Desde su nacimiento en México hace 100 años, la radiodifusión se ha enfrentado a cambios que le han permitido rápida evolución para acoplarse a la condiciones tecnológicas y humanas de cada época, pues al ser un medio “siempre vivo” donde se hace indispensable la interacción social; también se hace fundamental la generación de diversas condiciones orgánicas para alcanzar uno de los objetivos primordiales del medio, que es la construcción de mejores sociedades con la creación de imágenes auditivas, a través de la expresión oral, motivando el pensamiento de los individuos y ejerciendo prácticas responsables para fortalecer estructuras socio políticas, comerciales, de gobierno, educativas y de entretenimiento en el país.

Este 2021 celebramos la llegada de la radio como un instrumento social para la transformación del pensamiento, pero también como una estructura organizacional que se hace necesaria para la transmisión de mensajes en tiempos de emergencia, como la que actualmente transitamos en nuestro país y a nivel mundial, pues la información que se emite a través de las ondas electromagnéticas por el espacio aéreo, permiten casi de manera inmediata, la vinculación de diversos sectores institucionales o humanos para completar ciclos que ayuden a la resolución de problemas o bien para la generación de conciencias, opinión pública y criterios informativos, entre muchas otras funciones que la radio propicia por su naturaleza.

Fue en la década de los años 70 del siglo pasado, cuando las estructuras administrativas nacionales de la radio se constituyeron, pues después de 50 años de camino, se requirió de no una, sino de muchas bases organizacionales para darle estructura legal a las transmisiones, así como una fortaleza a las empresas comerciales y públicas, sobre todo en estas últimas, pues fue en 1979 cuando el Estado Mexicano (luego de la adquisición de tres frecuencias en quiebra de radio Fórmula), crea a través de la Dirección General de Radio, Televisión y Cinematografía (RTC), el grupo “RTC Radio”, mismo que daría pie a la constitución del Instituto Mexicano de la Radio (IMER) en 1983 y se abriría la puerta a la radio indigenista, precursora de la radio comunitaria.

También entre 1970 y 1978 se fortalece la Frecuencia Modulada (FM), que por sus características técnicas, superó en calidad auditiva a la Amplitud Modulada (AM) y por tanto se buscó dar más impulso a la industria radiofónica para aprovechar las bondades que la tecnología estaba ofreciendo, de tal forma que dueños de estaciones en todo el país, deciden unir esfuerzos para solicitar a los fabricantes de aparatos receptores que los nuevos equipo tuvieran costos más baratos a los de introducción en el mercado, de tal forma que deciden conformar la Asociación de Radiodifusores de FM, misma que promovió entre otras, la creación de la Asociación de Radiodifusores del Distrito Federal (ARDF) en 1973, cambiando para el 2019 su nombre y constituyéndose como la Asociación de Radiodifusores del Valle de México (ARVM).

De igual forma en 1970 la industria radiofónica se modifica para integrar al sector televisivo y se constituye la Cámara Nacional de la Industria de la Radio y la Televisión (CIRT), mientras que en 1973 se publica la Ley Federal de Radio y Televisión, misma que cambia en 2013 a Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión (LFTR). Fueron años que marcaron las bases para que la radiodifusión se fortaleciera de forma administrativa y ordenamientos jurídicos que permitieron mayores alcances comerciales y sociales, pero también ofrecieron enormes mejoras a las condiciones de equidad entre concesionarios, quienes habían trabajado por medio siglo de forma casi independiente.

A pesar de que la radio en banda de FM había captado más del 60 % de los públicos que anteriormente escuchaban la AM, ya en los años 80, la revolución tecnológica pondría ante nuevos retos a la radiodifusión, no sólo en México sino en todo el mundo, pues la llegada de los históricos Walkman, de los autoestéreos con casetera, así como los equipos modulares para los hogares, cambiaron la forma en que los públicos seleccionaban su música, haciendo que los contenidos al aire se llenaran de creatividad para poder entrar en la competencia y no solo transmitir música con comerciales, sino que se buscaron integrar más programas hablados, noticiarios de mayor duración con formatos conocidos como “de revista”, impulsando la participación de las audiencias con promociones, los llamados “autopromos” (hoy mejor conocidos como Podcast) y otra serie de estrategias que marcarían una nueva etapa en la radiodifusión comercial.

La Radiodifusión Sonora Digital (RSD), bien conocida como DAB (por sus siglas en inglés de Digital Audio Broadcasting), a pesar de haberse creado a finales de los años 80, es ahora el nuevo reto para la radiodifusión, pues el sistema tecnológico permite sintonizar en dispositivos móviles cientos de estaciones en todo el mundo, así como la reproducción de innumerables programas de contenido, noticias, conciertos, documentales y música, la gran mayoría sin costo alguno.

Y como dijo Luis del Olmo, periodista, locutor y poeta español: “esto es lo que me gusta de la radio: el no saber qué va a ocurrir.”

Nos escuchamos la próxima, en tanto tenga usted, ¡muy buen día!

Facebook: Omar Espinosa Herrera

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