El nuevo infierno panista en Puebla está que arde y ya volvió a enfrentar a sus líderes, quienes se disputan, esta vez, la dirigencia estatal y su renovación.
Son tres los tiradores, quienes ya empezaron a mover sus fichas para intentar quedarse con el lugar que debería dejar -en el mes de noviembre- la actual presidenta del Comité Directivo Estatal, Genoveva Huerta Villegas, quien se aferra al cargo.
Los gallos son: Rafael Micalco Méndez, ex dirigente y actual diputado local electo; Marcos Castro Martínez, quien representa al grupo del presidente municipal electo de Puebla, Eduardo Rivera Pérez; y la misma Genoveva, quien pretende reelegirse.
La lógica política, por las circunstancias actuales del PAN, apuntaría que tendría que ser Lalo Rivera quien lleve mano en la designación del nuevo dirigente, por ser hoy el estandarte político del albiazul en la entidad; sin embargo, en el actual comité no lo piensan así.
De hecho, se está haciendo todo lo posible para bloquear la avanzada de Marcos Castro y que sea Genoveva la que repita como dirigente al frente de su partido, eso sí, con la venia del líder nacional del PAN, Marko Cortés Mendoza, quien también pretende perpetuarse en su posición.
¿Qué tan sana -en el ámbito local y nacional-, o insana, será la reelección en el PAN?
¿Estarán de acuerdo los panistas en que se reelijan Marko y Genoveva?
¿Qué dirán los panistas poblanos de todo esto?
¿Escuchará la dirigencia estatal a su militancia, o se pretende imponer la voluntad de alguien?
¿Es conveniente que se enfrente el PAN a estas alturas?
¿No tendrían que estar trabajando en equipo para empezar a construir el 2024?
¿A poco se van a enfrentar con Lalo?
Y es que el edil electo ya demostró que cuenta con la simpatía de los panistas poblanos, de la militancia y el voto duro, por lo que si nuevamente nos apegamos a la lógica entonces él tendría que llevar mano en la renovación.
La designación del nuevo dirigente depende ya de la negociación.
Ya lo veremos.
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Vaya sorpresa el nombramiento de Armando Ríos Piter, mejor conocido como el Jaguar, ex senador de la república, ex candidato independiente presidencial y ex dirigente del partido Fuerza por México en la CDMX, como el nuevo rector de la Udlap.
Y es que el Jaguar sabe jugar en las áreas políticas y teje fino, sí, pero ¿tiene experiencia y/o conocimiento para dirigir una institución como la Udlap?
Al menos ya desmintió que tenga un doctorado, porque ya se andaba trompicando su presentación por las filtraciones, trascendidos y demás comentarios sobre él en radio pasillo.
Nadie le puede negar a Ríos Piter que tiene preparación y formación académica, pero de eso a experiencia como titular de una institución como la poblana que ahora dirigirá parece que no.
La llegada del famoso Jaguar a la Udlap resulta polémica, porque sus primeras acciones y promesas parecen más una vacilada o un mal chiste que la acción de alguien con tablas en temas de academia y administración educativa.
El retiro de la policía de las instalaciones de la Udlap no es un logro sino una necesidad ante la disputa por la que atraviesa la nueva administración de la institución y los aún representantes de la Fundación Universidad de las Américas.
Y otra promesa hueca parece ser el reinicio de las actividades de la Udlap, el regreso a la normalidad y a las clases de los estudiantes, eso no es un favor más bien una obligación que ya era inminente.
Ojalá que la comunidad estudiantil de la Udlap logre la paz y tranquilidad que merece, que requiere y que desea, pues el único logro de Ríos Piter para convertirse en rector parece que es la amistad y confianza que le tiene el gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta.
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