Marcelo Calvillo expone en Galería Aguafuerte de la Colonia Roma “Un buzo fuera del agua y otras calamidades”.
AE –Maestro: la generación a la que usted pertenece está influenciada por dos décadas fundamentales en la historia no sólo de México sino a nivel mundial: los años 50, los 60 y un poco más adelante, dos décadas más con toda una serie de cambios en lo deportivo, industrial, científico, más un avance tecnológico sin precedentes; la cultura del pop y sus derivados, que se mezcla con el movimiento hippie, las revueltas estudiantiles, Tlatelolco, la guerra de Vietnam y Camboya, la llegada a la luna y una serie de elementos circunstanciales que necesariamente debieron formarlo como adolescente y después como adulto. Hay huellas de todo este bagaje cultural en algunas de sus obras. ¿Cómo consigue insertar dentro de su discurso estos signos que bien puede percibir alguien de su generación?
MC –Como bien dices, toda esta cuestión del pop, de las revueltas civiles, sí me marcaron como generación y hoy, la mía, debería ser una generación ya adulta que tendría que estar más a la retaguardia, pero seguir siendo una generación rebelde. Dentro de la obra trato de sacar a relucir todas estas cuestiones; particularmente en esta exposición de Aguafuerte hay un aire muy nostálgico de recuerdos infantiles, como son las escafandras, que ya están en desuso, pero que me han dejado recuerdos, como son las primeras incursiones de los submarinos.
AE –En su obra se aprecian estos elementos como la escafandra, las cámaras…
MC –Lo que quiero transmitir ahí es la circunstancia que vivimos de la pandemia, es una alegoría respecto a cómo tuvimos y tenemos que vivir cubiertos de la cara; por ejemplo, las historias que conocimos de gente buscando oxígeno, etc. Es una manera de mostrarlo, no decirlo directamente, pero hacer alusión a todo ello.
AE –Hay en su obra mucha crítica política, social y de temas relevantes en nuestro tiempo. El artista puede constituirse como un testigo de su tiempo o como crítico del momento en el que vive. ¿Es su caso? ¿Está usted involucrado de manera política y social con su trabajo plástico?
MC –Sí. Creo que sí, no propiamente en esta última exposición, pero yo hice una investigación (Disertaciones Marinas, el mar como medio crítico) y en esa serie de cuadros tomé el mar como un pretexto para hablar de la política nacional e internacional, aunque claro, los problemas nacionales nos llegan más directamente, así que hago mucha alusión a la cuestión política; hasta antes de López Obrador la efervescencia política era muy grande. Esa similitud entre los movimientos masivos y el movimiento del mar era factible y desarrollé una serie de piezas donde hago crítica política; La obra habla a través de elementos, símbolos que aparentemente no tienen que ver.
AE –Siendo Licenciado en Comunicación Gráfica, me parece que en muchas de sus obras se adivina su formación gráfica. Si bien su trabajo plástico inicia más o menos a sus 20 años ¿considera que hoy está más influenciado por su formación académica?
MC –Sí, además de ser pintor, soy diseñador gráfico y evidentemente el trabajo dentro de los campos del diseño y la publicidad están tremendamente emparentados, siempre está presente lo que uno va desarrollando y evolucionando, nunca hay desperdicio; muchas cosas que aprendí de la ilustración y otras tantas del diseño están presentes, hay muchos recursos que incorporo a la obra pictórica.
AE –Existe una controversia de si el diseño gráfico es arte o puede desembocar en arte o si es únicamente una técnica; usted incorpora a su trabajo plástico elementos de la gráfica. ¿Cómo fusiona ambas disciplinas para establecer un diálogo?
MC –Siempre hay un diálogo entre la gráfica y la plástica; hay que tener claro que la finalidad de una cosa y otra apuntan a lugares distintos; podemos encontrar publicidad en los medios que llega a grados de valorarse, pero su finalidad no es hacer sentir al público, sino que compre algo; la del arte es hacer reflexionar, sentir; sin embargo, se pueden compartir medios, aunque los objetivos son distintos.
AE –Entiendo que la finalidad de la gráfica es comunicar y la de su propuesta artística es mover sensiblemente; al incorporar la gráfica a la plástica ¿usted pretende mover comunicando o comunicar para mover?
MC –Mi objetivo es hacer sentir a la gente; hay una pintura en Aguafuerte que se llama El voto del hambre, a eso me refiero con comunicar y hacer sentir, a la manera en cómo se manejan las elecciones en nuestro país; la pieza tiene un mar de estilo muy romántico y después le incorporo los colores de la bandera que caen al mar y luego unas tortillas con las huellas. Quizá los elementos podrían parecer un poco absurdos, pero si lo ponemos en el contexto de México ya entendemos cómo es que la obra tiene un discurso; ahí lo gráfico, que son las huellas y las tortillas, se mezclan con lo pictórico, son elementos de la gráfica que están incorporados en el plano plástico.
F/La Máquina de Escribir por Alejandro Elías
@ALEELIASG