Aunque el gobierno del estado, a través de la Secretaria de Medio Ambiente, Desarrollo Sustentable y Ordenamiento Territorial, juró y perjuró que las obras ejecutadas por el Ayuntamiento de Puebla, para la rehabilitación y remodelación del zócalo de la ciudad, fueron suspendidas, la realidad dice otra cosa.

Un grupo de trabajadores -a la vista de todos- continúa laborando en el lugar, sin el menor recato.

Y para comprobarlo basta que la titular de medio ambiente del estado, Beatriz Manrique Guevara, se ponga a trabajar y recorra la plancha del zócalo, donde los empleados, quién sabe si municipales o particulares, siguen laborando.

Trabajando en la sustitución de lajas, cortando piso, puliéndolo, interviniendo esculturas, la Fuente de San Miguel y revocando la orilla de las bancas de hierro que se ubican en el principal atractivo turístico que tiene la ciudad, donde se concentra el mayor número de turistas, locales e internacionales.

Lamentablemente, y a pesar de que las obras en el centro histórico continúan por disposición, también, quién sabe de quién, el zócalo está hecho un desastre.

Habrá que recordar que el Ayuntamiento de Puebla, a través de Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), encargó a la empresa Galber S.A. de C.V. el mantenimiento y rehabilitación del zócalo, obras que contemplaban 9 áreas.

Los trabajos de recuperación en el zócalo incluían la restauración de 4 musas, 8 floreros con pedestal, 65 bancas, 34 lámparas con base dragón, la Fuente de San Miguel, el Monumento al Sitio de Puebla y la escultura de Puebla de los Ángeles.

Para ello, el Ayuntamiento de Puebla cercó con un muro de madera toda la plancha del zócalo; sin embargo, posteriormente, el gobierno del estado, a través de medio ambiente, supuestamente clausuró y detuvo los trabajos debido a que no contaban con los permisos de impacto ambiental, principalmente para el retiro de las lajas de la plancha que al final sí fueron sustituidas.

Es una  lástima que los poblanos tengamos un zócalo en las condiciones que se encuentra hoy el nuestro, a pesar de toda su belleza arquitectónica, de su historia y de toda su grandeza.

Me disculparan los lectores, pero al zócalo le partieron la madre.

El retiro de lajas es evidente, mismo que no se concluyó y quedó a la mitad, por lo que la diferencia de materiales se nota de inmediato en el color, la forma, el tamaño y muchas otras características en el material que fue retirado y el que fue colocado.

El zócalo de Puebla es un completo basurero, las estatuas, imágenes y/o monumentos siguen con pintas, cubiertos en partes y disque protegidos con corrales de madera, los cuales sólo sirven como basureros.

¿No le dará pena al gobierno de Morena haber abandonado y destrozado la fachada principal de la ciudad, con la que se vende prácticamente todo el estado en materia de turismo?

Con razón Claudia Rivera Vivanco y la 4T perdieron la elección.

La señalética, la nomenclatura, los cestos de basura, las ya inservibles casetas telefónicas, las marcas viales, los anuncios que dan cuenta de la historia de los portales, así como los horrendos estanquillos de periódicos, que más bien son tienditas ambulantes, dan pena y son un verdadero asco.

No es posible que en tres años nadie se haya dado cuenta de que el zócalo de Puebla, el monumental e histórico, la imagen del estado, la postal con la que se vende, insisto, requería un rescate urgente.

¿Qué carajo hizo entonces el gobierno de la ciudad en tres años de gobierno?

Y si a esto agregamos las afectaciones que han sufrido fachadas, monumentos aledaños, el mobiliario urbano y las casonas que están prácticamente abandonadas por la mala situación económica la cosa se pone peor.

Aún, también, falta mencionar el ambulantaje, la contaminación urbana -visual y auditiva-, la falta de una cultura de cuidado al medio ambiente, a todo el entorno urbano del primer cuadro de la ciudad, así como la opacidad de la autoridad para resolver el problema de las ratas que viven en los jardines del zócalo.

Nuestro centro histórico y en particular el zócalo son una calamidad.

Y todos los poblanos también somos responsables de ese desastre, y tenemos parte de culpa, por no exigir a las autoridades respuestas y acciones concretas de beneficio para la ciudad.

El reto para Eduardo Rivera Pérez, edil electo de Puebla, sin duda, es grande.

Ya veremos qué hace.

poncharelazo@yahoo.com.mx

En twitter: @poncharelazo

Facebook: Alfonso González

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