Si habláramos de política el día de hoy, seguramente estarían en la mesa las próximas elecciones en el país, y si nuestro presidente hace o deshace, dice o no dice, participa o no participa. Sin embargo, la cuestión de política y democracia no sólo se vive en ese nivel; también existen al interior del sector privado, en las universidades e incluso en nuestras propias casas. Forman parte de nuestra vida cotidiana y deberíamos promoverlas e impulsarlas al interior de nuestras empresas, de nuestras organizaciones y por supuesto, al interior de nuestra participación pública.

Pero hablando específicamente del sector empresarial, aquí también se hace política, se vota, se generan grupos de poder, de intereses particulares y en conjunto. Existen desavenencias y fracturas. En el sector empresarial, se negocian posiciones, se crean alianzas y se suman esfuerzos políticos y democráticos, aunque no siempre tan políticos ni tan democráticos. Y para muestra veamos a nuestros organismos empresariales como Canacintra, Coparmex o Canirac.

Simplemente en nuestro país contamos con más de 200 cámaras y confederaciones que existen para la representación de industrias y sectores empresariales. En cada una de ellas existen presidentes, vicepresidentes, secretarios y un gran equipo que trabaja en consolidar al gremio, resolver problemas comunes y fortalecer a las empresas afiliadas.

Ya sea a nivel local, estatal, nacional e inclusive internacional, la política dentro de estos organismos, así como esperaríamos pasara en nuestro país, se debe manejar de manera democrática, humana, protegiendo intereses y la prosperidad de los involucrados y su región.

Los organismos empresariales tienen un papel fundamental sobre todo en momentos críticos como los que vive nuestra economía hoy. Tienen la responsabilidad de crear estrategias y planes que detonen la eficiencia, competitividad y rentabilidad económica para los sectores a los que representan. No nos extrañe entonces que desde aquí muchos empresarios brinquen a la política queriendo cambiar las cosas o llevar a otro nivel sus buenas prácticas.

La política es un eje que marca los caminos para proceder, actuar y caminar en nuestra actividad laboral. Así que, como ciudadanos y empresarios del quehacer político y democrático de nuestras instituciones, tengamos la responsabilidad de que nuestras empresas y familias participen activamente ejerciendo sus derechos y exigiendo resultados con un carácter político y democrático. Sólo así tendremos mayores oportunidades de seguir consolidando los esfuerzos realizados por años. La política, la democracia, la tolerancia y el trabajo en equipo sí pueden coexistir.

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