El pasado 30 de Julio se conmemoró el Día Mundial Contra la Trata de Personas. En nuestro país, son las mujeres adolescentes de entre 12 y 17 años el grupo más vulnerable a este delito. Según cifras del Registro nacional de Personas Desaparecidas y no Localizadas (RNPDNO) y de la Comisión Nacional de Búsqueda, cada día desaparecen 9 mujeres de estas edades.
Desde el 2006 cuando el entonces presidente Felipe Calderón inició su guerra contra el narco el número de mujeres desaparecidas fue en aumento; la demanda de féminas mientras más jóvenes mejor como objetos sexuales para los integrantes del narco que cada vez eran más, provocaron el incremento en las desapariciones. Además, los grupos delictivos encontraron un buen negocio en las redes de trata y se fueron adueñando de ellas.
Una de las principales redes es bien sabido que pasa por Puebla, teniendo su “centro de operaciones” en Tlaxcala y abarcando el Estado de México, la Ciudad de México, Morelos y Guanajuato.
Aunque una forma efectiva para enganchar a las adolescentes y posteriormente secuestrarlas para integrarlas a las redes de trata es, valga la redundancia, mediante las redes sociales usando como método enamorarlas, es común enterarse a través de los medios de comunicación de chicas que son levantadas en plena calle.
Hace unos meses me contaba una vecina que a su hija la siguió un coche una mañana después de salir de casa rumbo a la escuela a escazas calles de donde vivo; ella comenzó a caminar rápido y logró llegar a la avenida principal donde logró subirse de inmediato a una unidad del transporte público, pero se llevó un gran susto.
Recuerdo que hace como 20 años, una vecina del edificio donde vivía estuvo a nada de que la subieran a un auto; si no hubiera sido porque un señor que iba caminando por el mismo parque a tan temprana hora de la mañana comenzó a gritar y correr para auxiliar a la chica, seguramente se la hubieran llevado, pero los gritos causaron alarma en los maleantes y afortunadamente la soltaron.
¡Qué miedo que ambos casos hayan ocurrido tan cerca de mis rumbos aunque con tanto tiempo de diferencia! ¡Qué temor llegar a convertirse en parte de la estadística de mujeres desaparecidas! Porque aunque como ya mencioné las adolescentes son las más vulnerables a ser secuestradas, cualquier mujer corre el riesgo.
Otra de las principales causas de desaparición de mujeres en México es la violencia que sufren en sus hogares; según datos del RNPDNO, cada vez hay más casos de féminas que deciden huir de la violencia que viven en casa. Cuando se comprueba que su desaparición fue por esta razón, las autoridades evalúan si es viable que regresen a casa o si se les busca otra opción para vivir con algún familiar.
Sea la causa que sea, la emisión de la Alerta Amber es crucial para aumentar las posibilidades de hallar con vida a las mujeres desaparecidas, pero lamentablemente muchas veces las autoridades desestiman la desesperación de las familias, sobre todo en el caso de las adolescentes, argumentando que seguro se fueron con el novio (que igual puede ser que lo hagan para huir de la violencia en casa). Y sí ha habido varios casos así pero no por ello deben generalizarse; hacer eso pone en riesgo la vida de muchas mujeres. Cada minuto es crucial en su búsqueda y localización.
Ya veremos cómo pinta lo que resta del año, porque en la primera mitad ya van 1026 féminas desaparecidas, la mitad de la cifra total del 2020 que fue de 2073.
Nos leemos el próximo lunes.
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