Esta semana arranca oficialmente el proceso de renovación en la rectoría de la BUAP, cargo que es ocupado actualmente por Alfonso Esparza Ortiz, y quien deberá cederlo el próximo 4 de octubre a su sucesor o sucesora para el periodo 2021-2025.
Para ello, hoy se celebrará la VII Reunión del Honorable Consejo Universitario 2021, en su quinta sesión extraordinaria, en la que será emitida la convocatoria correspondiente, por parte de la Comisión Estatutaria de Legislación Universitaria del máximo órgano de gobierno de la institución.
La orden del día del citado consejo está integrada por 4 puntos, incluido el dictamen emitido por el grupo encargado de enlace y seguimiento con respecto al proceso para la sucesión del rector.
Esta sesión del consejo toma relevante importancia debido a que se ha querido polemizar con respecto a la renovación del Consejo Universitario o no -antes de la elección de rector-, debido a que sus integrantes debieron concluir sus funciones en marzo pasado, pero por la pandemia y el Covid-19 esto no fue así.
Sin embargo, los tiempos ya corrieron y hoy por hoy es inminente el proceso para suceder ya en el cargo a Alfonso Esparza, quien tendría que ampliar su gestión al frente de la BUAP si se quisiera renovar al máximo órgano de gobierno de la BUAP antes que al nuevo rector o rectora.
Así es.
Y es que si esto se pretendiera, entonces la BUAP tendría que empezar a organizar elecciones para la renovación del consejo, analizar las condiciones, armar la convocatoria, lanzarla, etcétera, y ya no hay tiempo para ello.
Ahora que, si las voces que piden a gritos suspender la elección del rector, para primero designar al nuevo consejo, no han pensado que esto generaría mayor gasto, más tiempo, más recursos, y ampliar el rectorado de Alfonso Esparza, tendrían que meditarlo.
Especulando en ese escenario, entonces la pregunta sería ¿por cuánto tiempo se tendría que ampliar el periodo del rector Esparza, por medio año, por uno, por dos, o por cuantos?
¿Sería conveniente?
En lo personal, me parece que no, ya no hay condiciones para ello.
Así que lo más útil es que se convoque ya la elección para elegir al nuevo manda más de la máxima casa de estudios del estado, cosa que las voces discordantes en la institución deben entender.
Suficiente ruido se ha hecho en torno a la vida universitaria de la BUAP, por la pandemia y por la relación que Alfonso Esparza mantiene con el estado y con la federación.
Otro tema que será abordado en la sesión del Consejo Universitario, también polémico, es el voto electrónico que se aprobará para llevar a cabo la elección de rector o rectora, y no presencial por la pandemia y el riesgo que conlleva la concentración de personas.
La medida es lógica debido a que las restricciones en materia de salud lo ameritan, además que la BUAP no es nueva en esta modalidad pues ha llevado a cabo más de 60 elecciones mediante voto electrónico durante los últimos años.
No se pretende llevar a cabo una elección sacada de la manga porque simple y sencillamente las leyes universitarias no lo permiten.
Por cierto, la lista de candidatos se ha reducido a tan sólo tres aspirantes: Lilia Cedillo Ramírez, ahora ex directora del Centro de Detección Biomolecular de la BUAP, pues ayer por la tarde renunció a su cargo para esperar la convocatoria y buscar la rectoría; Guadalupe Grajales Porras, ex secretaria general, quien fue removida de su cargo por adelantare a los tiempos e intentar ganar tiempo en la búsqueda del mismo cargo; y Francisco Vélez Pliego, ex director del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades (ICSyH), quien busca en cada renovación la rectoría.
Habrá que esperar ahora las bases de la convocatoria para saber quién cumple el perfil, y quien competirá por la rectoría de la BUAP para el periodo 2021-2025.
Eso sí, ya se dice entre la comunidad universitaria que la futura candidata a vencer es ni más ni menos que la Dra. Lilia Cedillo.
Y, seguramente, esta misma semana empezarán los pronunciamientos a su favor.
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