Dos hechos violentos registrados en una sola semana en distintas partes del estado, la junta auxiliar San Francisco Totimehuacan en la capital poblana y el municipio de Huauchinango, en los que menores de edad fueron las víctimas; son muestra de la inseguridad que enfrenta la infancia, la cual se ha deteriorado por la impunidad y la falta de protección a la niñez. De acuerdo con información dada a conocer por la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), basada en cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), en el primer trimestre de 2019 ocurrieron 285 homicidios dolosos contra la población de cero a 17 años, es decir, 3.2 homicidios diarios. No son hechos aislados, la niñez es la etapa en el desarrollo humano que más violencia sufre en nuestro país.
Algunos medios de comunicación están aludiendo “tintes pasionales” en el homicidio de Juan Jesús N. de 13 Años; esto, léase bien, es un agravio a la persona humana de la víctima, a su dignidad. El Juez deberá realizar un análisis con perspectiva de género (condición de menor), de infancia y de adolescencia para sancionar al o los responsables. El único detenido hasta ahora es Gabriel N., con 20 años de edad, tío del menor asesinado. Debe considerase el uso del poder adultocentrista y violencia grave contra la niñez. El que los medios masivos de comunicación encabecen sus notas como crimen pasional genera en la opinión pública una idea de culpabilidad en la víctima al omitir su condición de menor. ¿Por qué lo omitimos? Porque seguimos pensando que la naturaleza biológica del cuerpo define la totalidad de la personalidad del ser humano. Si bien es biológicamente posible que un hombre de 13 años pueda sostener relaciones sexuales eso no implica que su condición de menor cambie, más allá de la biología están su situación mental, emocional, violencia en dinámicas familiares laxas y abusivas en los límites; perdemos la perspectiva de infancia y adolescencia al asumirlo como un macho que entra en el territorio de otro macho, tal cual animales en celo, así de retrógradas nos vemos al manifestar que una línea de investigación es la “pasional”. La testosterona no define la conducta de los hombres, ni los estrógenos determinan la de las mujeres, no podemos reducirnos a una sustancia química para explicar la totalidad del ser humano, un cúmulo de factores conforman la personalidad antisocial y las causas de victimización; la época violenta en que vivimos, la hipersexualidad a la que exponemos a la infancia, la exaltación de figuras delincuentes. En Juan Jesús N. su situación de vulnerabilidad, marginación, acceso a la educación, nivel socioeconómico, trabajo infantil; se sabe que trabajaba y vivía en la purificadora donde fue hallado su cuerpo. En el caso del menor de seis años asesinado en Huauchinango las líneas de investigación podrán irse hacia una venganza entre familias, una amenaza directa hacia la familia del menor, un ataque sexual con violencia homicida; los científicos forenses estarán determinando las causas para establecer mecánica de hechos y fundamentar la teoría del caso. Los niños son sujetos de derechos de interés superior, es decir la infancia y adolescencia deben ser cuidados bajo una visión de mayor importancia, es la única etapa considerada así por su relevancia en el futuro de la humanidad. En ambos hechos se expone la falla en la gobernanza, se requiere desde las administraciones de gobierno mayor énfasis y verdadero impacto en los contenidos de educación formal, informal, campañas informativas que construyan una real perspectiva de niñez y de esta forma las políticas públicas se materialicen en realidad social y se conviertan en realidad humana hasta que logremos pensar a los menores como sujetos en construcción y todos, sociedad y gobierno asumamos la responsabilidad en la forma de construir su entorno familiar y social.
Abigail Baez
@AbigailBaezSC