Mucho se ha especulado sobre la visita de William J. Burns, director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA por sus siglas en inglés) a México, que si vino a preparar la llegada de la vicepresidenta Kamala Harris del 8 de junio o si vino a ver los avances en materia de control migratorio e incluso asuntos relacionados con el tráfico de drogas ilícitas, sin embargo la verdad nunca la sabremos a cabalidad ya que el gobierno federal y las mismas autoridades estadounidenses informarán en términos generales y en algunos casos recurrirán al lenguaje diplomático, sin descartar el uso de eufemismos para no herir susceptibilidades.

Para muchos seguidores de la autodenominada 4T ésta es la primera vez que un director de la CIA visita México dada la importancia del gobierno en turno, nada más falso que eso, ya que dicha agencia también lo ha hecho en administraciones anteriores, solo que con mayor discreción.

Tan bajo ha sido el perfil con el cual han viajado otros directores de la que es considerada la primera línea de defensa de los Estados Unidos, que solo algunos funcionarios de primer nivel han tenido la oportunidad de enterarse y sentarse en la misma mesa, por lo que varios de los que han salido a emitir sus opiniones solo se enteraron de oídas y en el mejor de los casos los vieron a lo lejos.

No es que sea malo que se informe de su visita al país, pero para quienes hemos sido analistas y directivos de inteligencia durante muchos años, sabemos que mientras menos personas se enteren más efectivo es el trabajo en términos de seguridad nacional y hemisférica, para uno y para otro país.

Es necesario recordar que en materia de inteligencia lo que se busca son certezas para una oportuna y puntual toma de decisiones, más que pruebas y evidencias ya que de esas se encargan los fiscales y jueces.

Entrando de lleno a los puntos que posiblemente hayan abordado, destaca la inestabilidad política que se pueda generar una vez concluidas las elecciones y que podría tener repercusiones en la convivencia entre ambos países. Es muy probable que cada delegación haya presentado su prospectiva con la intención de encontrar puntos en común en los que se pueda trabajar de manera conjunta.

En esta tesitura es muy probable que se haya analizado el papel de los grupos de poder y cárteles de la droga en el incremento de la violencia política previa a las elecciones y que los Estados Unidos hayan ofrecido una mayor colaboración en un marco de respeto a la soberanía de México.

Al respecto habría que aclarar que hacia finales de la administración de Felipe Calderón, la CIA adquirió un papel más protagónico y un poco más abierto en materia de combate al narcotráfico, sin sustituir a la DEA y haciendo partícipe al FBI en esa nueva etapa.

Este es el punto en el cual podría estar la clave del viaje del director de la CIA a México, ya que la DEA y en menor proporción el FBI y ATF (Buro para el Control del Alcohol, Tabaco y Armas de fuego por sus siglas en inglés) han visto deteriorada su imagen luego de que el presidente de México arremetiera en contra de ellas y amenazara con expulsar a sus agentes por no haberle advertido sobre la detención del general Salvador Cienfuegos en los Estados Unidos y que generó una serie de desencuentros, así como reclamos por parte del ejército al titular del ejecutivo.

Me atrevo a pensar que la visita del director William J. Burns a México tuvo un papel conciliador que permitirá reiniciar la cooperación entre México y Estados Unidos en materia de intercambio de información e inteligencia y que la llegada de Kamala Harris encontrará mejores condiciones que las que prevalecían hasta antes de la visita de este alto funcionario a México.

Por supuesto que el encargo que el gobierno de Estados Unidos le confirió al director de la CIA no demerita que haya tocado todos los temas de interés para su país y que en los próximos días veamos una mejora en la relación que vaya más allá del reclamo por un supuesto financiamiento a Mexicanos Contra la Corrupción y el caso de “Rápido y Furioso” y que incluso el tema Manuel Bartlett Díaz y su relación con la muerte del agente de la DEA Enrique Camarena  Salazar en 1985 pueda ser abordado sin causar tanto escozor, antes de que vaya a generar un conflicto mayor.

Por lo demás, otros directores de la CIA como Leon Panetta (2011) y David Petreaus (2012) han estado antes en México y su visita ha sido igual de productiva pero menos difundida a través de los medios de comunicación, solo se enteraron los que se debían enterar.

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