*Por: Dra. Verónica Adriana Rosas Jiménez

La gente rebelde de Ciudad Nezahualcóyotl ha buscado constante y decididamente nombrarse a sí mismos en contra de los conceptos academicistas, políticos y sociales. Nezio es una manera que con frecuencia usan para referirse a sí mismos, con un cierto aire jocoso, provocador y desafiante contra fuerzas, actores e instituciones con poderío económico, social, cultural y político. La noción corresponde a la deformación que a propósito ellos hacen de la palabra necio.

Nezio es un no-concepto (no generalizador, no identitario, no positivista) que se ha ido constituyendo en contra de las formas descriptivas y calificativas que únicamente demarcan su condición de víctima y de seres peligrosos. Es una voz viva entre la gente rebelde de Ciudad Nezahualcóyotl que se mueve y se usa en esto y aquello.

No sabemos con exactitud cuándo ni cómo surgió la voz popular “nezio”, más bien parece que se fue construyendo en diversos tiempos de forma colectiva y anónima para burlarse y escabullirse de la constante imposición exterior de reducirlos a parias. Nezio es sobre todo una mirada propia. Nombrarse “nezio” significa mirarse como ser humano, creador y creativo, como terco, rebelde y no dejado. Significa no obedecer a ideas y morales impuestas, rechazar y traspasar los nombres exteriores que los han reducido a marginados, indios, nacos, salvajes, subdesarrollados, ignorantes, irracionales, imprudentes, incapaces, etc., y convertirse en el portador de su propia voz[1].

En el lenguaje coloquial, necio significa alguien que es terco, testarudo, tonto, torpe, o imprudente. La palabra necio se relacionó históricamente en México con el indio con una fuerte carga dominante despreciativa desde la Colonia. Aún se escucha decir: “eres necio como un indio” para expresar que no entiendes, que no obedeces o que no haces caso de lo que se te dice. En ese sentido, la voz “nezio” empieza por burlarse y rechazar la carga despreciativa que viene desde la Colonia y de la cual la gente de Neza ha sido heredera, para después rechazarla, traspasarla y nombrarse como un sujeto creador y digno.

La carga dominante despreciativa que se construyó en torno a la gente que habitaba en Neza tuvieron como base hechos concretos.  Por ejemplo, la emergencia histórica de bandas o pandillas en los setentas y ochentas fue uno de los principales hechos que ayudaron a construir estos estereotipos. Bandas como Los Piolines, Gatos, Stones, Cipreses, Boxers, Cuchos, Mocambos, Ampayos, Hijos de Pérez, Mercenarios, Los del Portal o la 8B33 fueron en general formadas por aquellos niños que llegaron y nacieron en Neza en los cuarenta y cincuenta. Dentro de Neza estas bandas peleaban por delimitar los terrenos propios y los ajenos, y a las mujeres de la colonia o la cuadra, y hacia afuera, en las colonias del Distrito Federal, principalmente se dedicaban a robar cuando estaban drogados.

Sin embargo, hay dos asuntos de suma importancia que no se han dicho. Uno es porqué algunos pobladores de Ciudad Neza eran rateros, drogadictos y delincuentes. Respuesta nada sencilla que deberá buscarse en la configuración compleja de los modelos económicos, políticos y sociales durante su formación y el posterior neoliberalismo, pero mirando esta configuración y comprendiéndola desde los territorios considerados márgenes.

El segundo asunto que no se ha dicho, y más bien se ha ocultado, es que la gente ha construido diversos modos cotidianos y propios para salir de las condiciones de vida y traspasar las imágenes estereotipadas que caen sobre ellos[2].

Uno de ellos ha sido el no- concepto “nezio”, no como un concepto abstracto, externo y lejano sino lleno de un contenido concreto, dialéctico y contradictorio de rechazo y creación. Lo mismo creando centros culturales, expresiones artísticas propias, reconfigurado tradiciones y costumbres de sus lugares de origen y adoptando otras, o construyendo organizaciones educativas, artísticas, políticas y sociales contradictorias que buscan solucionar problemas comunes.  Ejemplo de ello fueron las organizaciones de grafiteros, poetas, educadores populares, organizaciones políticas y culturales de los oaxaqueños entre otras, que no han tenido una forma definida o legible para los que ven desde arriba: academicistas, políticos o reporteros.

Al autonombrarse, la gente común de Ciudad Nezahualcóyotl descubrió su capacidad creadora y una no- identidad digna frente a una identidad de exclusión y sumisión que aún hoy los persigue. Voltear a ver las historias de los nezios puede recordarnos que más allá de la humillación, la explotación, el despojo y la represión violenta que vivimos actualmente somos seres humanos, creadores y creativos capaces de organizarse para defender y crear vida digna.

[1] A su tierra, ellos mismos la han nombrado Nezahualodo, Nezahuapolvo en relación al fango que había en tiempos de lluvias y a las tolvaneras que se desataban en tiempos secos. Asimismo, por la constante migración a Estados Unidos se le ha nombrado Minezota y Neza York (Frikipedia, abril 2013; Román, 2012).

2 Testimonios nos permiten dar cuenta de estas imágenes estereotipadas: “los pobladores de Neza fuimos -durante décadas- señalados como gente inculta, pobre y viciosa” (Peralta 2003).  “… nos decían ¿no? Que éramos de Nezahualodo, los coyotes, los perros o sea que éramos lo último… la crítica de que Nezahualcóyotl era alborotador, maleantes, nido de rateros. Uno más “… cuentan mis familiares que se tenían que poner botas de esas de minero para poder salir d aquí a la Zaragoza, se iban caminando y se tenían que cambiar de zapatos allá para poder llegar un poco presentables a su trabajo (Testimonios en Neza radio, 2011).

La autora es profesora de la Universidad Iberoamericana Puebla.

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