Ahora que quedó claro que Morena, su partido, le dio la espalda, minimizó sus consideraciones, sus peticiones, y parece haberlo dejado solo, el gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta, puede jugar libremente en el proceso electoral actual.
Y si había algún respeto por la dirigencia nacional de Morena, que encabeza Mario Delgado Carrillo, tal parece que las cosas cambiarán.
Al mandatario lo dejaron prácticamente fuera de la designación de las candidaturas a diputados federales, y aún falta ver que sucede con las locales; dejaron, además, fuera a su gallo, Gabriel Biestro Medinilla, quien nunca pudo con la presidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera Vivanco, en la lucha por representar al municipio.
Y si a esto sumamos el abandono en que la federación, y el propio presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), tiene a Puebla la cosa se pone del cocol.
Queda claro por qué la molestia del gobernador con muchas dependencias federales, entre ellas salud, Profeco, gobernación, entre otras, las cuales no han hecho gran cosa por el estado.
La molestia de Miguel Barbosa, dicen, es grande, muy grande.
La designación de Claudia Rivera como candidata de Morena, y su presentación oficial ayer por parte de la dirigencia, encabezada por Edgar Garmendia de los Santos, era lo único que le faltaba para tener claro el rompimiento entre Morena -local y nacional- y el ejecutivo del estado.
Es por ello que la pregunta ahora es ¿con quién jugará el gobernador Barbosa?
Así es, ¿con quién cree usted que se la va a rifar el mandatario en el municipio, con Claudia Rivera o con Eduardo Rivera?
Lo he escrito y comentado en varias ediciones de Posdata, por lo que en esta segunda etapa del proceso de definición de candidatos en Morena sería bueno preguntarse quién le conviene más al gobernador como candidato y como triunfador, ¿Claudia o Lalo?
En lo personal sigo afirmando que el más beneficiado del pleito entre municipio y estado sigue siendo el abanderado de la alianza “Vamos Por México”, que encabeza el PAN, Eduardo Rivera Pérez, con quien mantiene una relación de respeto desde hace mucho tiempo.
Ya Biestro quedó fuera del camino, pero Morena le sigue dando muestras de quererlo descarrilar, así que el gobernador estaría apostándole a su amigo Lalo Rivera, quien no tiene empacho en recibir apoyo de donde venga para poder ganar la próxima elección.
Porque será una elección muy interesante, de entrada, será la revancha que busca el panista contra Claudia Rivera, quien le ganó la ciudad en el 2018, cuando se dio una diferencia entre uno y otro de 89 mil 755 votos.
En aquella elección, Claudia Rivera se hizo de la presidencia por haber obtenido una votación a su favor de 343 mil 155 sufragios, contra 253 mil 400 de Lalo Rivera. El factor clave de aquel triunfo, se dice, fue la ola obradorista que hizo ganar hasta al más desconocido.
Empero, para la elección del próximo 06 de junio ya AMLO no estará en la boleta, por lo que ahora suma a los comicios el trabajo bueno o malo que ha hecho, en este caso, Claudia como presidenta.
Además de las alianzas que ha logrado para mantenerse como la candidata al cargo que hoy ostenta, y que desea repetir por otros tres años más.
Los factores negativos para la candidata de Morena, los más importantes, son dos: el posible desencanto de la gente a los gobiernos de su partido, por la falta de resultados más efectivos, y el pleito que mantiene con el gobernador Barbosa.
Ambos temas, desde luego, van a influir en el resultado de la próxima elección.
Ya sólo habrá que pensar y preguntarse qué tanto conviene al gobernador poblano que Claudia y Morena pierdan la elección, ya que la derrota podría afectar a los candidatos a diputados locales.
Y si Morena pierde la mayoría en el Congreso del Estado, las cosas se le pondrían muy difíciles al mandatario, quien tendría que negociar y jugar con la oposición, con el PAN, y tampoco ha sido tan condescendiente con ella.
Vaya que el escenario electoral se ha complicado para los protagonistas de Morena, quienes gobiernan la cuarta ciudad más importante del país.
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