorralar a la clase trabajadora, a los empleos formales, a los empresarios. Los recursos para continuar sosteniendo programas socialistas continuaremos aportándolos nosotros, hasta que llegue el momento en que nadie podrá más, pero no importa, para entonces ¡estaremos acostumbrados!

No solo se fugan capitales del país, sino personas trabajadoras que desean se valore su esfuerzo y se reconozca su trabajo. Mami es un ejemplo de ello. Lester Freeman, hace algunos años dijo: “lo mejor que ha ocurrido a Miami es que Fidel Castro haya leído a Karl Marx, porque así Fidel se convirtió en el mayor benefactor de la economía norteamericana”.

En pocos meses se vivirán las elecciones intermedias, independientemente de si tendremos al INE actuando como árbitro imparcial, será un buen momento para dejar las especulaciones de lado y pensar en nuestro futuro con los nuevos resultados.

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