La población LGBTTTIQ+ más afectada por el suicidio son los adolescentes y después los adultos jóvenes, se infiere ausencia de recursos psicológicos e independencia personal y una sensación de pertenecer a una minoría sexual sin respaldo. En México el 24 por ciento de la población con diversidad sexual presenta suicidio, la ideación suicida es más alta entre lesbianas y hombres trans.
El suicidio es una conducta que está en el pensamiento social, algunas familias lo experimentan por razones diversas que no están vinculadas con antecedentes genéticos, tampoco hereditarios ni congénitos; es una construcción social. Se tendrá como opción si dentro del núcleo familiar se desvaloriza la vida, si existe violencia física o psicológica grave o cualquier conducta que no dé lugar al respeto y dignidad del ser, modelos familiares que sostienen roles sexistas inflexibles para hombres y mujeres donde no hay lugar a las expresiones diversas, estos modelos de familia obligan a sus integrantes a cumplir con los estereotipos esperados, “ en esta familia los hombres son mujeriegos” una frase que puede parecer graciosa pero que genera autorechazo en aquellos que se reconocen con una orientación sexual distinta. Actualmente muchas personas siguen relacionando la orientación sexual como causa del suicidio, no se suicidan por ser gays, se suicidan por el rechazo que sufren al interior de sus familias si éstas son homofóbicas, transfóbicas o misóginas; estos núcleos familiares son espacios donde las frases excluyentes se convierten en factores estresantes que impactan negativamente su autoestima. El uso de un lenguaje discriminativo no les permite construir la suficiente fortaleza psicológica para enfrentar a una sociedad que los acosa, los excluye y continúa utilizando la burla para referirse a ellos y ellas. La familia que no se convierte en una red de apoyo les coloca en una posición de vulnerabilidad pues les asume como seres que tienen un defecto, los padres se culpan por suponer que cometieron un error en la crianza, lo que impide darles un lugar de respeto y dignidad en el sistema. El suicidio no es una conducta que se presente en todos los seres humanos incluso en algunos enfermos mentales diagnosticados con psicosis, en trastornos del ánimo como la depresión profunda y el trastorno de ansiedad generalizado no es una constante, puede o no suceder. La importancia de comprender la diversidad sexual es fundamental para otorgarles un espacio seguro donde experimentar su vida, no se requiere terapia familiar, ni se requiere asistencia de un psicólogo o psiquiatra para comprenderlo, basta con acceder a través de cualquier dispositivo electrónico a los conceptos básicos de identidad de género, orientación sexual, preferencia sexual y demás expresiones de su orientación afectiva. Si alguno de los integrantes de nuestra familia presenta una orientación distinta a la heterosexual no es producto del contagio de los amigos, no deriva de una decepción amorosa con el sexo opuesto, por lo tanto no puede revertirse con terapias de conversión que son sumamente agresivas orillándolos a experimentar una contradicción sin respuesta donde no encuentren soporte al no lograr cambiar los sentimientos propios y se opte por renunciar a la vida. Tener la apertura para entender que en esta época existen la libertad y la igualdad suficientes para expresar nuestra diversidad sexual bastará para dar respaldo a nuestros hijos e hijas y la ideación suicida no será una elección, lo único que requieren son espacios igualitarios en el trabajo, en las escuelas y en los ambientes sociales que les permitan manifestarse como cualquier individuo socialmente adaptado. No sólo se vive, se existe.
Abigail Baez
@AbigailBaezSC