La palabra “radio” es un sustantivo masculino. Este vocablo en su etimología proviene del latín “radius”, que significa “rayo”. Puede referirse a un segmento lineal que une a un punto cualquiera en el círculo o en una superficie de la esfera en la parte central. En algunos países y culturas de la vieja Europa se utiliza para definir el “rayo de una rueda”. El radio es el hueso más grande de los dos ubicados en el antebrazo. En química identifica al elemento metálico correspondiente al número atómico 88 de la tabla periódica, usado en la medicina. Y finalmente la Radio, es reconocida en todo el mundo como la transmisión pública de espacios sonoros a través de ondas hercianas; palabra que, a pesar de tener uso en distintas disciplinas, sirve para describir imágenes acústicas con el uso de la voz y despertar la imaginación, a través del lenguaje sonoro.
Tal como lo señaló el filósofo y comunicólogo Marshal McLuhan a mediados del siglo XX: «la radio afecta a la gente de una forma muy íntima, de tú a tú y ofrece todo un mundo de comunicación silenciosa entre el escritor, el locutor y el oyente», por ello siempre ha de ser un referente para los cambios sociales y políticos mundiales. Basta recordar que durante la Segunda Guerra Mundial (1939 a 1945), fue el medio de comunicación más recurrente para mantener a públicos globales informados de las acciones que todos los países involucrados en el conflicto desarrollaban, casi en tiempo real, pues tanto nazis como aliados emitían mensajes de propaganda para contar su versión de la guerra, tratando de confundir al enemigo, o bien para dar ánimos a la población.
En México se cumplen 100 años desde que nació la radiodifusión, medio que en su Época de Oro (1930 a 1951), fue precursora de grandes personajes y leyendas musicales como Francisco Gabilondo Soler “Cri Cri”, Pedro Infante, Jorge Negrete y Antonio Badú, quienes posteriormente también se convertirían en íconos de la cinematografía nacional. Igualmente surgieron auténticos ídolos del pueblo como Lucha Reyes, la reina de la canción ranchera Lola Beltrán, Miguel Aceves Mejía y el prototipo de la elegancia y virilidad: Emilio Tuero; el samurái de la canción Pedro Vargas, María Luisa Landín, Chelo Flores, María Victoria y Agustín Lara, que en su legendario programa “La Hora Intima”, dedicó su inspiración a todas las mujeres. Todos reunidos en la frecuencia radial de la XEW, “la voz de la América Latina”.
Cómo olvidar las producciones teatrales llevadas a los hogares de millones de personas, a través de radionovelas como “Kaliman”, “Los tres mosqueteros”, “El Monje Loco”, “Apague la luz y escuche”, “Chucho el roto”, “Porfirio Cadena”, “La herencia” y “Gutierritos”, entre otras. También nacía la locución profesional con voces inolvidables como la de Arturo de Córdova, Pedro De Lille, quien fuera el primer locutor consagrado de la W, Álvaro Gálvez “el Bachiller”, además de los cronistas deportivos Pedro “el Mago” Septién y Pepe Alameda; Luis Manuel Pelayo, Luis de Alba e Isidro Olace. Detrás de ellos, un sinnúmero de escritores, realizadores y productores que fueron protagonistas e impulsores para el desarrollo de la imaginación acústica de familias enteras, que reunidas en torno a su aparato receptor podían escuchar y vivir la magia de la radio, donde además se abrieron amplias posibilidades para la comercialización de productos y servicios, a través de verdaderas joyas narrativas y musicales entre los años de 1923 a 1968.
Conocer la historia de la radio en México puede ayudar a las nuevas generaciones de locutores y productores a comprender la importancia del medio para desarrollar diferentes e innovadores modelos de difusión sonora con el uso de las nuevas tecnologías en Internet, lugar donde la Fonoteca Nacional ofrece en su Sitio Web (https://rva.fonotecanacional.gob.mx/fonoteca_itinerante/voces.html) un catálogo auditivo con grabaciones como la del expresidente Porfirio Díaz, en una producción realizada en el castillo de Chapultepec el 15 de agosto de 1909, con la lectura de una carta dirigida a Thomas Alva Edison, donde expresa su admiración y respeto al inventor del fonógrafo.
También muestra segmentos de radionovelas, programas de concursos como el Gran premio de los 64 mil pesos y el Dr. IQ, así como entrevistas a Pedro Infante, Agustín Lara, Cantinflas, María Félix y hasta el primer comercial más antiguo en conservación de la radio mexicana, que en 1924 anunciaba los Chicles Maya; audios que dan cuenta de la historia auditiva de nuestro país.
Nos escuchamos la próxima, en tanto tenga usted, ¡muy buen día!
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