Llevamos una, dos, seis cuarentenas, y seguimos aquí al pie del cañón. La esperanza: una vacuna, sin embargo, la estrategia en nuestro país avanza a pasos de hormiga.

Nos hemos renovado, adaptado, reencontrado y hasta me atrevo a decir, evolucionado. Si no me cree, voltee a ver a todas esas mujeres que desarrollaron más brazos, cabezas, terminaron más de una maestría en menos de un año y han creado “hábitats” capaces de aguantar heladas, sequías y bombas nucleares.

El home office ha sido un arma de doble filo durante esta pandemia, es una nueva normalidad laboral que me parece no es para todos. Tiene su chiste. Así que especialmente mis respetos para todas aquellas mujeres que deben cumplir con su agenda laboral y a la vez ver por su familia, casa, el perro, pagar el teléfono, la luz y no morir en el intento.

Según un análisis de la consultora McKinsey y la Fundación Lean In, en Estados Unidos una de cada cuatro madres con empleo está pensando en reducir su jornada laboral o, incluso, en renunciar a su trabajo. ¿Se imagina que esto pudiera pensar una mujer mexicana, en tirar la toalla? Si bien muchos hogares cuentan con aportaciones monetarias y responsabilidades bastante equitativas entre sus miembros, la realidad es que este mundo, sin mujeres, no avanza.

Casi 3 de cada 4 mujeres con cargos directivos sufren del síndrome Burnout: están quemadas, fritas, sobrepasadas por su realidad.

Es por esto que invito a las empresas a replantearnos cómo podemos seguir conservando ese talento, cómo podemos ser aliados y aprovechar esta coraza todo terreno que están desarrollando más que nunca las mujeres. Cómo clausurar los nuevos horarios de trabajo 24/7 y reconocer que ni los padres ni las madres están al 100% en un confinamiento.

La empatía será clave. Un empleado relajado, contento y feliz, produce mucho más que uno estresado que debe sortear su nueva realidad con las idas a la oficina, juntas presenciales con clientes, con una vida “física” que hoy ha demostrado puede ser si no toda, un gran porcentaje virtual.

Como empresarios seamos responsables de nuestras acciones, del trabajo consignado a cada uno de los que laboran en nuestras empresas. Dudo que en sus contratos exista la cláusula de “horario extendido en caso de pandemia”. Démosles libertad y oportunidades para que no abandonen sus empleos y nosotros conservemos su talento. Rompamos teorías como que “entre más horas se esté en la oficina, más eficiente se es.”

En el 2019 la ENOE reveló que 10.3 millones de mexicanos laboraron más de 48 horas semanales, es decir, más de 8 horas diarias. Ahora súmele una pandemia. Reformemos nuestro esquema de trabajo. Que las llamas sean de intensidad, creatividad y talento, y no de mujeres saturadas y sin aliento.

www.felipesandoval.com

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