Me parece que la obra de Cristóbal Montoya expresa, primero, a través de la mirada; son los ojos, como punto central en la mayoría de sus trabajos, los que llevan la voz cantante. Y es que estos pueden ser iguales, diferentes, uno arriba y uno abajo, uno con y otro sin pestañas, pero siempre son lo que al final termina atrapando al espectador.

–¿Te alimentas de las miradas? Tengo la impresión de que en muchas de tus obras el centro parecen ser los ojos, a los cuales les das distintos papeles en cada personaje, como una dualidad en la mirada que hablara de que, lo que ve un ojo no es lo mismo que ve el otro ¿Lo consideras así o es una apreciación mía?

–Ahora que lo dices, me doy cuenta de que la mirada es importante en mi trabajo; la mirada es protagonista en el rostro de cualquier persona a nivel físico y de personalidad, pero no lo hago de manera consciente; al principio, en mis primeros cuadros representaba personajes de mirada melancólica porque me sentía conforme y a gusto al representarlos así, pero no como una meta antes de pintarlos, lo decidía en el proceso y la escena en general así me lo pedía. La melancolía siempre me ha atraído. Ahora creo que me he alejado un poco de esa mirada primera, aunque reconozco que no del todo, ahora hay piezas donde el personaje que pinto tiene un ojo abierto y otro cerrado, el ojo abierto mira al exterior y el cerrado al interior: dos formas de mirar en una sola mirada, al mismo tiempo que visualmente me da un contraste que me gusta.

Montoya es un artista Oaxaqueño, de los jóvenes que vienen empujando con propuestas innovadoras. Y aquí es inevitable citar lo que para algunos es la escuela oaxaqueña de pintura (y que para otros no existe como tal):

–¿Te consideras parte de una escuela de pintura oaxaqueña?

–No, la verdad es que no creo que mi trabajo se apegue a esa corriente, creo que esa escuela y sus grandes exponentes, al mismo tiempo que vivir en Oaxaca, sí aumentaron en mí un gusto y amor por el arte, por la pintura en específico, pero mi formación en el diseño gráfico creo que moldeó más el qué y cómo pintarlo.

Montoya dice que le gusta trabajar con personajes: los toma, modifica y les agrega rasgos que sólo el arte tiene la virtud de permitirle. Un escritor se identificaría de inmediato con su trabajo porque es una constante en la literatura: reescribir la vida y los personajes reales para darles un lugar determinado en la ficción de un texto.

–El que trabajes con personajes y les des nuevos papeles en tu pintura me remite a la escritura en la cual, del vecino, del político o del pordiosero, surge un cuento, una historia y a veces hasta una novela; es como reescribir a los personajes de la vida cotidiana que reúnen cierta condición para ser reinventados. ¿Es lo mismo en tu trabajo, encuentras esto en la pintura?

–Me parece que sí, de alguna manera es así como lo veo, me gusta pensar que mi arte habla de personajes, personas comunes que intento convertir en personajes, dotarlos de algo especial al plasmarlos en una tela o papel, ya sea alterando sus rasgos físicos o presentándolos en una atmosfera especial, simbólica, surrealista, fantasiosa o lúdica.
La vida de Cristóbal gira alrededor de su familia, su comunidad, la ayuda y el apoyo humanitario como punto de partida para el crecimiento personal y creativo.

–Diseño, dibujo, grabado y pintura, son los ejes sobre los cuales construyes tu trabajo, sin embargo, ¿Dónde reside el alma de tu creación?

–La pintura, el dibujo y el grabado serían diferentes canales por donde transmito mi lenguaje, pero mi lenguaje nace del ser humano, de sus complejidades, de sus conflictos, de sus apegos, etc. Hablo de eso y de eso mismo me nutro, de mis propias complejidades, de mis propias vivencias, de mis propios miedos, etc. Por eso no pinto de galaxias o de extraterrestres, hablo de cosas que conozco, que he experimentado en carne propia o a través de otros.

F/La Máquina de Escribir por Alejandro Elías
@ALEELIASG

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