Antes que pensar en el financiamiento y sostén de las radios comunitarias, indígenas, rurales o sociales en nuestro país, las organizaciones o particulares que han emprendido con esta labor de comunicación, deben considerar la importancia, relevancia y necesidad que tienen las entidades representadas, principal y fundamentalmente en torno a su libertad de expresión, pues en concreto, se trata de radiodifusoras definidas a partir de tres aspectos que la caracterizan: que es una actividad sin fines de lucro, que la comunidad tiene el control de la propiedad y que se caracteriza por la participación de la sociedad, así es como lo concibe incluso la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC), una de las principales organizaciones que hace un par de semanas pidió al Presidente de la República que ponga atención en la supervivencia de las que también son llamadas “radio de resistencias”.

El comunicador, capacitador radiofónico e impulsor de las radios comunitarias en Latinoamérica José Ignacio López Vigil, escribió en su “Manual urgente para radialistas apasionados” que el primer desafío de una emisora con responsabilidad social es “amplificar la voz de la ciudadanía y, de esta manera, legitimarla socialmente. Que la gente hable en nuestras radios, sea para protestar por un abuso o para pedir una canción romántica. Que participen en un debate sobre la clonación genética o en un concurso de chistes. Doblemente se gana: el locutor aprende a escuchar y el oyente a hablar. Nada nos humaniza más que el diálogo, la palabra. Hasta Dios, cuando quiso definirse, se llamó Verbo, Palabra”.

Y es que en México, los 417 radiodifusores que han obtenido un permiso para el uso de frecuencias abiertas, demandan un derecho constitucional para obtener recursos económicos de los presupuestos estatales o que se les permita comercializar sus espacios, tal cual lo hacen las estaciones comerciales, pues reclaman que los transmisores, el pago de la luz, la renta e insumos generales, tienen el mismo costo para ellos; olvidan que gestionar una radio comunitaria es todo un desafío que requiere de experiencias, habilidades, conocimientos y herramientas, pues básicamente éstas, surgieron sin recursos, sobreviviendo de lo que la propia comunidad aportaba y ese debe ser el reto constante: mantenerse vivos, a pesar de no contar con los recursos convencionales, ni el apoyo del Estado.

La sostenibilidad de una organización es la posibilidad de darle continuidad a un proyecto. Involucra la capacidad que tiene un grupo humano de mantener en funcionamiento la radio y hacerla crecer; se trata de influir en la opinión pública, de la no conformidad, de consenso y expansión de la democracia. La AMARC agrega que la radio comunitaria “es un proyecto sostenible, cuando puede procesar los cambios que se producen en el exterior. Es decir, cuando puede adaptarse a nuevas realidades, aunque éstas le sean adversas”.

La existencia y sostenibilidad de estas radios es una condición indispensable para que existan medios que permitan el ejercicio de los derechos de libertad de expresión, acceso a la información, comunicación y autodeterminación. Además, son esenciales para reflejar la pluralidad de voces, lingüística, contextos y realidades de la nación mexicana.

También es importante mencionar que los medios comunitarios e indígenas responden con mayor facilidad a las necesidades de comunicación de los contextos en los cuáles se desarrollan, por lo que cuentan con la posibilidad de transmitir contenidos locales o pertinentes a su población. Además, son una pieza fundamental para responder en contextos de riesgo o de desastre, lo que los convierte en una pieza clave para la seguridad y el desarrollo de estas comunidades.*

Sin duda, es necesario reducir las barreras al acceso para obtener concesiones mediante una política pública que promueva un ambiente habilitador en el que se incentive el desarrollo de la diversidad y pluralidad, eliminando las barreras existentes y generando capacidades de sostenibilidad a largo plazo; pero mientras eso sucede y esperamos la voluntad política de las instituciones de gobierno y el interés de los poderes legislativos a nivel nacional, la radio comunitaria tendrá que ser fiel a ese principio de resistencia para mantenerse activos en el principio de sobrevivir de las contribuciones comunitarias, trabajar con voluntarios y utilizar tecnología de bajo costo.

*Información consultada del proyecto: “Radios Comunitarias e Indígenas en México: Acceso a frecuencias de radio y medios de sostenibilidad”, elaborado por la UNESCO en 2019.

Nos escuchamos la próxima, en tanto tenga usted, ¡muy buen día!

Facebook: Omar Espinosa Herrera

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