Comenzaré con la siguiente reflexión: ¿debemos guiar a nuestras empresas sólo a través del poder que tenemos por ser el propietario o accionista mayoritario? ¿Olvidar que tenemos el poder y sólo dirigir a nuestros equipos con base en nuestra autoridad? Cómo saber si realmente tenemos esa autoridad que presuponemos que existe. ¿Tenemos autoridad, poder o liderazgo?

El término autoridad deriva del verbo latino augeo que significa aumentar, incrementar o hacer crecer. En el mundo romano la palabra auctoritas designaba una fuerza que servía para sostener y acrecentar algo, y por tanto el auctor era la persona que sostenía o desarrollaba algo. Desde esta perspectiva, la autoridad supone la fuerza que sirve para desarrollar, para hacer crecer y para sostener.

Los seres humanos somos sociables por naturaleza. Vivir en sociedad es lo que hace posible que como hombres nos perfeccionemos y alcancemos los fines propios de nuestra existencia. Si las empresas son organizaciones sociales, colaborar en una empresa es una forma de posibilitar el desarrollo de nuestras capacidades. Sin embargo, este fin no se alcanza por obra divina. Se requiere que dentro de la dinámica empresarial exista una organización articulada para actuar coordinadamente. “Si nadie emite órdenes que repartan las tareas, no hay acción conjunta”. Piense en el Supertazón; para que los Bucaneros resultaran victoriosos, alguien tuvo que emitir las órdenes a la ofensiva, repartir las tareas y definir la formación.

Un buen liderazgo es una de las actividades humanas que más se valoran. Refleja el talento de reunir a la gente, de lograr que trabajen juntos eficientemente en pos de un objetivo común, que se ayuden entre ellos, que dependan del otro, que confíen en el otro. Crea la esperanza de formar parte de un equipo, de una organización o de una nación exitosa, de ser ganador en colaboración con otros ganadores. Y a todo el mundo le gusta ganar. No conozco a ningún buen empresario que le guste hacer negocios con empresarios perdedores.

“El poder es fuerza y es darle esa fuerza a otros.”

– Beth Revis

Un buen líder guía, escucha, media y resuelve de la mano de su equipo. ¿Usted se ha visto obligado a ejercer poder? Tal vez en un momento ha fallado su autoridad, su liderazgo, o tal vez, en el peor de los casos, no cuenta con alguno de ellos.

Todos los que hemos decidido asumir una posición de dirección tenemos innegablemente una posición de poder pero no todos contamos con la autoridad requerida. Todos hemos fundamentado el ejercicio del poder usando la fuerza, manipulando, persuadiendo o utilizando nuestra autoridad. Sin embargo, nuestro enfoque debería estar dirigido a fortalecer esta última condición. Llegar a ser líderes que mediante la autoridad hagamos uso del poder en beneficio de nuestras empresas y sus colaboradores.

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