El ex aspirante a la candidatura al Ayuntamiento de Puebla por Morena, Gabriel Biestro Medinilla, está convertido en el “toro poblano”, y hace perfecta alusión al controvertido, amenazante y polémico Félix Salgado Macedonio, el toro original.
Y es que ambos sufren el mismo dolor.
Y luchan, además, por una causa común: su candidatura ya perdida.
Ayer el Instituto Nacional Electoral (INE) le dio la estocada y el descabelle al toro Salgado.
Biestro, ya no sabe qué hacer para recuperarse de la derrota. Esa que lo dejó fuera de la elección intermedia.
Esa por la que incluso podría perderlo todo políticamente.
Esa que achaca a sus enemigos en Morena, a la dirigencia de su partido. Y esa por la que su show continúa y sigue dando de qué hablar.
En tanto, el verdadero toro Salgado, a pesar de la derrota, sigue haciendo el ridículo, amenazando, amedrentando y despotricando contra el INE, y contra su director Lorenzo Córdova Vianello, quien hace que ni lo oye, ni lo escucha.
No hay cómo parar al toro poblano.
Anda suelto y cabeceando, igualito que Félix, y no el gato, el Salgado.
Porque tanto Biestro como su par, el toro real, están que truenan en contra de todo mundo, sobre todo contra la autoridad electoral, a la que no respetan.
Los dos, además, parece que sufren de esquizofrenia política.
Sienten que los persiguen que los quieren perjudicar, que les quieren robar, que están en los cuernos de la luna, y que merecen todo.
Vaya caso.
Su mal parece una grave e incurable enfermedad de la política, la del empoderamiento.
Y cómo no, si el dominio los ciega y los envuelve, a tal grado de amenazar con reventar la elección, si es que nada les favorece.
¿Tan jodidos en política estamos?
¿No hay nadie que los ponga en su lugar?
Y todavía se manifiestan en pro de la democracia.
¿Qué nadie les puede decir nada, o tal vez asesorar?
Lo único que están logrando es arrastrar a su partido a la derrota en sus respectivas demarcaciones.
¿Esa es la 4T?
¿De esa democracia hablaban?
De Félix Salgado no es extraño su comportamiento porque es un animal político natural, que causa y genera mucho ruido, del bueno y del malo.
Que destruye, más que construir.
Empero, ¿del diputado local con licencia?
Entiendo perfectamente que lo que ahora quiere Biestro es perjudicar a Claudia Rivera Vivanco, la candidata de Morena a la presidencia municipal de Puebla, por una revancha, ¿pero a qué costo?
No se ha dado cuenta que le sigue pegando a la marca Morena en Puebla, y que si la sigue defenestrando va a poner en riesgo la posibilidad de mantener la mayoría en el Congreso del Estado.
Es momento, me parece, que lo frenen un poco desde Casa Aguayo.
Las manifestaciones, las movilizaciones, las amenazas al estilo del toro Salgado sólo perjudican a Morena, a sus candidatos y candidatas, a sus posibilidades de triunfo.
En medio de una elección que se antoja y se vaticina muy competida lo que debería haber en cada partido político es prudencia, y es lo que menos hay en Puebla.
Es una pena que ni el Instituto Electoral del Estado (IEE), ni su consejero presidente, Miguel Ángel García Onofre, hayan exigido un alto a las manifestaciones fuera de su sede, particularmente al partido Morena.
El organismo electoral poblano se está viendo gris y opaco, muy solapador y consentidor, cuando aún ni empieza lo más fuerte de las campañas.
Y no es raro, porque García Onofre anda más metido en cuestiones personales que en su trabajo.
A ver si por andar permitiendo que fuera de la sede del IEE se realicen manifestaciones masivas no se le vuelven a contagiar de Covid-19 en el organismo que disque lidera.
A poco ya se le olvidó que los contagios en el instituto se le salieron de control por pasivo y bonachón.
Por cierto, las inconformidades en el IEE no cesan.
Ya les contaré.
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