Cambios profundos habría de vivir la radio de los años 80 del siglo pasado en México, cuando la Frecuencia Modulada rebasó la barrera del 69 % en el gusto de las audiencias sobre la Amplitud Modulada, pues ésta se escucha en sistema monoaural, es decir que la mezcla de audio se percibe en un canal, originando un sonido similar al escuchado por un solo oído, mientras que la nueva tecnología ofrecía superior audición en modo estéreo, mejorando notablemente la fidelidad y calidad perceptiva. A este proceso de ingeniería radial se sumaba la penetración de equipos de audio personalizados como los históricos Walkman, equipos modulares para casa y autoestéreos, así como el Disco Compacto (CD); todos ellos nacieron a finales de los años 70 pero ganaron popularidad porque podían ser adquiridos a costos ciertamente accesibles.

Las estaciones de radio estaban frente a un reto por mantener a sus escuchas cautivos y ganar batalla a las nuevas formas de escuchar música, en las que evidentemente no había cortes comerciales, espacios de información, ni comentarios de locutores; fue entonces que surgieron los conocidos “autopromos”, piezas auditivas con duración de 2 a 4 minutos que invitaban y motivaban de forma muy creativa a los escuchas de la radio comercial a escuchar programas, participar en concursos y donde contaban historias únicas de contenido popular, con máximas capacidades de entretenimiento y donde la imaginación acústica, era el principal ingrediente.

Ejemplo de este formato al aire fueron los producidos por la tradicional WFM en la hoy Ciudad de México, que en el 96.9 transmitió el inolvidable “Pavo Asesino”, serie que contaba en tres episodios, la historia de un ave que además de no permitir fuera sacrificada para la navidad de 1988, habría de matar a quienes osaron pensar que sería la cena tradicional para las fiestas decembrinas. Sin duda una producción sumamente creativa e innovadora para esos años que fue generada por el ganador de cuatro premios Oscar, Alejandro González Iñárritu (que en 1986, apenas era un estudiante de comunicación), donde también participaron el locutor y diseñador de audio Martín Hernández y quien marcó un antes y un después para la locución comercial de los años 80, Charo Fernández. A ellos se sumó la voz siempre magistral del actor de doblaje Rubén Moya para la narración de los episodios.

Otra estación que incursionó (hasta 1994) en el modelo de autopromos, fue Radioactivo 98.5 que lanzó al aire los “Juguetes Radioactivos”, mismos que se anunciaban como “ofensivos e inhumanos” y contaban historias irreverentes de juguetes comercialmente populares. No obstante, el producto auditivo no alcanzó los niveles de rating que el Pavo Asesino.

A mitad de la década de los 80, México vivió una de las tragedias más impactantes de la que haya tenido memoria en muchos años y que aún en nuestros días se mantiene vigente en el colectivo social. El sismo del 19 de septiembre de 1985 pondría a prueba nuevamente la efectividad de la radio para transmitir en tiempo real, lo que estaba viviendo la capital de la República y es para no olvidar la gran narración que el periodista Jacobo Zabludovsky realizó por la XEW, perteneciente al Grupo Radiópolis de Televisa, mientras que otras estaciones dejaron de transmitir por varias horas debido a los cortes de energía, o porque sus torres se habían dañado e incluso en muchos casos literalmente se cayeron, pero que al lograr restablecer sus comunicaciones, mantuvieron siempre informada a la población demostrando que la radio es y seguirá siendo el medio de comunicación con más aceptación de las audiencias, aun cuando los nuevos sistemas digitales ganen espacios en la Internet con los ahora conocidos Podcast.

Son estas transmisiones de series episódicas en archivos de audio grabados previamente y transmitidos por plataformas de internet como Spotify, Ivoox, iTunes, YouTube o Souncloud las que en pleno siglo XXI vienen a revolucionar el mundo de la radiodifusión nacional, una industria que se ha tenido que detener desde el 2020 a pensar y replantear sus formatos para que, nuevamente como en los años 80, inicien una nueva batalla para recuperar esos públicos que siempre queremos más especialización, mejores producciones y contenidos que nos hagan despertar nuestra imaginación acústica.

¿Será que en algún lugar están escondidos esos talentos de la radio que puedan presentar propuestas innovadoras? y ¿Los empresarios de la radio tendrán la capacidad y voluntad de apoyarlos, como en 1986 lo hizo Emilio Azcárraga Milmo con Charo Fernández, Martín Hernández y Alejandro González Iñárritu?

Nos escuchamos la próxima, en tanto tenga usted, ¡muy buen día!

Facebook: Omar Espinosa Herrera

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